Hace no mucho tiempo, el Atlético de Madrid tenía
pesadillas cuando faltaban quince días para la disputa del derbi. Poco
importaba que entre medias hubiera un par de partidos de distintas
competiciones, que cuando el Real Madrid asomaba a la vuelta de la
esquina, todas las miradas iban en una dirección y el pensamiento se unificaba:
¿será esta vez?
Y es que el Atlético se pasó 14 años, uno detrás de
otro, sin poder hincarle el diente a su rival de ciudad. Tiene la
tragicomedia cosas de estas, pues antes de comenzar esta eterna sequía, la
última victoria de los rojiblancos sobre su eterno enemigo se remontaba a la
temporada 1999-2000, una de las más tristes de la historia de la entidad,
cuando se perdió la categoría en un año que se había formado un equipo para
ganar LaLiga. Pero no. El Atlético le ganó los dos duelos a los merengues y
después se fue de cabeza a la Segunda División.
Fueron estos casi tres lustros una larga travesía de 25
partidos a cara de perro donde los colchoneros sufrieron lo indecible.
Siempre sucedía algo. En ocasiones, el Real Madrid arrasaba desde el minuto
uno; en otras, era el propio Atlético quien se disparaba en el propio pie ya
fuera en el arranque o en el descuento; en muchos de ellos, incluso, los
rojiblancos habían sido tremendamente superiores durante los 90 minutos, pero
una decisión arbitral desacertada o el simple pánico que parecían sufrir
ante el eterno rival trastocaba todo. La historia interminable. El Real Madrid
se pasó 14 años buscando “un rival digno para un derbi decente”, como rezaba
una pancarta en uno de sus fondos. Gracias a Simeone, ese
contendiente de altura llegó.
Pero la historia desde que está el argentino en el banquillo ha cambiado. Antes, con sorna, se solía decir que el Real Madrid empezaba la temporada con seis puntos más, pues el Atlético, siempre endeble contra los blancos, sí le plantaba batalla a un Barcelona al que si bien no se solía imponer en todos los partidos, sí le hacía la vida imposible hasta ser el rival que más puntos le quitaba temporada tras temporada.
Ahora, se ha dado la vuelta a la tortilla. Desde que el
Atlético cerrara aquella racha de 14 años en la final de la Copa del Rey en
2013 se ha enfrentado en 27 ocasiones al Real Madrid, logrando nueve
victorias, sacando 10 empates y perdiendo en ocho ocasiones. En cambio, es el
Barcelona el ogro de Simeone. El Cholo, sí, ha echado al Barcelona de la
Champions League en dos ocasiones (más que ningún otro equipo en esta
década), le ha ganado una Liga en la última jornada en su campo y le ha
peleado otras dos hasta el final, pero imponerse en duelos individuales, en el
campeonato doméstico, es algo que se le atraganta más.
El Barcelona es el único equipo al que el argentino no se ha
impuesto nunca en un partido liguero desde que se sienta en el banquillo
rojiblanco y donde más batalla ha presentado el Atlético ha sido siempre en los
duelos a doble partido en fases del KO. Así, el Atlético echó al Barcelona de Europa
en la 2013-2014 y en la 2015-2016. Ganó dos de los cuatro partidos, que
son las únicas victorias que ha conseguido sacar Simeone ante el club blaugrana.
En Copa del Rey, la situación es inversa, con el Barcelona habiendo eliminado
en dos ocasiones a los colchoneros, en sendas eliminatorias igualadas. Aunque
la más igualada de todas fue la Supercopa de España en 2013, con el
Barcelona ganando el trofeo por el valor doble de los goles tras empatar en
ambas ocasiones (1-1 en el Vicente Calderón y 0-0 en el Camp Nou).
Si bien el Atlético suele plantar mucha batalla en
sus duelos ante el Barcelona, al final siempre pasa algo. De igual modo que los
rojiblancos vencían de vez en cuando antes de la llegada del argentino, también
es cierto que el Barcelona había sacado bastantes partidos con resultados
sonrojantes, como algún 5-0, 6-1, 6-1, 5-2… Eso parece no existir, con un
Simeone que ahoga a un Barcelona en plenitud pero que siempre tiene algo para
responder.
El domingo fue Messi, más o menos como siempre, en un
gol que es parte habitual de su repertorio tras un error imperdonable
de Lemar, que tocó tres balones el ratito que salió y uno fue para regalar
metros a un equipo al que no se le pueden conceder centímetros. Messi,
depredador natural, tiene en el Atlético su segunda víctima favorita, pues
le ha hecho 30 goles en 35 partidos.
Los números en el cara a cara son dolorosísimos. Simeone
y el Barcelona se han enfrentado en 26 ocasiones y el Barcelona ha ganado 15 de
ellas, con el Atlético saliendo victorioso solo en dos, y siendo nueve
empates el resto. Alguno valiosísimo, como ese cosechado en la Ciudad Condal en
2014 donde un cabezazo de Godín sirvió para ganar LaLiga y se saboreó
como una victoria. La realidad es que el Barcelona es la asignatura pendiente
de Simeone, que como jugador siempre dio el máximo ante el club catalán y sí
cosechó una ristra de buenos resultados. El Cholo ha encontrado su kryptonita
y no va a descansar hasta dar con la tecla. El partido de vuelta de LaLiga,
aunque sin confirmar aún la fecha definitiva, está pensado para el 26 de abril,
cumpleaños del Atlético y una fecha tan bonita como maldita, que suele recordar
año a año la tradición del Pupas. Pero antes de ese y sin saber posibles cruces
en Copa y Champions League, habrá al menos un nuevo asalto para revertir la
situación: la Supercopa de España que se jugará en enero.
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