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Real Madrid

El Real Madrid toma Granada y se siente imparable

Ningún análisis del partido de hoy puede ser acertado sin asimilar ciertos conceptos. El primero de ellos es la confianza, valor imponderable que convierte al mediocre en bueno y al bueno en excelso. El segundo son las sensaciones, el aura que rodea al Real Madrid. Vayamos por partes.

A los dos minutos el Madrid ya iba por delante en el marcador. Carvajal luchó, Benzema invitó y Cristiano aceptó (17 goles). El robo de Carvajal fue una demostración de confianza, de agotar las posibilidades hasta llevarse el gato al agua. El Granada pidió falta, lo que se traduce como pedir clemencia, que al menos no les pasen por encima, como dijo (o eso parece) Caparrós. A partir de aquí el partido fue mucho más fácil para el conjunto blanco (hoy negro dragón). El problema es que el Real Madrid vea fácil el partido nada más empezar, que disfrute desde el autobús.

El Granada fue un fantasma en la primera parte, un mero partícipe del dominio del Madrid. Su única salvación fue la intensidad, a veces excesiva, con la que incomodó al rival. No hubo más porque el Real Madrid no se lo permitió, y se aferraron al ímpetu sureño de sus delanteros, fuertes y veloces. Todo esto hasta que llegó el golazo de James, en un ejercicio más de confianza demostrable. Le llegó un balón de Benzema y sin dejarlo botar impactó con el empeine un zurdazo con el que firmó, seguramente, el gol de la jornada. Si fue aposta o lo intentó y la fortuna le hizo un guiño, solo él lo sabrá. Los genios tienen estos caprichos, tienen suerte en lo fácil y fabrican lo difícil.

Entre tanto, Carvajal se lesionó en una acción defensiva y tuvo que entrar Arbeloa. En otros tiempos una lesión sería un drama, pero en la burbuja impermeable en la que vive el Real Madrid parece que mientras el hueco esté ocupado, la seguridad está garantizada. El Madrid es homogéneo y ni siquiera las individualidades marcan los partidos; ha aprendido a ganar como equipo. Hoy Arbeloa volvió a demostrar solidez y frescura.

 

 

Cuando se inició la segunda parte, el Madrid ya corría cuesta abajo y guardando los muebles para futuros compromisos. Solo se estiró el Granada con las entradas de Javi Márquez y El Arabi, jugadores que curiosamente no fueron titulares. Aunque poco pudieron hacer contra el despliegue físico del Real Madrid, que también en eso vive unos peldaños por encima del resto. El tercero fue de Benzema, con una asistencia sublime de Cristiano, y James se encargó de rematar la faena con un gol atropellado.

Las noticias del Granada llegaron a cuentagotas en la segunda parte, en la que Casillas tuvo un par de intervenciones de mérito, para desentumecer los músculos y firmar el expediente. Un Granada superado, que se pudo ir con más goles en el saco y que vio cómo el Real Madrid ganaba la undécima (victoria) consecutiva y cómo vive en un estado de sensaciones apabullantes, con una confianza imparable y en el momento más dulce desde hace muchos años.

Periodismo en la UCM por vocación, pasión y convicción. Me dejan escribir en @MadridSportsEs y @SpheraSports. Librópata y curioso por defecto.

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