FC Barcelona

Febrero definitorio

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Llegamos a un febrero de lo más comprimido. No solamente por la menor cantidad de días que atesora el segundo mes del año, sino por la sensación de ‘viaje sin frenos’ que afronta el FC Barcelona en un calendario especialmente duro a nivel físico y mental. La dificultad física es obvia: ocho partidos en un mes exacto, con solo una franja ‘limpia’ de partido intersemanal y con participación en un tramo decisivo en las tres competiciones. Y precisamente ahí está la dificultad a nivel mental: la calidad de la mayoría de los rivales que, por caprichos del calendario, se enfrentan al conjunto azulgrana este mes de febrero va a exigir lo máximo en cada enfrentamiento.

En Liga, una consigna que todos compartimos es la de intentar entrar en el mes de marzo consiguiendo, por lo menos, mantener la renta de puntos de la que gozamos actualmente. Más allá del (a priori) asequible partido en el Camp Nou contra el Valladolid, partido al que precisamente llegaremos más descansados, habrá que poner toda la carne en el asador para salir victorioso de tres estadios que siempre te exigen lo máximo en el campeonato doméstico. La plantilla y cuerpo técnico deberán encontrar el equilibrio individual y colectivo entre el desgaste y la eficacia para que los partidos en San Mamés, Sánchez Pizjuán y Santiago Bernabéu acaben de forma favorable, teniendo en cuenta lo fatigado que puede estar el equipo al tener que atender de la mejor forma posible todo lo que irá sucediendo en otras competiciones.

Estos focos paralelos no son otros que la Copa del Rey y la Champions, que empieza a asomar la cabeza reclamando la atención que le corresponde ante el inicio de su fase más decisiva. En nuestro caso, con un partido en Lyon que habrá que afrontar de la forma más ordenada y pragmática posible. En Copa, cualquier atisbo de mínima dosificación deja de tener sentido en el momento en que el sorteo de semifinales determina que habrá que ganar una eliminatoria al Real Madrid para acceder a la final.

En definitiva, necesitamos combinar a la perfección dosis de sobriedad, pragmatismo, eficiencia y éxito para avanzar hacia el tramo marzo-abril con el billete hacia una final situada en el horizonte, el avance hacia unos cuartos de final europeos que necesitaremos superar de una vez por todas y la posibilidad de mover y combinar de la forma más saludable posible las piezas de este complejo puzzle que conocemos como ‘plantilla del primer equipo’. No solo se trata de superar este mes de febrero con éxito (algo que ya ha pasado en las últimas temporadas), sino que hay que hacerlo sin que el desgaste que habrá supuesto no nos acabe penalizando más adelante. En esto último habrá que centrar esfuerzo, estrategia, tono físico y planificación. 

En este artículo no me quiero centrar ni me atrevo a apostar por alineaciones en partidos concretos o bajo qué planteamiento habría que afrontarlos. Las lesiones, amonestaciones, estados de forma, carga de minutos o el propio contexto que cada partido va a tener en función del anterior conforman un auténtico rompecabezas que el cuerpo técnico deberá resolver para ser altamente efectivos en cada partido. Solamente añadiré que me encantaría estar en su lugar. ¿Será difícil? Seguro. ¿Hay posibilidades de equivocarse? También. ¿Puede que nos toque decir adiós a alguno de los títulos? Ojalá que no, pero nunca se sabe. Pero por encima de todo, tener la oportunidad de subir un tourmalet de este calibre es algo apasionante para cualquier persona y equipo. Algo que todo gestor de plantillas quiere y debe vivir, y que puede servir para que todos podamos comprobar (en situaciones en las que no habrá grises ni términos medios) hasta qué punto es merecedor del cargo que ocupa. 

Como me gustaría estar en tu lugar en este febrero tan definitorio, Ernesto. Y estoy seguro de que no soy el único. Así que, por encima de todo y como persona que ocupa un puesto así de deseado y privilegiado, disfrútalo.

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