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Girona 2-1 Real Madrid: lo mejor, lo peor y las notas

Envuelto en la incertidumbre sobre la posibilidad del aplazamiento en las jornadas previas a su disputa, el encuentro entre Girona FC y el Real Madrid finalmente se disputaría con normalidad, con un ambiente festivo en las gradas de Montilivi, ante la visita del actual campeón de Liga y de Europa. Un conjunto el dirigido por Machín que había llevado a dificultades a todos y cada uno de los visitantes que habían pasado hasta la fecha por su feudo y que trataría de complicar también la victoria a un conjunto madridista que se presentaba como favorito, con la presión añadida de la victoria lograda el día anterior por el líder y eterno rival blanco, el FC Barcelona.


La puesta en escena del conjunto local fue intensa, aplicando intensidad a su fútbol, tratando de agobiar en la presión al rival, ahogando la salida madridista y ejerciendo presión sobre la portería local, aunque las ocasiones de peligro real no llegaban. El Real aguantaba el arreón sostenido por la calidad técnica de Isco Alarcón, que dejaba detalles de calidad en cada una de sus apariciones con balón. Sin embargo, la primera ocasión clara fue de Maffeo, que estrelló un magnífico disparo al palo largo en el palo tras haber superado a Casilla. En la contra de dicha jugada, Ramos daba salida al balón y encontraba a Benzema en el medio, que condujo hasta llevar el balón a Cristiano Ronaldo. El portugués se habilitó para el disparo desde la frontal, soltó un latigazo que Bono despejó en semifallo e Isco, rápido al rechace, abría el marcador y daba ventaja al Madrid. Tercer tanto para el malagueño en Liga, esta vez para otorgar ventaja en el encuentro a los merengues.

El gol, lejos de minar el ímpetu local, lo mantuvo fiel a su plan, aunque con el paso de los minutos, los de Machín iban perdiendo fuerza en la presión y con ello facilitando la salida de balón merengue, que sin embargo, se complicaba en la misma a través de errores no forzados, quizá de exceso de confianza. Sin embargo, rebasaba con mayor facilidad la presión y se presentaba con mayor asiduidad en las inmediaciones del área local. Así, en el minuto 25 Modric recuperaba en la medular, encontraba a Benzema en el costado derecho y el centro del francés era rematado por Ronaldo a las manos de Bono, que esta vez sí atrapó el balón y evitó segundas oportunidades. El Madrid paulatinamente encontraba rendijas en la medular, y cuando la rebasaba, la sensación de peligro iba en aumento. Pero el Girona no se rendía. Una preciosa jugada combinativa terminó con el balón en el carril izquierdo. Aday colocaría un centro medido tras recibir de Pere Pons y Portu cabeceaba de espaldas al palo largo. El destino del remate, por segunda vez en el partido, la madera. La suerte se aliaba con Casilla, que había hecho la estatua. Desde entonces, hasta el final, alternativas en el juego y ausencia de ocasiones en un primer tiempo de ritmo trepidante, imprecisiones por ambos bandos e incertidumbre en el marcador.


Un primer acto que escenificó una vez más la capacidad del Real Madrid de convertir el descontrol en virtud, de aparentar comodidad ante encuentros en los que carece de la iniciativa total y en los que se aleja del dominio del ritmo del encuentro. Un equipo que no precisa sentirse dueño para sacar provecho y ventaja de su fútbol, producto de la inmensa calidad técnica de sus futbolistas.


La renaudación se presentó trabada, aunque con el Girona insistente en su presión. El Madrid parecía estar más cerca del gol, sin embargo, en una jugada aislada de Pere Pons tras saque de banda, el esférico llegaba a Stuani que, tras una finta de calidad sobre Nacho, que había sustituido a Varane por lesión al descanso, alojaba el balón en la red y llevaba el empate al marcador. Un tanto que probablemente hacía justicia a los méritos de ambos hasta entonces y que obligaba al Madrid a establecer una marcha más al encuentro y ponía a Marco Asensio a calentar en la banda.Tan sólo tres minutos después, en una contra, Portu en fuera de juego ponía por delante al equipo local y llevaba la locura a Montilivi. La infracción no fue señalada por los colegiados y la ventaja del Girona era real. Inesperada, mas real.

