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Europa tapa las heridas del Real Madrid

Alejandro CENTELLAS – Europa para el Madrid es el amor confesable de su infancia. La relación se afianza porque la Champions siempre llega para salvar de la quema al Madrid, y el equipo se lo responde desplegando sus mejores galas. La liga y la Champions, aunque son muy parecidas en esencia, pero hay elementos antagónicos. Las noches europeas son noches de desenfreno, las más de las veces, para el equipo blanco. La inercia de la Décima aún continúa.

También sirve Europa para descubrir equipos de mundos lejanos, distantes de la grandeza de equipos como el Madrid, que llegan al Bernabéu con la sensación de dar la machada o de hacer constar la normalidad de la derrota. Por eso el Basilea sabía que tenía poco que perder y mucho que ganar, y se lanzó con criterio en los primeros minutos. El conjunto suizo tiene jugadores interesantes, como el gigantón Steller y el paraguayo Derlis González,  veterano de larga trayectoria el primero y futura promesa el segundo, como para pensar que es un equipo débil. Su enfermedad llega por la defensa, que vio cómo un Madrid desatado le marcaba cuatro goles en 45 minutos.

Primero fue Nacho, con la colaboración defensiva, quien abrió el hueco por donde entró el séptimo de caballería del Real Madrid. Después vino Bale, en galopada triunfal; luego Cristiano, a asistencia de Bale y más tarde James, aprovechando un rechace a disparo de Benzema. Todo vino de seguido, sin poder asimilar que el mismo equipo arrollador de esta noche fuera el equipo ramplón de otras citas. Para no desmerecer los méritos del Basilea, Derlis González se sacó un derechazo que consiguió superar a Casillas. Resurgió la guerra civil madridista en torno al capitán, aplaudido y pitado. Esperan tiempos difíciles.

Aquí la parada es obligatoria para analizar un mal que empieza a ser preocupante: las segundas partes del Real Madrid. Que segundas partes nunca fueron buenas, es algo que se sobreentiende en algunos casos. Pero en el Bernabéu, las segundas partes se temen más que los saques de esquina con rivales rojiblancos. De nuevo sucedió lo inexplicable: un Real Madrid desdibujado, con James corriendo de un lado para otro, con Modric desconocido y con las únicas armas de los ataques esporádicos. El Basilea se estiró, no por iniciativa sino por educación: el Madrid le invitaba a darse un homenaje en su casa. Pero con eso fue suficiente para arrollar al Basilea, que está en el 80% de equipos que el Real Madrid gana por inercia, casi sin querer. Cuando llegue el 20 restante, habrá asamblea.

El gol de Benzema, después de una jugada excelente y tanto tiempo después, le reconcilió con el Bernabéu, al menos de momento, al igual que Casillas, después de una parada salvadora. Los ánimos a Iker Casillas taparon los pitos en una gran intervención a disparo de Derlis. También sirvió la noche para comprobar las aptitudes de Nacho, que madura como el buen vino, y que será un recurso interesante. Chicharito salió para intentar rebatir a Benzema, pero de momento el mexicano tiene los minutos de consolación. Minutos que deberá aprovechar si quiere conquistar al Bernabéu, que se ha convertido ya en un juzgado popular cuyo veredicto es bendición o sentencia. Hoy llega la bendición, porque Europa tiene estas amnistías pasajeras que tanto gustan al Real Madrid.

Periodismo en la UCM por vocación, pasión y convicción. Me dejan escribir en @MadridSportsEs y @SpheraSports. Librópata y curioso por defecto.

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