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Fútbol femenino

Hayley Raso, superación e ilusión por el Mundial 2023

A Hayley Emma Raso (1994), la vida le ha dado un par de golpes. Uno de ellos, en su espalda, pudo haber detenido su carrera. Consiguió, tras una larga recuperación, volver a hacer algo a lo que uno no da importancia hasta que no sufre una lesión o accidente como el suyo: caminar con normalidad. Medio año después volvió a marcar un gol con la combinación verde y dorada de su país: Australia.

Su selección – conocidas como las Matildas en honor a la popular canción del país oceánico Waltzing Matilda; y desde 2008 con Westfield precediendo a este apodo por la compañía patrocinadora –, serán junto a las Football Ferns de Nueva Zelanda las anfitrionas del Mundial 2023. Gianni Infantino anunció el pasado día 25 que los dos países se encargarán de organizar la novena cita mundialista, reconocida por la FIFA. La campaña As One con la inversión conjunta ha ayudado a que lo consiguieran. La víspera de la decisión aparecieron las fotografías de las jugadoras sobre las bóvedas de la Ópera de Sídney, la construcción expresionista de Jorn Utzon. Tanto el edificio como ellas se han convertido en emblema Aussie. Ese mismo día se cumplieron ocho años del debut de Hayley con la absoluta, dorsal 16.

En el plano internacional no han conseguido pasar de cuartos en un Mundial, aunque ganaron en 2010 la Copa de Asia, y en 2018 quedaron segundas, continente donde hay dos reinas mundialistas: China y Japón. Australia es un país de tan solo 25 millones de habitantes y aunque el fútbol, o soccer, no es el primer deporte estamos ante una generación de jugadoras convertidas en estrellas por su calidad, y con gran repercusión mediática. Estados Unidos era el destino soñado por todas.

En el caso de Hayley, comenzó en Palm Beach Soccer Club, un centro amateur. Fue presentándose a pruebas en otros lugares, y acabó siendo admitida en la academia del Canberra United como juvenil. Hay algo que, desde pequeña, la ha distinguido. Comenzó a llevarlo porque se fijó en que los ojeadores la recordaban, aparte de por su juego, por este detalle: la chica del lazo. Y es que siempre sale al campo con una cinta de color, en conjunto con su equipación, en su coleta. De ahí que la apodaran ‘Ribbons’ (que significa lazo en inglés). Aunque también suscitó alguna mofa a lo que contestó que espera que se fijen en ella por su habilidad, y no por sus accesorios.

Pasó a Brisbane Roar, de su ciudad natal, otro club de la Primera división, y de ahí dio el gran salto a NWSL: primero en Washington Spirit y luego con las Thorns de Portland. Había alcanzado la cúspide del femenino cuando ocurrió un hecho que marcaría su vida. Un 25 de agosto, en un partido contra su primer equipo en suelo estadounidense, al intentar rematar de cabeza un balón, la portera rival clavó su rodilla en su espalda y le rompió tres vértebras. Se desplomó con un terrible dolor. Su padre estaba en las gradas y fueron a buscarle para que la acompañara.

Los que hemos sufrido algo similar sabemos el dolor que uno padece, y la angustia cuando te comunican que quizá no puedas volver a andar. Hayley Raso fue capaz de, a través de la rehabilitación, ir recuperando la movilidad de su columna y sus piernas. Apareció en silla de ruedas en el estadio y sintió el aprecio de todos los seguidores. Era una de sus favoritas incluso antes del accidente, pero su voluntad y esfuerzo por volver al césped hizo que la valoraran aún más. Regresó con el equipo y a los 18 minutos marcó, pero acabó siendo cedida de vuelta a Australia: al Canberra United y al Brisbane Roar.

Lo que no podía imaginar es que un entrenador escocés se había fijado en su buen hacer. Willie Kirk, después de pasar por un Bristol City de la Women’s Super League que descendió pero regresó rápidamente con él a la máxima categoría, y ser asistente de Casey Stoney en el recién creado Manchester United femenino, está ahora a cargo del Everton. En 2020 quiso contar con Hayley Raso para su plantilla. El mismo club donde, en su día, jugó uno de los jugadores más destacados de la selección masculina de Australia, los Socceroos, Tim Cahill.

Su llegada a Merseyside no ha sido como esperábamos, aún no hemos podido verla con la camiseta (y lazo) azul. Se rompió la nariz al mes de su llegada, en un partido clasificatorio para los Juegos Olímpicos. Y luego llegó la pandemia. Kirk quiso contar con ella porque conoce su historia personal: una jugadora que con solo 25 años tiene una gran madurez por haber jugado en grandes ligas, más de cuarenta apariciones con su selección, y que ha desarrollado una resiliencia y una forma de ver la vida que puede ayudar al colectivo.

Hayley Raso, en 2019, en un encuentro entre el Canberra United y el Brisbane Roar.

Al escocés le gusta utilizar extremos de su perfil. La reciente salida de la promesa Chloe Kelly, hace que Hayley pueda tener aún más peso. Es ágil y grácil, tiene las virtudes de una futbolista clásica y gran velocidad. Sabe desmarcarse y busca el espacio, y con compañeras como la centrocampista Lucy Graham puede funcionar muy bien. Además tiene facilidad para esperar detrás de la defensa y recibir los pases que envíen las laterales, dentro del 1-4-2-3-1 tipo de Kirk. Regatea con frecuencia, y con su destreza y llegada también puede ser la encargada de centrar para una compañera que espere en el área. Los tiros con su pierna derecha son precisos y fuertes. Igualmente, en defensa no le cuesta replegar gracias a su carrera y tiene muy buenos números en intercepciones y recuperaciones.

Raso es una más de la larga lista de australianas que han llegado a Inglaterra: Jacynta Galabadaarachchi el pasado verano al West Ham United, Sam Kerr al Chelsea, en enero Chloe Logarzo al Bristol City y Caitlin Foord al Arsenal. Hace dos días se produjo el fichaje de Ella Mastrantonio también para el Bristol. Hay mucha expectación por ver a las Matildas triunfar en Inglaterra, y a Raso en Walton Hall Park, el estadio donde jugará la sección femenina en la 20/21.

Con todo lo vivido, hay ganas de que sonría gracias a los tantos conseguidos. Con el recién descendido Liverpool, son las únicas representantes de la ciudad en la FAWSL, y existe una sensación muy positiva alrededor de este equipo. El Mundial 2023 puede ser el momento de su culminación a nivel internacional, y de sus compañeras de selección como anfitrionas y referentes del femenino.

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