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El fútbol romántico

Actualmente se acuña con mucha frecuencia el término de
«fútbol moderno» como una evolución del balompié actual, sobre todo
debido a la entrada masiva de dinero. El fútbol ha pasado de ser solo un
deporte a convertirse también en un negocio. Hay quienes están a favor del
«fútbol moderno», de su economización, y por lo tanto de una mayor
evolución, que genera más ingresos y también un mayor nivel de los futbolistas.
Pero hay otro sector de los aficionados que está realmente en contra de este
fenómeno porque creen que se están perdiendo los valores y arraigo de los
clubes de con su hinchada y comunidad, y de los futbolistas con los propios
equipos.

Aunque el fútbol esté cambiando a pasos agigantados, aún
existen historias románticas en él. Aquéllas que puede que no llenen portadas
de diarios ni minutos de informativos, pero que muestran algunos de los valores
fundacionales del balompié. Porque en estos relatos, a veces no lo protagonizan
las grandes superestrellas, esas que viven dentro de la burbuja creada por el
fútbol y que existen prácticamente aisladas del resto de la sociedad. Son gente
con trayectorias de superación en el que priman la fidelidad, la constancia, y
que han llegado a las primeras divisiones del fútbol, pero antes viendo su más
remoto inframundo.

En la primera división española de la temporada 2017/2018 hay
ocho futbolistas que han jugado con el mismo club en la Segunda División B,
Segunda División y en Primera. Son Eraso y Mantovani en el Leganés, David García
en Las Palmas, Eloi Amagat en el Girona, Dani García y Capa en el Eibar, Manu
García en el Alavés y Sergio Mora en el Getafe.

Estos futbolistas no serán mundialmente conocidos ni
obtendrán grandes fortunas. Aún así, tendrán el privilegio de ser ídolos para
la hinchada de su equipo. Estos jugadores han ido creciendo junto al club que
les ha dado la oportunidad de pasar de una categoría semiprofesional a jugar en
la máxima división española. Para llegar al cielo, hicieron el camino largo,
lleno de baches, superando el purgatorio de la segunda división y alcanzando
con los dedos una de las mejores sensaciones, como es llegar a la élite.

Pasaron del fútbol pantanoso, con campos sin gradas, a
estadios llenos de cámaras de televisión, fotógrafos y repletos de periodistas.
Todo con el mismo equipo. Esa relación de lealtad absoluta entre el jugador y
el equipo, y entre el club y el futbolista. Porque en el fútbol aún existen
historias románticas de empezar desde abajo y llegar a la cima. No son relatos
frecuentes, por eso son más especiales cuando suceden.

Son trayectorias con las que cualquier persona puede
simpatizar. Son de esas situaciones que nos ha pasado a todos cuando te dicen
que no puede hacer lo que deseas, que no vas a conseguir lograr ese sueño tan
lejano, que no tiene suficiente nivel. Eraso, Mantovani, David García, Eloi
Amagat, Dani García, Capa, Manu García y Sergio Mora padecieron la oscuridad
del fútbol, ese inframundo del cual los futbolistas ven imposible escapar. Pero
no solo lo lograron, sino que lo hicieron con el mismo equipo. Se han ganado el
respeto de su hinchada y han conseguido lo que seguramente veían como un hecho
inalcanzable, llegar a la élite del fútbol.  

Nací en Barcelona y vivo en esta ciudad. Soy estudiante de cuarto de periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Me encantan los deportes, en especial el fútbol, que sigo tanto a nivel nacional como internacional. Por eso mi ambición es ser en el futuro periodista deportivo.

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