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El último Roland Garros del tío Toni

Aunque era únicamente un homenaje a Rafael Nadal por su décimo Roland Garros, la imagen de Toni Nadal entrando a la pista con la Copa de los Mosqueteros para entregársela a su sobrino tiene mucho de simbólico.

El tío y entrenador del campeón repitió durante las últimas semanas una y otra vez que para él no era ésta una edición especial del Abierto francés. Pero sí lo era. Imposible que no lo fuera.

Era su último Roland Garros al lado de Rafael, como él le llama siempre, existía la posibilidad de hacer historia con un décimo título en París y a ello se añadían dos últimas temporadas espinosas, llenas de dudas y lesiones.

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«Me ha costado contener las lágrimas esta vez porque, aunque no soy muy expresivo en este aspecto, hoy sí me he emocionado después de dos años un poco duros, complicados con lesiones, con ansiedad», indicó el técnico de 56 años el domingo minutos después de que su sobrino venciera en la final a Stan Wawrinka por 6-2, 6-3 y 6-1.

La organización del torneo decidió, por primera vez en la historia, hacer una réplica del trofeo para que Nadal se lo quedara en propiedad. Y fue su tío y entrenador de toda la vida el que se la dio ante las casi 15.000 personas que colmaban la Philippe Chatrier. Fue un homenaje a Nadal, pero también a Toni.

«Sin él no hubiera sido posible lograr ninguno de estos diez títulos«, aseveró el zurdo de 31 años en la ceremonia. «Si no me hubiera tenido a mí seguro que también habría ganado«, dijo después Toni. «¿Tanto?», le preguntaron. «No lo sé, eso no lo sabes nunca. A lo mejor como decía (John) McEnroe, si yo me hubiera ido antes, él habría ganado antes. No lo sabes».

Nadal lleva toda su vida al lado de Toni, hermano de su padre, Sebastià. Con él empezó a dar sus primeros raquetazos a los tres años, con él se formó, con él llegaron sus primeros títulos, el primer Grand Slam, el número uno del mundo y así hasta 15 grandes y 30 Masters 1000.

Ahora, después de más de una década acompañándolo por el mundo, el entrenador dejará de viajar con Nadal a partir de la próxima temporada para dedicarse a entrenar a jóvenes en la academia de la familia en Mallorca. Seguirá entrenándolo mientras el tenista se ejercite en la isla, pero ya no estará más en el palco durante los partidos.

¿Qué echará de menos Toni de Roland Garros? «Se lo diré el año que viene, cuando esté en casa, ahora no lo sé», dice con una sonrisa. «Es cierto que la competición cansa, pero a mí me gusta, me gusta la sensación de intranquilidad de los partidos, me gusta ver las ciudades, estar en París, en Roma, en muchos sitios. Pero también estoy muy bien en casa«.

La influencia de Toni en el campeón de 15 Grand Slam es enorme, pero bien es cierto que con el paso de los años su figura fue de algún modo menguando.

«Hasta los 17 años yo lo decidía todo. Luego llegó Carlos Costa como mánager, el padre se ha acercado, cada uno con sus opiniones. Y la verdad es que cada año decido siempre menos, hasta el punto en el que no decidiré ya nada», dijo en febrero cuando anunció de forma un tanto extraña -en una entrevista con una revista italiana- sus planes para el futuro.

«Yo nunca me he considerado un líder«, dijo a dpa durante Roland Garros. «Yo fui un líder en la relación con Rafael cuando él era un niño pequeño. Mi manera de ser no es un líder porque yo creo en la responsabilidad de cada uno. Me gusta defender lo que yo digo, argumentar lo que yo digo, pero no me gusta imponer nunca lo que yo pienso».

Padre de tres hijos, Toni es toda una personalidad en el mundo del tenis. Amigo de la filosofía y la palabra, rara vez rehúye una pregunta y responde en catalán, español, inglés, francés o alemán. Con su sobrino habla siempre en mallorquín, un dialecto del catalán que se usa en la isla natal de ambos.

Ahí volverá a vivir a tiempo completo a partir de diciembre. Se dedicará a la Academia, a formar y a educar, una pasión para él.

«Ahora me planteo trabajar en la academia y estar por allí, no me planteo ir a entrenar a nadie. Si alguien me dijera de viajar algunas semanas, pues no sé. Y si tuviéramos en la academia a alguno que juegue bien y me dijera si le quiero acompañar unas semanas, pues sí lo haría, pero no a ‘full time’«.

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