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Villarreal

Golear para sonreír

Soldado no es feliz. No es feliz porque no marca goles. Su obligación. Llevaba desde el 28 de agosto sin anotar -frente al Espanyol, en un partido donde además dio una asistencia-. Las lesiones de Adrián y Bakambu le allanaron el camino a la titularidad, ya asegurada, eso sí, a base de sacrificio. Pero las portadas se las llevaba un Leo Baptistao en un gran estado de forma. Suyos fueron los goles decisivos para que el Submarino se colocara líder de la Liga BBVA, mientras Soldado luchaba, cumplía, pero no con su deber.

Casi dos meses después. Roberto marcó. Ante el Dinamo Minsk, ya con 2-0 en el marcador y en una jugada en la que Denis Suárez le deja completamente sólo contra el portero. El valenciano se deshace del guardameta y el balón besa las redes como tantas veces lo hizo en tiempos mejores. Soldado lo sabe. Por eso no celebró el gol. Porque el Villarreal se gastó casi 16 millones en su fichaje, sin reducir su ficha, haciendo un esfuerzo económico que ahora debe traducirse. Y Soldado, que empezó la temporada como un tiro, que ha marcado más de 100 goles en Primera División y cuyo gran estado de forma le llevó a la selección española, no las enchufa como antes. Al menos por ahora.

Para colmo, retorna Bakambu de su lesión, y antes de volver a retirarse por una posible recaída, le da tiempo para firmar dos goles y encarrilar el partido ante los bielorrusos. Roberto no se lo cree, porque los dos goles del congoleño han sido prácticamente a puerta vacía. ¿Dónde estaba él entonces? Su rol ya no es de ‘9’ puro, al menos en algunos partidos. Recibe más atrás, conecta más con los centrocampistas casi que con sus compañeros de ataque. Y se aleja más del gol, su obligación, su deber.

Ante el Dinamo Minsk se quitó una mosca cojonera que llevaba tocándole la oreja mucho tiempo. Demasiado. Un gol de ariete puro y un buen pase entre líneas para crear el cuarto, obra de Bailly. Este Soldado tiene más recursos, es más asociativo, más  solidario en el esfuerzo. Pero la afición mide su rendimiento por sus goles. Y Soldado, también. «Estoy contento a medias. No estoy contento por mi rendimiento», señaló el ariete al término del partido.

Marcelino cree que una de las razones de su bajón llegó a raíz de la excesiva acumulación de partidos debido a la lesión del resto de sus compañeros en la delantera. «Nos hubiera gustado que descansara más, pero por una serie de inconvenientes ha tenido que jugar muchos minutos. Esperemos que este gol aumente su autoestima». La única forma de que Soldado recupere la autoestima es haciendo goles. Solo así sonríen los delanteros.

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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