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Evitar el conformismo

El Villarreal está
subido en una montaña rusa esta temporada. Capaz de ganar en el Santiago
Bernabéu por primera vez en su historia, o remontar al Atlético en diez
minutos, o vencer en Mestalla… Pero también de estrellarse contra equipos como
Levante, Deportivo, Alavés o el colista, el Málaga.

El Submarino cayó en La
Rosaleda practicando un fútbol pobre, impropio del nivel que se exige en
Primera División. El cuadro local enlazaba 14 jornadas sin ganar. Su último
triunfo databa del año pasado, en diciembre. Tras encajar el gol de penalti,
apenas hubo reacción. El Villarreal se encontró sin ideas, sin profundidad, sin
crear una sola ocasión clara de peligro.

¿Falta de actitud?
“Puedes perder contra cualquier rival, pero cuando uno no lo da todo o no es el
mismo…” empezó su rueda de prensa Javier Calleja. El equipo amarillo vive
partidos en los que desconecta y da la sensación de que cualquier tipo de
ambición se desvanece. Tras los varapalos sufridos las últimas temporadas en
Europa League… ¿Ha dejado de ser ilusionante clasificar cada año para este
torneo?

“Como partido es el peor
desde que llevamos aquí, con mucha diferencia”. Hemos perdido otros partidos
pero salimos con la cabeza alta, pero lo peor de todo es que no hemos sido el
Villarreal que teníamos que ser, no hemos sido nosotros mismos, nos hemos
dejado llevar. El equipo no ha tenido ambición”. Duro Calleja, consciente de la
oportunidad desperdiciada de distanciarse de Sevilla, Éibar o Girona. Ahora, hasta
el Betis se ha metido de lleno en la lucha.

Recuperar la ilusión es
clave para acabar esta temporada en puestos europeos. A falta de pocas jornadas
para el final, fallos ante rivales tan inferiores penalizan duramente. Nos
hemos acostumbrado a un Villarreal que cada año, con mejores o peores
sensaciones, se clasifica para la Europa League. Desde el ascenso, no se ha
bajado del top-6 en España. El conformismo solo lleva al fracaso. Y el
Submarino, a pesar de su origen modesto, ha llegado a un punto en su historia
en el que no puede retroceder. No si quiere ganar un título algún día.

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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