La grada coreaba el toque de sus futbolistas y al Madrid le costaba reaccionar, encontrar la calma necesaria para dinamitar el encuentro. Conceptos a priori opuestos aunque necesarios ante una remontada. Marco Asensio y Lucas Vázquez iban a ingresar en el terreno de juego para tratar de ensanchar el campo y amenazar al Girona, cuya retaguardia vivía tranquila en el segundo acto. Se retiraban los laterales, Marcelo y Achraf, en una apuesta decididamente ofensiva que constituía un riesgo a la altura de la importancia que cobraba la remontada. Inmediatamente, a la contra, Stuani tuvo el 1-3 en sus botas, aunque su remate se marchaba desviado. Desde entonces, el Madrid tocó arrebato, pero continuó acusando el desencuentro de Ronaldo con el gol. El goleador portugués no encuentra facilidad para anotar y su equipo lo sufre. Lo hace observando como el título se aleja, y lo hace de forma preocupante y prematura. La causa, más allá de la diferencia de puntos, estriba en las sensaciones. Unas sensaciones que, en el caso del Girona, del equipo de Machín, fueron realmente extraordinarias. Pundonor, entrega, orden. Fe. La carta de presentación de un equipo que desde hace años demuestra su categoría digna de élite.

LO MEJOR: una vez más, la convicción del Girona en su plan, la fe en sus posibilidades y la entrega absoluta de cada una de las piezas de Machín.

LO PEOR: el desorden madridista, su incapacidad para dominar el encuentro y, como colofón, la ausencia de una histórica pegada que parece haber abandonado a los blancos en la presente temporada.

JUGADOR SPHERA (MVP): Portu, un incordio constante, peligro vertiginoso en el ataque del Girona.

[sc name=»futmondo_puntos» TITULOMODULO=»Puntos Futmondo» LOCALNOMBRE=»Girona» LOCALPUNTOSTITULARES=»Bono (4), Juanpe (6), Bernardo (6), Muniesa (6), Aday (6), Maffeo (7), Pere Pons (7), Granell (7), Portu (9), Borja García (6), Stuani (6)» LOCALPUNTOSSUPLENTES=»Timor (5), Kayode (5), Mojica (5)» VISITANTENOMBRE=»Real Madrid» VISITANTEPUNTOSTITULARES=»Casilla (4), Achraf (5), Sergio Ramos (5), Varane (7), Marcelo (4), Casemiro (7), Kroos (5), Modric (5), Isco (8), Cristiano Ronaldo (5), Benzema (4)» VISITANTEPUNTOSSUPLENTES=»Nacho (4), Marco Asensio (5), Lucas Vázquez (5)» ]

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Envuelto en la incertidumbre sobre la posibilidad del aplazamiento en las jornadas previas a su disputa, el encuentro entre Girona FC y el Real Madrid finalmente se disputaría con normalidad, con un ambiente festivo en las gradas de Montilivi, ante la visita del actual campeón de Liga y de Europa. Un conjunto el dirigido por Machín que había llevado a dificultades a todos y cada uno de los visitantes que habían pasado hasta la fecha por su feudo y que trataría de complicar también la victoria a un conjunto madridista que se presentaba como favorito, con la presión añadida de la victoria lograda el día anterior por el líder y eterno rival blanco, el FC Barcelona.


La puesta en escena del conjunto local fue intensa, aplicando intensidad a su fútbol, tratando de agobiar en la presión al rival, ahogando la salida madridista y ejerciendo presión sobre la portería local, aunque las ocasiones de peligro real no llegaban. El Real aguantaba el arreón sostenido por la calidad técnica de Isco Alarcón, que dejaba detalles de calidad en cada una de sus apariciones con balón. Sin embargo, la primera ocasión clara fue de Maffeo, que estrelló un magnífico disparo al palo largo en el palo tras haber superado a Casilla. En la contra de dicha jugada, Ramos daba salida al balón y encontraba a Benzema en el medio, que condujo hasta llevar el balón a Cristiano Ronaldo. El portugués se habilitó para el disparo desde la frontal, soltó un latigazo que Bono despejó en semifallo e Isco, rápido al rechace, abría el marcador y daba ventaja al Madrid. Tercer tanto para el malagueño en Liga, esta vez para otorgar ventaja en el encuentro a los merengues.

