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¿Es Diego Costa un producto de sus entrenadores?

Imagínense una encuesta con el objetivo de describir a Diego Costa en una sola palabra. Podríamos obtener cualidades como velocidad o potencia. Calificativos como ambiciosopillo o fuerte. La palabra más deseada en el fútbol: gol. E incluso alguien podría atreverse a pronunciar agradecimiento. Agradecimiento con un país que se lo dio todo: España. No debe ser fácil renunciar a jugar un Mundial con tu país natal, en tu casa y con todo lo que va a suponer para tu familia. Pero Diego lo hizo. Rechazó Brasil y eligió España. Debería entonces considerarse un ejemplo para los niños ¿No?

Sin embargo la imagen de Diego Costa en el panorama futbolístico mundial está lejos de ser un ejemplo. Un jugador agresivo siempre al límite del reglamento, para que el que dar codazos, insultar o escupir está a la orden del día. El reciente manotazo a Koscielny no es la única acción por la que ha quedado señalado, criticado y muy posiblemente sancionado. Recordemos el pisotón a Emre Can en la vuelta de semifinales de la pasada Capital One Cup que le supuso 3 partidos de sanción. O el escupitajo que le propinó a Sergio Ramos en uno de aquellos intensos derbis que vivió en Madrid. Sin olvidar, claro está, el innumerable abanico de insultos, codazos, trifulcas y rifirrafes del que Diego dispone y que, para su propia fortuna, suele salir impune.

Pero ¿Qué lleva a Diego Costa a actuar de esta forma? Es evidente que es todo corazón, muy visceral e impulsivo. Está dentro de su esencia como futbolista jugar de este modo, como dice Mourinho es su estilo y es lo que le hace destacar. Quizá influya haberse criado en las peligrosas calles de Lagarto, tener que pelearse con todo el mundo para sobrevivir, quizá sea un motivo de falta de formación. Llegó a España con 18 años y gran parte del proceso formativo que se hace en la cantera ya se lo había perdido. O quizá sea simplemente su personalidad. Lo que me hace preguntarme otra cosa: Tenemos un jugador con un potencial tremendo pero con un problema de autocontrol. ¿Podrían haber ayudado sus entrenadores a corregir este problema? ¿Es Diego Costa un producto de sus entrenadores?.

Repasemos su carrera en España. Fichó por el Atlético de Madrid en el verano de 2006. Sus 3 primeras temporadas las vivió entre cesión y cesión; Celta, Albacete y Valladolid con un balance de 24 goles y 3 tarjetas rojas en 3 años. La temporada 10-11 fue su primera temporada completa en el Atleti, consiguió ganarse un puesto como tercer delantero para Quique Sánchez Flores. Sin embargo con una competencia feroz como el Kun Agüero y Diego Forlán no disfruto de muchos minutos. 8 goles y una tarjeta roja es el balance de un año de crecimiento. En la pretemporada de la campaña 11-12 se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco lo que hizo que el Atleti no lo inscribiera en la LFP. Si bien, recuperado y con más ganas que nunca, en enero de 2012 fue cedido al Rayo de Sandoval donde vivió una fructífera etapa; 10 goles en 16 partidos y ningún altercado reseñable.

Fue en la temporada 12-13 con el Cholo como entrenador cuando su carrera despegó. Anotó 20 goles y fue clave en la consecución de la Copa del Rey que cambió la historia del Atlético para siempre. Además fue pichichi de dicha competición. Presenciamos el nacimiento de una estrella aquella noche en el Santiago Bernabéu. La marcha de Falcao le otorgó los galones en el Atlético campeón de Liga y subcampeón de Champions del Cholo. Fue el jugador franquicia del mejor Atleti de la historia, lo que le valió para firmar por uno de los clubes más poderosos de Europa: el Chelsea de Mou. 57 goles, 3 títulos, ninguna expulsión y 2 años después de aquella noche Diego Costa se ha convertido uno de los mejores delanteros del mundo. Pero la mejora como futbolista no ha ido acompañada de una mejora de su imagen, más bien todo lo contrario.

¿Es el ser humano bueno o malo por naturaleza? ¿Es culpa de Diego Costa o culpa de quienes se lo han permitido? Diego Costa es una bestia tanto para lo bueno como para lo malo. Su personalidad es así y no se puede cambiar, él es el único responsable de sus actos. Pero la personalidad también son personas, momentos y experiencias. Los entrenadores marcan a los futbolistas. Diego Costa debe estar siempre agradecido al Cholo Simeone y a Mourinho por las oportunidades que le han brindado, pero también son cómplices de sus delitos. En lugar de justificar o ignorar este tipo de acciones hay veces en que un castigo es la mejor solución para aprender y ellos no lo hicieron. El fútbol tiene unos límites y unos valores que no se deben sobrepasar. El Atleti ganó, el Cholo ganó, el Chelsea ganó y Mourinho ganó. Pero Diego Costa y el fútbol pierden.

1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.

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