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El fútbol sin penaltis; partidos a cara o cruz

Resultados presos del azar. Diversos equipos fueron apeados de competiciones por puro azar. El lanzamiento de una moneda o la extracción de una papeleta fue el modo de desempate cuando no existían los penaltis.

El Carranza cambió el fútbol. Una tarde soleada durante un trofeo Carranza modificaría por completo la forma de resolver los empates; la aparición de los penaltis. El Barcelona había empatado en la final con el Real Zaragoza y se puso en práctica un método, hasta entonces, desconocido para proclamar un vencedor. La técnica habitual había sido el lanzamiento de una moneda o, incluso, mediante una papeleta introducida en un tarro. Método con fama de injusto y siempre bañado de gran escepticismo.

Rafael Ballester, miembro del comité organizador del trofeo Carranza, fue el hombre encargado de establecer algo de equidad. Propuso que fueran los penaltis como sistema para decidir el ganador de aquel encuentro -el experimento se decantó del lado culé-, un formato que acabaría fraguando una seña de identidad en este deporte. Tristemente, Rafael no lo patentó, pero su innovación en 1962 fue determinante en la historia del fútbol. La FIFA no oficializó esta medida hasta mediados de los setenta, hasta entonces, han ocurrido una serie de episodios que pasaron a la historia por su resolución. Un destino decidido a cara o cruz.

La Selección española sufrió un episodio de repercusión mundial. En 1954, un ‘bambino‘ evitó que España accediera a la fase final del Mundial. Turquía era el rival del combinado nacional y el sistema de eliminatorias era totalmente diferente al que conocemos ahora. El valor de los goles no existía, únicamente se contabilizaba la victoria. España ganó por 4-1 en el Santiago Bernabéu, más tarde, perdería en Estambul por 1-0, forzando el partido de desempate en campo neutral. Roma fue el escenario de un nuevo empate, donde el método para decidir quién sería el vencedor levantó el enfado de la Federación de España. Se cogió a un niño -hijo de un directivo italiano- para elegir entre las dos papeletas que llevaban el nombre de cada Selección. Con los ojos vendados, y bajo su inocencia característica, sacó el nombre de Turquía. Se consumó la denominada ‘eliminación del bambino’.

Los otomanos pasaron a la fase final y cubrieron de gloria a Franco Gemma, ‘el bambino´. La Federación de Turquía le otorgó una medalla conmemorativa  por su gesta y lo invitó a los partidos del equipo durante el campeonato. España quedó apeada del mundial y sufrió la crueldad del azar de ese sistema. Un método despiadado para el infortunado, algo que el Real Zaragoza sufrió en sus propias carnes. Durante la Copa de Europa de la temporada 66/67, el club aragonés fue eliminado por una simple moneda.

El Real Zaragoza había superado al Skeid de Oslo y al Everton -tras una eliminatoria de gran igualdad y fatiga para los zaragozanos-. Los maños eran los favoritos para hacerse con el trofeo. Eran años de gloria, Los Magníficos seguían hechizando Europa -aunque algo mermados por el paso del tiempo-. En cuartos, el rival fue el Glasgow Rangers, un oponente de alta exigencia.

La ida en Ibrox Stadium acabó con resultado de 2-0, demostrando el poderío local que atesoraban The Rangers durante aquellos tiempos. El Real Zaragoza se encomendó a sus hombres de oro para lograr la remontada, pero solo lograron empatar la eliminatoria. Los blanquiazules tuvieron ocasiones, pero no consiguieron sentenciar la contienda. Tras el tiempo reglamentario y la prórroga, solo quedaba una forma de decidir el semifinalista. La moneda tenía la última palabra. El Rangers salió vencedor, ante el gran enfado de Yarza -capitán e histórico portero del Zaragoza- por la forma en la que habían sido eliminados. Los escoceses se plantaron en la final, pero sucumbieron ante el Bayern München.

San Paolo siempre ha sido escenario de grandes tardes del fútbol europeo. En 1968 tuvo cita en Napoli la semifinal de la Eurocopa. Italia se enfrentaba a la URSS, una de las potencias mundiales. El pragmatismo defensivo que empleó el combinado italiano amansó a los soviéticos. Un 0-0 final, donde no tenía cabida ningún partido de desempate antes de la final. La forma de decidir el finalista no fue otra que la temida moneda, todo San Paolo estaba expectante de una decisión clave, la cual se tomó en los vestuarios. Los capitanes de ambos equipos se reunieron con el árbitro bajo un clima de duda. Finalmente, los efusivos brazos en alto de Giacinto Facchetti hicieron enloquecer a todos los aficionados italianos.

La suerte fue de cara para Italia, ya que la URSS había elegido cruz. Una decisión que levantó mucha polémica tras las quejas de los rusos por el secretísimo durante el proceso. Facchetti, años después, explicó en los medios como se desarrolló el lanzamiento. La moneda se incrustó en una grieta tras caer al suelo, teniendo que volver a repetir el sorteo. 

Una moneda para buscar la justicia. Una papeleta que rifa el futuro. El sistema del azar tan criticado, cruel y desconsiderado con el perdedor.  Los penaltis llevan más de treinta años decidiendo, aunque ya aparecen voces que sugieren modernidad. El Carranza hizo al fútbol más lógico, más competitivo. Una soleada tarde en Cádiz que lo cambió todo.

Periodismo y Comunicación audiovisual. Apasionado de lo que hay detrás del fútbol.

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