El Getafe descendió a Segunda de forma sorprendente, de la misma forma que ha sorprendido, en cierta manera, los 12 años que ha conseguido mantenerse en la élite a pesar de formar parte de un pequeño municipio de Madrid, a pesar de contar con un campo eternamente vacío y a pesar de problemas económicos evidentes. Fueron 12 temporadas de auténtico milagro.
¿Las claves de este desbarajuste? El Getafe llegó a estar a diez puntos del descenso al concluir la primera vuelta, pero firmó la peor actuación de cualquier equipo en la segunda y no fue capaz de ganar en el partido más importante ante un Betis ya salvado. La falta de gol, la escasa aportación de buenos jugadores como Pedro León (solo resurgió al final), Medrán (lesionado gran parte de la temporada) o Scepovic (llegaba con vitola de goleador y solo marcó seis goles). Los fichajes de invierno (Álvaro Pereira y Goitom) apenas jugaron por lesión y resultaron ser un fiasco, mientras que dos hombres con muchos partidos en el Getafe a sus espaldas (Alexis y Lafita) dejaron en el vestuario un vacío imposible de llenar.
Posición: 19º (36 puntos)
Balance: 9 victorias, 9 empates y 20 derrotas. 37 goles a favor, 67 en contra.
Dato: El Getafe no marcó en 16 de los 38 partidos de Liga (casi la mitad), convirtiéndose en el segundo equipo menos goleador (tras el Betis).
El mejor: Pablo Sarabia. En el peor año del Getafe en Primera, ha dado por fin el salto que se le intuía cuando fichó procedente del Real Madrid Castilla hace ya cinco años. Fue el jugador más desequilibrante, el más incisivo, el más clarividente cerca del área y hasta el máximo goleador del equipo. 7 goles y 6 asistencias para un jugador que ya suena para equipos como el Villarreal. Su sitio no está en la Liga Adelante.
Máximo goleador: Pablo Sarabia (7 goles)
Once con más minutos: Guaita; Damián Suárez, Vergini, Cala, Roberto Lago; Lacen, Juan Rodríguez, Pedro León, Sarabia, Víctor Rodríguez; Álvaro Vázquez.
Temporada: El inicio de campaña del Getafe fue tan irregular como las anteriores temporadas. Fran Escribá llegó con la vitola de salvar al Elche durante dos temporadas consecutivas, logrando sacar máximo rendimiento a plantillas de perfil bajo. Con un equipo a priori más técnico, muchos soñaban con una temporada ilusionante. Sin embargo, al técnico valenciano le costaría implantar su filosofía más de lo esperado.
En la cuarta jornada, tras tres dolorosas derrotas, el Getafe vio la luz. Tumbó a un inoperante Málaga con un gol a los dos minutos de juego y se acabó el partido. Desde entonces, los azulones comenzaron a creer en sí mismos y en Escribá. Dieron la talla en el Calderón, golearon a Las Palmas y Levante y firmaron un valioso empate en Vigo antes de caer estrepitosamente en el Pizjuán (5-0). La racha que vino después -una sola victoria en nueve jornadas- acercó al equipo madrileño a puestos de descenso.
Entonces la montaña rusa volvió a rodar, y el Getafe logró remontar el vuelo. Tres victorias seguidas le catapultaron a la décima posición, a diez puntos del descenso. Nadie podía imaginar que, pasada la primera vuelta, este equipo fuera a descender a Segunda División.
Pero entonces, la montaña rusa se estrelló contra el suelo. Entre el 17 de enero y el 20 de abril, los azulones no consiguieron ganar un solo partido. El balance es desolador: 13 partidos, 11 derrotas, 2 empates, 5 goles a favor y 33 en contra. Pasaron de ser décimos a ser colistas en tres meses agónicos. Escribá fue despedido tras 12 de aquellos partidos.
La llegada de Esnáider, conocedor de la casa, motivó en cierta forma a los futbolistas, que si bien cayeron de forma rotunda ante el Real Madrid (1-5) lograron ganar en Anoeta (1-2) y Riazor (0-2), empatar ante el Valencia (2-2) y ante el Sporting (1-1) para depender de sí mismos en la última jornada.
Ante un Betis ya salvado, los azulones desperdiciaron la oportunidad. Cayeron 2-1, con un jugador menos y una cruel sensación de impotencia. Sporting y Rayo hicieron sus deberes y el Getafe se despidió de Primera División tras doce años de milagros.