El gol, lejos de minar el ímpetu local, lo mantuvo fiel a su plan, aunque con el paso de los minutos, los de Machín iban perdiendo fuerza en la presión y con ello facilitando la salida de balón merengue, que sin embargo, se complicaba en la misma a través de errores no forzados, quizá de exceso de confianza. Sin embargo, rebasaba con mayor facilidad la presión y se presentaba con mayor asiduidad en las inmediaciones del área local. Así, en el minuto 25 Modric recuperaba en la medular, encontraba a Benzema en el costado derecho y el centro del francés era rematado por Ronaldo a las manos de Bono, que esta vez sí atrapó el balón y evitó segundas oportunidades. El Madrid paulatinamente encontraba rendijas en la medular, y cuando la rebasaba, la sensación de peligro iba en aumento. Pero el Girona no se rendía. Una preciosa jugada combinativa terminó con el balón en el carril izquierdo. Aday colocaría un centro medido tras recibir de Pere Pons y Portu cabeceaba de espaldas al palo largo. El destino del remate, por segunda vez en el partido, la madera. La suerte se aliaba con Casilla, que había hecho la estatua. Desde entonces, hasta el final, alternativas en el juego y ausencia de ocasiones en un primer tiempo de ritmo trepidante, imprecisiones por ambos bandos e incertidumbre en el marcador.


Un primer acto que escenificó una vez más la capacidad del Real Madrid de convertir el descontrol en virtud, de aparentar comodidad ante encuentros en los que carece de la iniciativa total y en los que se aleja del dominio del ritmo del encuentro. Un equipo que no precisa sentirse dueño para sacar provecho y ventaja de su fútbol, producto de la inmensa calidad técnica de sus futbolistas.


La renaudación se presentó trabada, aunque con el Girona insistente en su presión. El Madrid parecía estar más cerca del gol, sin embargo, en una jugada aislada de Pere Pons tras saque de banda, el esférico llegaba a Stuani que, tras una finta de calidad sobre Nacho, que había sustituido a Varane por lesión al descanso, alojaba el balón en la red y llevaba el empate al marcador. Un tanto que probablemente hacía justicia a los méritos de ambos hasta entonces y que obligaba al Madrid a establecer una marcha más al encuentro y ponía a Marco Asensio a calentar en la banda.Tan sólo tres minutos después, en una contra, Portu en fuera de juego ponía por delante al equipo local y llevaba la locura a Montilivi. La infracción no fue señalada por los colegiados y la ventaja del Girona era real. Inesperada, mas real.

La grada coreaba el toque de sus futbolistas y al Madrid le costaba reaccionar, encontrar la calma necesaria para dinamitar el encuentro. Conceptos a priori opuestos aunque necesarios ante una remontada. Marco Asensio y Lucas Vázquez iban a ingresar en el terreno de juego para tratar de ensanchar el campo y amenazar al Girona, cuya retaguardia vivía tranquila en el segundo acto. Se retiraban los laterales, Marcelo y Achraf, en una apuesta decididamente ofensiva que constituía un riesgo a la altura de la importancia que cobraba la remontada. Inmediatamente, a la contra, Stuani tuvo el 1-3 en sus botas, aunque su remate se marchaba desviado. Desde entonces, el Madrid tocó arrebato, pero continuó acusando el desencuentro de Ronaldo con el gol. El goleador portugués no encuentra facilidad para anotar y su equipo lo sufre. Lo hace observando como el título se aleja, y lo hace de forma preocupante y prematura. La causa, más allá de la diferencia de puntos, estriba en las sensaciones. Unas sensaciones que, en el caso del Girona, del equipo de Machín, fueron realmente extraordinarias. Pundonor, entrega, orden. Fe. La carta de presentación de un equipo que desde hace años demuestra su categoría digna de élite.

LO MEJOR: una vez más, la convicción del Girona en su plan, la fe en sus posibilidades y la entrega absoluta de cada una de las piezas de Machín.

LO PEOR: el desorden madridista, su incapacidad para dominar el encuentro y, como colofón, la ausencia de una histórica pegada que parece haber abandonado a los blancos en la presente temporada.

JUGADOR SPHERA (MVP): Portu, un incordio constante, peligro vertiginoso en el ataque del Girona.

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