Síguenos de cerca

Real Madrid

El peso del escudo

En este mundo de historias de Instagram, que duran 24 horas, solemos olvidar lo que ocurrió antes de ayer. Quizás por ello hoy se destaca la magia del Bernabéu y lo bien que aguanta el Real Madrid cuando la lógica ya le ha aplastado la cabeza. Cuando ya solo juegan con el corazón. Y si bien hay que recalcar un millón de veces la fortaleza de esta entidad en los últimos lustros tampoco debemos obviar los tiempos en los que el meme del club era la búsqueda de la querida décima. O cuando estuvieron 32 años sin tocar la orejona. Ahí no existía el encanto del coliseo ni nada parecido.

Ha habido épocas en las que los blancos no ganaban por el peso del escudo, como dicen hoy muchos analistas reputados. Caían en octavos ante cuadros de clase media europea y ya nadie se sorprendía. La clave, realmente, no reside en el escudo que llevas en el pecho. La clave es tener a Luka Modric en el verde, que en el minuto 120 y con 36 años sigue esprintando con la ilusión de un juvenil. La clave es tener a un futbolista que rompe todos los esquemas de los entrenadores de la base: los que te piden que no golpees con el exterior y que no lo hagas bonito. Que les zurzan. Ese envío a Rodrygo lo vamos a recordar toda una vida. Otra clave, por supuesto, es tener a Karim Benzema.

En lo táctico no hay nada que discutir. Thomas Tuchel decidió romper su defensa de cinco y colocó a un novel en estas lides –Ruben Loftus-Cheek- en un híbrido entre carrilero e interior derecha. Su decisión desbarató a la mejor banda del cuadro anfitrión: donde Kroos, Benzema, Vinicius y Mendy suelen divertirse. Así los blancos empezaron a perder todos los duelos individuales. Siempre llegaban tarde, no solían coger ni una segunda jugada y, cuando podían robar, sus futbolistas siempre estaban lejos del área contraria. Un sufrimiento.

Con el 0-3, tras el gol bien anulado a Marcos Alonso que algunos personajes que hablan en los medios quieren negar, el destino parecía decirnos que la eliminatoria estaba finiquitada. Pero, una vez más, apareció el croata que todo amante del balompié idolatra. El Madrid no gana porque es el Madrid: gana porque posee jugadores de época. Cuando él o Benzema falten, puede que ya no se hable tanto del peso del escudo y de místicas. Ahí recordaremos a estos grandes jugadores que han provocado que muchos hayan construido un relato quimérico: si yo hubiera estado en el lugar de Modric, defendiendo el escudo de los merengues, el Chelsea estaría en semifinales. Mi golpeo de exterior es paupérrimo.

Imagen de cabecera: @realmadrid

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

Comparte la notícia

No te lo pierdas

Más sobre Real Madrid