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Atlético

El infiltrado

En 2006, Matt Damon y Leonardo DiCaprio engañaron a todos los presentes en las salas de cine en una película que acabaría acaparando la gala de los Premios Óscar. Coprotagonizada por Jack Nicholson, en Infiltrados había policías que eran gánsteres, gánsteres que eran policías, alguno que no se sabía muy bien qué era y otros muchos que parecían ser una cosa y la otra al mismo tiempo. Cuando el Atlético de Madrid anunció a Axel Witsel, la sensación generalizada en la afición rojiblanca fue de decepción y desazón. Llegaba un jugador que parecía de vuelta, que no estaba en su plenitud y cuyo carnet de identidad podía anunciar un futbolista en decaída. Nada más lejos de la realidad, en una posición absolutamente nueva para él, el belga está viviendo una segunda juventud.

Algo tiene que tener Axel Witsel cuando un seleccionador como Roberto Martínez, en una selección tan importante y con tanta materia prima como Bélgica, esperó al mediocentro hasta el último día para la Eurocopa retrasada a 2021 tras romperse el tendón de Aquiles. Witsel, que se lesionó en enero, no llegó a la concentración en forma y, de hecho, no tuvo el alta médica hasta el segundo partido de fase de grupos. Para el tercero ya fue indiscutible y disputó completos los tres duelos más que los Red Devils duraron en el torneo por delante de Dendoncker, Praet e incluso de Tielemans. Ese, el de la grave lesión sufrida, fue el principal argumento que encontró el aficionado para ser reacio a su fichaje. El otro, la edad, unos 33 años que, mezclados a esa reciente gravísima lesión hacían temer lo peor al seguidor que se imaginaba la llegada de un futbolista semiretirado. Su fichaje, además, se dio de manera exprés tras el no de un Kamara joven que ilusionaba más.

La verdad es que el centrocampista belga ha caído en el Atlético como si llevara jugando a las órdenes de Simeone los casi 11 años que lleva en el cargo. Con buen toque de balón, presencia física, criterio y experiencia, Simeone le probó en su debut en pretemporada como central. Aquello, que pareció un espejismo por la ausencia de Felipe, entonces lesionado, y por la necesidad de dar minutos de rodaje a todos los futbolistas por igual, tuvo continuidad durante todo el verano y se ha trasladado a la competición oficial. Hablando en plata, Witsel no es que solo esté jugando de central. Es que es el mejor central del Atleti. Dice mucho de una planificación en la que Simeone pidió un seis y un central, pero ante la llegada solo del primero le tuvo que reconvertir en el segundo. Pero esa es otra historia.

Porque salvo momentos contados con los dedos de una mano, la de central es una posición absolutamente nueva para el ex del Borussia de Dortmund. Zenit y Tianjin, entre otros. Pero no se nota. Como central libre en el eje de la zaga —el sábado jugó por primera vez en línea de cuatro— maneja, distribuye, ordena y corrige. Por arriba es infranqueable, suele estar bien colocado y da una salida de balón impoluta. Juega con una suficiencia que a veces parece un adulto enfrentándose a niños. Cierto es, que aún no han llegado los momentos de mayor exigencia de la temporada ni los cocos de la competición. También que el domingo pasará su primer gran examen en un derbi en el que todo hace indicar no podrá ser la pareja de baile de Benzema.

En un Atlético que adolece de buena salida de balón desde atrás, Witsel es un oasis en medio del desierto. El sábado firmó un partido perfecto, sin pérdidas de pelota y entregando con éxito el 100% de los pases. Simeone ha confiado en él en todos los partidos de la temporada como titular y ha jugado todos los minutos —es el único jugador que lo ha hecho junto a Reinildo—. En una zaga que el curso pasado hizo aguas, donde Hermoso y Felipe han bajado considerablemente el nivel y en la que Giménez y Savic son una moneda al aire por sus problemas físicos, el belga ha jugado por delante de todos, aunque estuvieran sanos.

El jugador se ha ganado a la grada en apenas un puñado de partidos. “Cuando jugué contra ellos en el anterior estadio cuando estaba en el Zenit, y también en este con el Borussia, vi que el ambiente es diferente, los aficionados están muy locos y ahora quiero sentir eso de mi lado”, dijo en su puesta de largo, a la vez que aseguraba tener hambre competitivo y haber elegido el Atleti “por ser un equipo top” con expectativas de seguir al máximo nivel para preparar el Mundial.

Jugando con cinco atrás, su presencia parece inamovible en el eje de la zaga. Diferente será si, en ese intento que se vio de Simeone por volver a 4-4-2, coincide con que Savic y Giménez, la teórica pareja titular, está en forma. En ese caso, seguro, el belga pasaría al pivote y no desaparecería del once. Sea como sea, el ex del Dortmund vive una segunda juventud. Ha llegado al Atlético regalado, se ha infiltrado entre los centrales como uno más y se ha erigido rápido como el mejor fichaje de la temporada —tampoco ha habido muchos— y una incorporación de esas que, por breves que sean, dejarán poso.

Imagen de cabecera: Getty Images

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