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Historias de la Liga (jornada 14)

Uno que salió bien. El Alavés está viviendo una temporada bastante diferente a la de la pasada. Recién ascendido, planificó su plantilla con cesiones de uno y otro lado hasta conformar un equipo competitivo y, con Pellegrino al mando, con estilo definido. Nadie te asegura que los préstamos de futbolistas salgan bien (sobre todo si son jóvenes), pero al Alavés le funcionó. Theo se convirtió en uno de los laterales de la Liga, Marcos Llorente en el mejor recuperador del torneo, Camarasa en un llegador peligroso, Deyverson en un goleador nato…

El Alavés acabó noveno, a 24 puntos de la zona de descenso, y fue finalista de la Copa del Rey. A estas alturas ya contaba con 17 puntos, ocho más que ahora. Hasta esta jornada, el cuadro vitoriano era colista y Abelardo se estrenaba en Girona como tercer entrenador en cuatro meses. Empezó perdiendo 2-0. Su equipo no parecía dar muestras de reacción. Y aquellos que llegaron cedidos no parecían estar a la altura de las expectativas. Enzo Zidane, Bojan, Medrán, Hector Hernández, Munir… todos excepto uno. Alfonso Pedraza.

 

 

El cordobés, prestado por el Villarreal, está siendo de las pocas noticias positivas del Alavés. Extremo que brilló con fuerza en la cantera amarilla y en la selección española sub-19 (campeona de Europa en 2015), ganó experiencia en Lugo y Leeds la pasada temporada antes de aterrizar en Primera División. Zubeldía le empezó a poner de lateral, posición que limitaba su desborde, y De Biasi le sentó en el banquillo en ciertos partidos, para el asombro de muchos. En su debut ante el Real Madrid, entró en el 66′ y reactivó el ataque teniendo las dos ocasiones más claras para el empate: Ambas se fueron a la madera.

Contra el Éibar no jugó un solo minuto (ni Bojan, ni Medrán) y De Biasi lo pagó con derrota y destitución. Abelardo tampoco lo incluyó en su primer once. Lo sacó en el 71, ya con el marcador muy desfavorable. Él solo fabricó el 2-1 y provocó el penalti del 2-2. La fe del Alavés se agrandó de tal manera que en el último minuto logró la victoria en un contraataque épico. Difícil que volvamos a ver a Pedraza en el banquillo.

Mérito del Getafe. El Valencia, que hace tan solo una jornada empataba contra el Barça y hasta pudo ganar, que todavía no había perdido un solo partido y tenía la oportunidad de colocarse a solo dos puntos de la cabeza y dos más por delante del Madrid, con superioridad numérica desde el 25′ por expulsión de Arambarri… Pero acabó perdiendo. Acabó un punto más lejos del Barça. Acabó la mejor racha de su historia, en el momento menos oportuno y esperado.

 

 

Pero no nos centremos en el que perdió, sino en el que ganó. El equipo dirigido por José Bordalás ya es octavo tras sumar tres partidos sin perder. En una plantilla sin demasiados lujos, el técnico alicantino está sacando petróleo. La pareja Jorge Molina-Ángel, marcado diferencias. Markel Bergara ya lleva más goles con el Getafe en 14 partidos que en más de 140 con la Real Sociedad (y más que Cristiano y Benzema juntos esta temporada). No es el cuadro azulón un equipo vistoso por su juego ni adalid de la precisión (es el conjunto con menor número y calidad de pases de las cinco grandes ligas), pero tiene fondo físico (cómo sino ganas un partido con 10 al segundo de la Liga), sabe defender y como guinda, cuenta con la mejor versión de Vicente Guaita. Tremendo su paradón en el lanzamiento de falta de Parejo.

Una gran aparición. El Villarreal perdió en Leganés y sumó su segunda derrota (y remontada en contra) consecutiva. Pero si algo puede sacar de positivo en los últimos partidos, con la plantilla atenazada por las lesiones, es que cuenta con (otro) valor en la cantera amarilla. Y no, no estamos hablando de nuevo de Alfonso Pedraza, sino de Daniel Raba. Apenas unos partidos han bastado para darse cuenta de que tiene un futuro prometedor.

El cántabro llegó al Submarino en 2014 procedente del Bansander (Juvenil, División de Honor). A sus 19 años había despertado el interés de Celta, Levante y el mismísimo Real Madrid, entre otras cosas por su faceta goleadora (47 goles en sus dos últimas temporadas). Dos años después hizo su debut en Segunda B, precisamente sustituyendo a Pedraza en un partido ante el Espanyol B. Su progresión ha sido fulgurante desde entonces, hasta el punto de debutar en todas las competiciones esta temporada y haber sido titular en todas ellas. No solo aportó su desparpajo, es que casi todo lo hizo bien.

 

 

Marcó un golazo en Astaná para igualar un partido que se puso cuesta arriba, fue clave en la remontada ante la Ponferradina y en Butarque marcó su primer gol en Primera División. No valió para sumar ni un punto, pero con las lesiones de hombres como Cheryshev y Castillejo, se está ganando un puesto en la banda derecha. Queremos seguir viéndole.

 

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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