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El periodismo deportivo es mentira

Abro el paraguas y me pongo a escribir. El periodismo deportivo es mentira, no existe, no se estudia. Me licencié en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid y ni rastro del periodismo deportivo, salvo en aquellos trabajos de temática libre y que yo siempre arrimaba al deporte (los años gloriosos del Getafe con dos finales de Copa consecutivas fueron protagonistas). Tan sólo escuché hablar a mis compañeros que sólo estudiaban Periodismo de la existencia de una asignatura optativa llamada Periodismo deportivo (yo no podía elegirla porque mi plan de estudios era más estricto al tratarse de una doble licenciatura) de muy pocas horas.

Esta breve introducción me sirve para justificar que la profesión de periodista deportivo es mentira. Si después he podido trabajar en información deportiva es porque me recuerdo desde que tenía cuatro años pegado al televisor viendo deportes, aprendiendo reglamentos de deportes como el tenis a base de ver partidos desde el sofá. Viviendo previas interminables de un Madrid-Barça, rezando para que mi padre no pusiera el telediario los lunes a las 9 para poder seguir viendo El día después, escuchando los domingos por la tarde Carrusel deportivo con el álbum de cromos al lado para poner cara al jugador que estaba detrás del gol y quedándome dormido cientos de noches con José Ramón de la Morena.

Con todo eso adquirí un bagaje deportivo que me permitió poder ser periodista deportivo, pero no por haber estudiado la carrera de periodismo. A lo que voy es que todo lo que hice yo lo puede haber llevado a cabo un abogado, una científica, un albañil, una panadera o cualquier persona que dedique su tiempo libre a ver deporte. Hablar sobre fútbol (u otro deporte) sólo exige saber sobre él. Escribir sobre ello está al alcance de cualquiera (¿o es que sólo saben escribir los periodistas?). Y a hacer vídeos se aprende cuando llegas a la tele, en la carrera no te enseñan, es decir, que no hace falta ser periodista. Tampoco para hacer un pantallazo de lo que han puesto Cristiano, Messi o Neymar en sus redes sociales.

Sin embargo, el gremio de periodistas deportivos tiende a considerarse el verdadero guardián del conocimiento deportivo, sobre todo si hablamos de fútbol. ¿Por qué tiene más autoridad para hablar de fútbol un periodista que un obrero que ve más fútbol que él? No la tiene. Pese a ello, muchos periodistas deportivos sienten una superioridad sobre los exfutbolistas que comentan partidos junto a ellos. Normalmente los profesionales del fútbol no tienen una carrera universitaria y los periodistas los miran con desdén porque «los futbolistas son tontos». No se les ocurre pensar que alguien que ha labrado una carrera profesional quizás sepa algo más de fútbol y de vestuarios que quien lo ve todo desde la grada (o la tele). Quizás esa actitud no sea más que una coraza que evite mostrar el miedo y la debilidad: que se descubra que en realidad no saben tanto. O que no saben más que un pintor, una escritora, un charcutero o una pescadera.

Debería cambiarse el nombre del oficio a algo como entretenimiento deportivo (se aceptan sugerencias). El periodismo es otra cosa. 

 

1987, Pinto (Madrid). Periodista deportivo. Un año en Marca y seis en La Sexta Deportes. Fútbol y ciclismo.

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