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Selección

Nada tiene sentido con Luis Enrique

Basta con ver o leer al bueno de Roberto Gómez para comprender que la selección española de Luis Enrique no podrá habitar nunca en el término miedo. Un día echa la culpa a los panenkitas -por alguna razón ignota- y otro fusila al seleccionador nacional. Imagino que ese es el periodismo que representa a la España fetén, que dirá él: decir lo que le plazca según cómo vaya la marea, mutando la piel como buen camaleón. Qué fácil y bonito es hablar con esas condiciones de trabajo. Nunca te equivocas. Incluso aunque Pablo Sobrado rescate un tweet de hace meses insultando a “Luis Tabique”. No pasa nada.

El combinado nacional en los últimos tiempos parece desprovisto de miedo. No importa que las circunstancias lancen a un cadete imberbe ante los leones italianos con la motivación extra que les proporciona su himno. Gavi, más allá de jugar fácil y con el poso que te otorga el haber pasado por la cantera del Barcelona, sacó el fusil para combatir en San Siro. Olió el Napalm, como Kilgore, como si fuera un privilegio. Todo lo que habíamos hablado en las previas, como siempre, eran chorradas de dimensiones bíblicas. El chaval calló muchas bocas.

La absoluta cambió su clásico 4-3-3 por un 4-4-2 en rombo que fue clave en el devenir del envite: el objetivo era ser uno más en el centro del campo y tener que sacar a Jorginho o a los centrales de su zona de confort. Dicho y hecho. Así llegó el primero de un Ferran Torres, que parece haber nacido para jugar con su país. Sus registros empiezan a ser de jugador de culto. A su vera estuvo Oyarzabal en versión Real Sociedad: con la madurez y la calidad que muestra cada fin de semana en su equipo. Sus dos asistencias de gol le afianzan en el once.

El que merece un párrafo aparte es Sergio Busquets. El del FC Barcelona es una antítesis de lo que suele hacer en su entidad. Juega como si volviera a tener quince años gracias a lo bien que le arropa el seleccionador. Cuando el faro ilumina es mucho más fácil llegar a la costa. Para la selección lo de ayer en Italia, desde luego, no fue Dunquerque. Tuvo que acabar sufriendo con el gol final, pero los nervios tenían más que ver con el pasado negro de la roja que con la realidad del encuentro. España está en la final y los que llevan toda la vida en el gremio le echan la culpa a los que vieron más de un encuentro de los italianos y que avisaron de la calidad de los de Mancini. Al final, ellos siempre tienen razón.

Imagen de cabecera: @sefutbol

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

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