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Halep, contra la historia

Constante,
trabajadora y perseverante. Son tres de los calificativos que mejor definen a
Simona Halep, la hasta hace unos días número 1 del tenis femenino. La rumana,
de 26 años, sigue viendo cómo un muro de cemento le impide levantar su primer
Grand Slam, aquel que ha acariciado en varias ocasiones, llegando a perder sus
tres primeras finales en torneos majors.
Dos en París, ante Maria Sharapova y Jelena Ostepanko, y otra, el pasado
sábado, en Melbourne, ante Caroline Wozniacki.

Es evidente
que, a cada final perdida, a cada oportunidad desperdiciada, la presión aumenta
sobre la jugadora de Constanza. Su leyenda negra crece y en un mundo tan
complicado como el de la WTA, en el que la igualdad es la bandera del circuito,
con al menos diez tenistas capacitadas para levantar Grand Slams en
prácticamente cualquier superficie, la historia se complica aún más. Ahora
bien, no es una situación inédita. Varios tenistas, masculinos y femeninos, han
pasado por este momento negativo. Algunos han conseguido revertir la situación.
Otros, se retiraron sin ese premio que tantas veces acariciaron. Los repasamos,
claro.

Desde que
arrancó la Era Open, allá por el año 1968, hasta cuatro tenistas masculinos
perdieron sus tres primeras finales de Grand Slam. Sin embargo, ninguno de
ellos se retiró sin, finalmente, levantar algún gran trofeo y llevarlo a sus
vitrinas. El primero de ellos fue el checo Ivan Lendl. Una leyenda de este
deporte. Cedió ante otros mitos como Borg o Connors en sus primeras tentativas,
llegando a desperdiciar sus primeras cuatro oportunidades. Pero a la quinta, en
una memorable final en Roland Garros, se llevó el título, venciendo en cinco
sets a McEnroe. Fue sólo el principio, pues le siguieron otros siete títulos de
Grand Slam.

El segundo
caso es el de Andre Agassi. El estadounidense perdió, ante Sampras, Gómez y
Courier, sus tres primeras finales. Era aún muy joven, pues apenas tenía 21
años, y a la temporada siguiente, logró ganar en Wimbledon. Curiosamente en su
superficie menos favorable durante su larga carrera. En esa final derrotó a
Ivanisevic, que es el tercer caso de este serial. El croata no sólo perdió esa
final con Agassi en 1992, sino también otras dos finales en Londres, en 1996 y
1998, ante Pete Sampras. En 2001, cuando superaba la treintena, bordeaba la
retirada, y sólo pudo entrar en el cuadro final gracias a una wild-card, el bueno de Goran levantó el
trofeo con el que había soñado toda su vida. Una de las historias más bonitas
de la historia del tenis.

El último
jugador en estar en esta situación sigue en activo. Se trata de Andy Murray.
Predestinado a ganar desde su época junior¸
el escocés tuvo que convivir con la maldición de Gran Bretaña en los Grand
Slams: desde 1938, con Fred Perry, ningún británico ganaba un grande. Y el
pobre Andy perdió sus cuatro primeras finales. Las tres primeras, sin ganar un
solo set. La cuarta, ante un inmenso Federer en Wimbledon. Dos meses después de
llorar en la Central de Londres, Murray superó sus fantasmas y derrotó a
Djokovic en un thriller de cinco sets
en Nueva York.

El tenis
femenino también ha vivido historias de superación en las que Simona Halep se
puede inspirar. La primera, en términos cronológicas, tiene a Jana Novotna,
fallecida el pasado mes de noviembre, como protagonista. Perdió sus tres primeras
finales de Grand Slam, con un marcador ajustado y ante tres mitos (Seles, Graf
y Hingis). Un año después de hincar la rodilla por tercera vez, el destino le
regaló lo que llevaba toda la vida esperando: el título de Wimbledon. Más
reciente es el caso de la belga Kim Clijsters, que desperdició sus cuatro
primeras oportunidades -tres de ellas ante su compatriota Justine
Henin-Hardenne-, pero, curiosamente, no volvió a perder una final: ganó las
cuatro que disputó, quedando en el recuerdo como una gran campeona.

Ahora bien,
la historia también recoge la otra cara de la moneda. Hay tres casos de
jugadoras que, habiendo perdido sus tres primeras finales, nunca saborearon la
gloria. La checa Helena Sukova cedió cuatro finales en los años 80, aunque
siempre ante leyendas como Evert, Navratilova y Graf. En su consuelo le queda
que logró hasta nueve Grand Slams en dobles. Años más tarde, la estadounidense
Mary Joe Fernández también perdió tres finales a principios de los 90, contra
Graf y Seles, aunque sí levantó majors
en dobles y fue campeona olímpica. El caso más extraño -y reciente- es el de
Dinara Safina. Finalista de tres Grand Slams antes de cumplir los 23 años, la
rusa se diluyó tras su tercera derrota, pues no volvió siquiera a disputar una
final WTA.

Estos
precedentes son los que tranquilizan y presionan a Halep. Pasar a la historia
como una historia de superación y perseverancia o quedar en el recuerdo como
una gran competidora que se quedó a las puertas. A su favor tiene que es joven
y que no tiene a una Steffi Graf o Martina Navratilova que le vaya a cerrar de
forma constante las puertas de la gloria. En contra, que llega una horda de
jóvenes tenistas que le pueden pasar por encima si siguen pasando los años y
las ocasiones. El tiempo dirá.

Vigués residente en Barcelona. Escribo en Sphera Sports y en VAVEL. Descubrí a Federer y luego me aficioné al tenis. ¿O fue al revés?

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