Síguenos de cerca

Fútbol Español

El lado oscuro de la jornada 24 de Liga

Infierno. El Levante está a cinco puntos de la permanencia merced a una nueva derrota, ésta ante un Éibar que acumulaba tres pinchazos consecutivas. Puntuar -mínimo- en Ipurúa era vital dada la delicada situación de los granotas, pero nunca estuvieron cerca de ese objetivo. Los armeros les dieron un soberano repaso que solo fue maquillado por algunas paradas de mérito de Mariño. Con el Levante, Rubí ha sumado 11 pts en 15 jornadas, proporción parecida a la de Lucas Alcaraz (6 en 9). El técnico barcelonés no mejora a su predecesor y sigue hundido en la última plaza de la Liga.

Penumbra. De los equipos en descenso, el Granada es el único que no ha destituido a su entrenador. Sandoval mantiene a su equipo penúltimo tras tres derrotas consecutivas y sin encontrar la llave de la salvación. ¿Pende de un hilo el técnico madrileño?

Tormenta. En el partido del drama, Valencia y Espanyol se disputaban el dudoso honor de ser el equipo menos en forma de la Liga. Lo revalidó el conjunto perico, en una dolorosa derrota cuando iban por delante en el marcador y tuvieron varias ocasiones para ampliarlo. Negredo y Cheryshev remontaron ante la atónita mirada de Galca, otro entrenador que está haciendo bueno a su sucesor.

Sporting Gijon v Getafe CF - La Liga

El ‘malo’ de la película. El Sporting se puso dos veces por delante ante el Rayo, pero ambos goles fueron neutralizados por Miku y Jozabed, dos hombres en estado de gracia. El segundo, en realidad, tuvo algo de ayuda de un ‘Pichu’ Cuéllar que se comió un centro aparentemente sencillo de Tito. El error garrafal de la jornada.

Gatillazo. El Granada lo intentó de todas formas, pero se estrelló contra los palos y la ineficacia ante una Real Sociedad a la que todo le salió bien. Por algo es uno de los equipos menos goleadores del campeonato. Success y Peñaranda se secaron.

Silbato oxidado. Prieto Iglesias fue el protagonista negativo de la jornada al ‘comerse’ un penalti a favor de Las Palmas con el marcador en 1-0 para el Sevilla. Una mano clara de Cristóforo que el colegiado no vio y que perjudicó gravemente al conjunto canario, merecedor de algo más en el Sánchez Pizjuán.

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

Comparte la notícia

No te lo pierdas

Más sobre Fútbol Español