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Hazaña canaria en la Supercopa

«Qué buenos son», pienso mientras veo comenzar la final de la Supercopa al Herbalife Gran Canaria frente al Barcelona en el Buesa Arena. «Cómo juegan los de amarillo». Defensa intensa, buen movimiento de balón, velocidad y efectividad en ataque, poco más se puede hacer.

Son muy buenos, y lo demuestran en la cancha, donde, desde el inicio, dejan claro que solo les vale saborear las mieles del éxito, nada de quedarse a las puertas como en la pasada edición de la Copa del Rey. Ya saben lo que es ser segundos, es momento de dar un paso adelante y lo dan.

El año pasado ya contaban con una gran plantilla, llevada por un gran técnico como Aíto García Reneses, pero esta temporada, no se quedan atrás, y dirigidos por otro entrenador de garantías, como Luis Casimiro, se han reforzado para ser un serio aspirante a los grandes cocos del baloncesto español (Barcelona, Real Madrid, Baskonia).

Estrellas consagradas en Europa, como el americano con pasaporte macedonio, Bo McCalebb; un base explosivo como pocos, una joven perla estadounidense como el alero Royce O’ Neale, con facultades para dominar en la liga, o un interior inconmensurable cerca del aro, tanto atacando como defendiendo, cuyo nombre es Richard Hendrix, han dado, junto a otras incorporaciones, un salto importante de calidad a la plantilla del conjunto canario, y buena prueba de ello la tenemos en el resultado de esta Supercopa.

Quien nos diría al comienzo de la misma que ganarían, y sobre todo, que lo haría de esta manera.

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Tras una pretemporada sensacional, logrando victorias abultadas en cada uno de sus duelos, el Gran Canaria se plantó en Vitoria para dejarse la piel en la pelea por el título, y gracias a ello obtuvo inmejorables frutos.

En semifinales, con seriedad y solidez todo el partido, apoyados en un rebote ofensivo imparable para el Baskonia, y la anotación de otro «fichaje» estelar esta temporada, como fueron los 24 puntos de Kyle Kuric, certificaron en el último cuarto su pase a la gran final (84-80), dejando en la cuneta al anfitrión.

No estaban de broma y lo habían demostrado, ahora quedaba la final, ante el Barcelona, que venia de ganar a un Real Madrid con muchos nombres importantes.

No fue fácil, ni mucho menos, sudaron tinta china para acabar conquistando el trofeo (a pesar de ganar por 20 puntos, 79-59) ante el combinado blaugrana, rompiendo un maleficio que duraba seis años, seis ediciones consecutivas, en las que Real Madrid y Barcelona se repartían la Supercopa por turnos. No obstante, es el quinto equipo que suma a sus vitrinas, las cual estrena, este trofeo, tras los nombrados anteriormente, Joventut y Baskonia.

Nadie en la Península era capaz de arrebatarles ese honor, por lo que tuvo que venir de fuera, de las islas, el encargado en completar la hazaña y quitarles el torneo a los dos colosos.

Una gran gesta, y una gran historia que contar a los nietos para la afición canaria, pero una historia que no se queda aquí, pues este torneo sirve como aviso para los grandes, para hacerles saber que si la máquina se mantiene engrasada durante todo el curso, no será la última vez que David tumbe a Goliat. El Gran Canaria está llamando a la puerta con fuerza, y le abran o no, dará mucha guerra en esta campaña de la que restamos días para su comienzo.

Mucho pío pío es lo que vamos a oír este curso, y sin duda, que no paremos de escucharlo, pues todos los aficionados al baloncesto, lo vamos a pasar muy bien con este Gran Canaria.

Foto principal: ACB

Story Sport Creador de @juegodemicros

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