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España e Israel, y la mezcla del deporte con la política

Fútbol y política. La larga historia de una relación conflictiva sumará mañana un nuevo capítulo cuando la selección española reciba a la de Israel precisamente en Gijón, una ciudad que apoya el boicot a Israel y que recibirá al equipo visitante con una manifestación y actos de protesta.

La alarma saltó ya en diciembre cuando Gijón fue elegida sede para el cruce de eliminatorias al Mundial de Rusia 2018: el Gobierno de la ciudad del norte de España apoyó en enero de 2016 al movimiento antiisraelí Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que ahora convocó una marcha dos horas antes del partido con el lema «Tarjeta roja a Israel».

«Muy decepcionado» se mostró el embajador de Israel en España, Daniel Kutner, sobre el apoyo del Ayuntamiento de Gijón al boicot y sobre la protesta de mañana. «Me parece que el partido de fútbol tenía que ser motivo de celebración y no de manifestaciones de carácter político-esotérico», dijo al diario local «La nueva España».

El diplomático de origen argentino, que se declara amante del fútbol y asistirá al encuentro, descartó de todas formas riesgos para la seguridad de su equipo y prefirió centrarse en lo deportivo: «Israel confía totalmente en las autoridades españolas. Nuestra selección está concentrada en hacer un buen juego y ganar».

Pero lo cierto es que el temor a una noche accidentada, las preguntas sobre seguridad de hinchas y jugadores visitantes y el debate político sobre la imagen que ofrecerán Gijón y España fueron eclipsando los temas futbolísticos y deportivos en la previa de un partido que la selección de Julen Lopetegui afronta como favorita.

En el centro está el BDS, un movimiento que llama a boicotear productos israelíes en protesta por la política del país en los territorios palestinos ocupados.

Respaldado desde el Ayuntamiento de Gijón por los partidos Izquierda Unida y Xixón Sí Puede, el BDS convocó la protesta que mañana quiere llegar hasta las tribunas del estadio El Molinón con la invitación a mostrar «tarjetas rojas» a Israel en el partido.

Las calles de la ciudad se encuentran ya empapeladas por carteles que muestran una mano enseñando una tarjeta roja llamando a la manifestación y los vecinos hablan de un importante aumento de la seguridad, en la que colabora el servicio secreto israelí, el Mossad.

Pese al clima enrarecido, la Comisión Antiviolencia rebajó el peligro que implica el partido. El órgano habla de «alto riesgo», por ejemplo, cuando existen antecedentes violentos en duelos similares, información policial sobre la presencia de hinchas violentos o convocatorias en las redes sociales para pelear. «Y nada de eso se da en este caso», dijo una fuente de la comisión a la agencia dpa.

La Embajada de Israel, por su parte, relativizó el éxito que pueda tener la manifestación, debido en parte al mal tiempo pronosticado para mañana y en parte a la distancia entre el dicho y el hecho: «Es fácil decir algo en Internet, pero mucho más complicado es salir a la calle», dijo a dpa la portavoz Hamutal Rogel.

En cambio, añadió, la agitación en torno al partido perjudicará a la propia ciudad. «No creo que dé una buena imagen de Gijón a los israelíes que quieran visitar la ciudad o que sean invitados en un futuro por cualquier actividad».

Preguntado en varias ocasiones por el tema, el seleccionador español, Julen Lopetegui, confió en la normalidad del partido. «Estamos absolutamente convencidos de que la ciudad de Gijón va a acoger fantásticamente bien, en su gran mayoría, al público israelí y a los jugadores israelíes que vengan».

Con especial dolor vivió la tensión previa al partido Haim Revivo, ex estrella de la selección israelí de fútbol que jugó cuatro temporadas en la Liga española con el Celta de Vigo.

«Nadie olvida el atentado de los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972 y es normal desplazarnos protegidos por un posible ataque terrorista», dijo al diario «El País». «Pero otra cosa es que la gente que no lo es venga al campo y nos chille por cuestiones políticas».

Revivo pidió por eso «calma» y no mezclar deporte y política: «Si quieren o no a Israel, eso no importa en un partido de fútbol». El choque de mañana mostrará hasta qué punto es posible separar ambas cosas.

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