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El final del cuento de hadas

Aritz Aduriz nunca había acumulado seis suplencias consecutivas desde que volvió a la entidad rojiblanca. Sus suplencias no son mera casualidad. El rendimiento del delantero guipuzcoano a ha sufrido un bajón en esta última temporada. A fin de cuentas, es algo lógico, lo que no parecía normal, eran los últimos años que había cuajado. Parecía que, al igual que Benjamin Button, mejoraba con el paso de los años. Pero esto no se trata de una historia de ficción. En la vida, la realidad tarde o tempano se topa en tu camino, y esto parece que es lo que está ocurriendo con Aritz. 

Tras un inicio de temporada dubitativo del equipo, donde el delantero fue una víctima más de la mala tendencia de todo el conjunto, se empezaba a vislumbrar que el cuento de hadas podía estar llegando a su fin. El equipo técnico y la afición empezaban a ver que no era simplemente una cuestión de goles. Durante estos últimos años, la figura del delantero rojiblanco era tan imponente que hacía que el esquema del equipo girase en torno a él. Todo el dibujo se formaba de una manera específica para potenciar sus fortalezas. Todo ese juego directo o esas constantes aperturas a la banda para posteriores centros buscaban potenciar las cualidades de un delantero que era referente en Europa. 

Esta temporada, sin embargo, se buscaba (o eso se entendía de lo que el Cuco comunicaba) que Muniain pasase a ser dicho jugador diferencial. Esto no dejaba fuera del dibujo a Aduriz, sino que lo desplazaba a un papel más secundario que antes. Pero su lesión trastoco sobremanera dicho plan. Con su lesión, tocó volver a la idea anterior, pero Aritz no parecía estar capacitado para dar continuidad a dicha idea. Es cierto que el equipo ganaba partidos, pero ya no los dominaba a través de esta idea de juego. 

Por ello, y tras más de un año de idas y venidas, parece que el Cuco ha decidido que su tiempo se acabó y es que es momento de buscar otras soluciones. La apuesta está clara, Iñaki Williams parece ser el sucesor en la punta de ataque, un jugador con características opuestas a las de Aritz, un jugador ágil, rápido y potente, que vive de los espacios y su velocidad. Su mayor problema, la mayor virtud de Aritz, el gol. Esa es la principal razón por la que existen tantas dudas en dicha transición. Un delantero vive del gol, necesita de él, y mientras que Aritz lo sigue teniendo, a Williams le sigue costando. Veremos que ocurre la próxima temporada (en la que se esperan cambios) y si esta transición (lenta pero real) sigue su curso. 

Sin embargo, pase lo que pase, Aritz Aduriz sigue teniendo calidad y cualidades para seguir dando guerra, bien sea en primera o segunda línea. No le demos por muerto.

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