Los Atlético-Sevilla han sido partidos muy especiales en la última década. Se trata de los clubes que más guerra han dado a Madrid y Barça, que más han tratado, y a veces conseguido, subir de escalón y desafiar a los mayores presupuestos del mundo.
Hoy, el Atlético es líder de la Liga BBVA y el Sevilla vigente campeón de la Europa League. Hace ocho años, las cosas eran diferentes -no tanto para el cuadro de Nervión, ganador de dos UEFA’s de forma consecutiva- y tanto rojiblancos como sevillistas luchaban por estar en la próxima edición de la Liga de Campeones.
Y en el Calderón se vivió una noche mágica, cargada de ritmo, espectáculo y goles de todos los colores. Fue una oda al fútbol, demostrando el por qué los Atlético-Sevilla se han convertido en otro Clásico de la Liga. Al final, el gato al agua se lo llevaron los atléticos, que conseguirían ser cuartos al final de la temporada, con exactamente los mismos puntos que el propio Sevilla. Este partido plagado de ilustres -Perea, Maniche, Maxi, Agüero, Forlán, Palop, Alves, Navas, Luis Fabiano- fue clave para ello.