Síguenos de cerca

Fórmula 1

Gran Premio de España: Dos malos hermanos y un holandés volador

Leía por ahí que cada cuarenta años llega a Barcelona un holandés que lo revoluciona todo. Y no se equivocaban. Max Verstappen ha escrito hoy una de las páginas más brillantes de la historia de la Fórmula 1 al ganar el Gran Premio de España y convertirse en el piloto más joven en conseguir vencer una carrera de la máxima categoría del automovilismo. Con solo 18 años, Max es el primer holandés en ganar un Gran Premio y el segundo, después de su padre Jos, en subirse a un podio. Y todo lo ha hecho en medio de una marabunta de críticas por su precipitado ascenso y por la falta de tacto de Red Bull con Kvyat. Con una frialdad más propia de un veterano que del adolescente que es, el nuevo genio de la Fórmula 1 sorteó todas las trabas, desde la rueda de prensa del jueves hasta los ataques de un Kimi Raikkonen que no veía tan cercana una victoria desde épocas pretéritas. Si, Max fue más lento que Ricciardo el sábado y fue beneficiado al recibir la estrategia óptima por parte de su equipo, pero eso no empaña ni un poco la brillante actuación de un novato en estas lides. Y cuidado, porque un servidor que ya lleva años de Formula 1 no ha visto casi nunca, me atrevería a decir nunca, a un piloto con tanto impacto desde el principio. En su favor jugará su tremenda velocidad y todo el apoyo de un gigante como Red Bull, para los que a partir de ahora Verstappen pasa a ser la niña de sus ojos, en su contra jugará que su increíble talento ha caído en la época en la que menos importa el piloto. De hecho, nada de esto hubiese pasado sin la pelea de dos malos hermanos que hicieron lo que más enfurece a papá, romperle sus juguetitos. Porque lo de Verstappen será flor de un día, pero el accidente entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg va a cambiar la historia no solo de esta temporada, sino de muchas de las posteriores.

Lewis Hamilton puede haber sellado hoy su destino como piloto de Mercedes. Si ya antes de esta carrera tenía un pie fuera del equipo alemán y el mundial casi perdido, ahora se podría decir que ambas situaciones se le han complicado aún más. En este deporte, tener siempre el reglamento en la cabeza y saber aplicarlo hasta sus límites es casi tan importante como ser capaz de llevar el coche deprisa. Es una faceta en la que Rosberg ya había demostrado alguna vez ser superior a su compañero, y hoy le ha dado una lección decisiva que le puede valer el título. El alemán y líder del certamen ha cerrado a su compañero, que de nuevo ha salido mal, de la forma más dura posible centro del reglamento, y Hamilton ha picado el anzuelo como un novato, yéndose al césped y dilapidando así el poco feeling que le quedaba con su equipo. Los dos coches fuera un día que iba encaminado a un doblete fácil es lo peor que le puede pasar a Mercedes, y lamentablemente es Hamilton el culpable del incidente. El inglés parece desquiciado, como descolocado por no ser capaz de superar a un piloto al que tuvo totalmente dominado en 2015. Lewis tiene ganas, lo intenta, pero un nuevo KO en Mónaco, circuito donde Rosberg ha ganado las tres últimas veces, podría hacer que Lewis se rindiera. Con el equipo volcaron a favor de un título de Rosberg, parece que los días de Hamilton en Mercedes están contados y ya comienzan a salir multitud de rumores que colocan al tricampeón en otra parte.

Con tantas sorpresas, el foco de atención principal, que era la actuación de los españoles ante su público, ha quedado un poco relegado, aunque no por ello pierde mérito. Especialmente la carrera de Carlos Sainz, que ha machacado todo el fin de semana a un hundido Daniil Kvyat y ha conseguido la sexta posición, llegando a rodar tercero durante las primeras vueltas. El madrileño hizo una salida excepcional y mantuvo un gran ritmo toda la carrera, aunque quizá la estrategia le perjudicó algo y le hizo perder una posición con Bottas. De la victoria de Verstappen también sale reforzado Carlos, ya que adquiere valor que el español haya conseguido estar siempre tan parejo a las actuaciones del nuevo chico estrella de la Fórmula 1. Por su parte, Fernando Alonso tuvo que abandonar por un problema mecánico cuando estaba consolidado en la zona de puntos. El asturiano tuvo una mala salida que le relegó detrás de Button, lo que fue catastrófico para él ya que McLaren no le permitió recuperar la posición. Bloqueado tras su compañero, terminó abandonando por avería pero con buenas sensaciones, ya que logró por primera vez en esta andadura entrar en la Q3 del sábado. Si la fiabilidad no traiciona en Mónaco, Fernando Alonso podría darnos una gran alegría dentro de dos semanas en un trazado que se adapta a las mil maravillas a su coche y a su pilotaje.

Por último, no querría desaprovechar esta oportunidad de hacer enemigos para recalcar lo mucho que me irrita la actitud de Sebastian Vettel, al cual parece ser que ni tan siquiera se le puede intentar adelantar. Hoy, cuando Ricciardo lo intentó de forma agresiva, ya que su coche es inferior en velocidad punta, el alemán volvió a lamentarse de ello por la radio, utilizando su ya típico y especialmente pedante “honestly”, que para nada se ajusta a lo poco honesto de sus llantos. Lo cierto es que hoy, con los Mercedes fuera, Sebastian Vettel tenía que haber ganado esta carrera, por tener el mejor coche y por, en teoría, ser el mejor piloto de Ferrari. Sin embargo fue tercero y gracias a un inoportuno pinchazo de Ricciardo al final, que privó al australiano de volver a poner a Vettel en el apuro de tener que luchar cuerpo a cuerpo contra alguien. Honestly Sebastian, preocúpate de la soba que, de momento, te está dando Kimi Raikkonen, y que sería aún mayor si no te lo hubieses llevando por delante en China. Porque honestly, Sebastian, por muchos balones que tires fuera, ahí el que la pifió fuiste tú.

Montijo, 1991. Periodista. Extremeño y culé que pasa la vida en tierra hostil. La Fórmula 1 no es un deporte, ni falta que hace. Messi es un perro.

Comparte la notícia

No te lo pierdas

Más sobre Fórmula 1