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Bundesliga

El día que no vimos venir

Siempre es bueno que sucedan cosas así, sobre todo, cuando la competición se pone muy a favor de un bando. El Bayern venía de colocarse, de nuevo, a nueve puntos de distancia del segundo, teniendo que visitar a un recién ascendido al que le había ganado por un contundente 7-0 en la primera vuelta. Para colmo, no se habían cumplido los primeros diez minutos del encuentro y Robert Lewandowski ya había marcado el primer gol. Ahí seguro que mucha gente desconectó, pensando que el esfuerzo que estaba haciendo el Bochum no le iba a servir de nada. Y eso que el equipo de Reis lo intentó. Una vez marcado el primero del líder y sin haber acierto del equipo local, ya parecía que todo iba a transcurrir con la normalidad habitual. Sin embargo, hay algo con lo que mucha gente no cuenta: la competición.

La situación ha llegado hasta tal punto de que los partidos se ganan desde antes, si tenemos en cuenta opiniones de medios y aficionados. En qué cabeza cabe que un equipo que perdió 7-0 en la ida vaya a remontarle al todopoderoso Bayern que, aunque con bajas, tenía una alineación de plenas garantías. Poca gente podía haber acertado lo que sucedió. El Bochum se defendía con uñas y dientes, yendo al ataque con más corazón que cabeza. Al cuarto de hora, el Bayern ya había encajado un gol. Ese equipo recién ascendido que se estaba subiendo a las barbas del campeón lo consiguió. La insistencia tuvo recompensa. La pedrada de David había dejado algo traspuesto a Goliath, que sólo podía verlas venir. Aquel día todo el equipo de Nagelsmann estaba algo dormido. El corazón del Bochum, alentado por su afición, le había marcado un gol al gigante alemán. Una desafortunada mano de Dayot Upamecano fue la culpable de dar continuidad al desastre. Desde los 11 metros, ante un Sven Ulreich que adivinó la trayectoria, se consumó la remontada. Más tarde, sin dar casi tregua, llegaron los dos golazos de Gamboa y Holtman. El Bayern se iba al descanso con un contundente 4-1 en contra.

Hacía mucho tiempo que el equipo bávaro no sufría algo tan sonrojante. Habría que remontarse hasta la década de los 70 para ver algo similar. Por aquel entonces el fútbol germano, tanto a nivel de clubes como de selección, era el más temido del viejo continente, junto al neerlandés. En la mitad de aquella década, la visita de los muniqueses a Frankfurt acabó con sorpresa negativa para ellos. Los pupilos de Cramer llegaban al campo del equipo de la categoría que más goles había marcado hasta ese momento. Y no defraudó. El Eintracht acabó goleando 6-0 a los Maier, Beckenbauer, Rummenigge… Eso sí, no participó ‘Torpedo’ Müller. Eso, quizás, facilitó las cosas.

Volviendo al presente, me reafirmo: nadie esperaba lo que finalmente sucedió. La peor primera parte del Bayern en muchos años. Si la normalidad hubiera actuado, la superioridad bávara hubiera arrasado en ese encuentro. Pero no pasó. Nunca pasó… Thomas Reis lo tenía claro: defender a muerte y salir a la contra. Así ocurrió. El único del Bayern que estuvo a la altura fue el polaco, el de siempre, pero no pudo hacer nada más allá de los dos goles. ¿Hubiera cambiado la cosa sin tantas bajas? Lo bueno de esto es que el ‘y si…’ vale de más bien poco. Que los partidos están para jugarlos y de nada sirven los pronósticos. Los partidos se juegan, no se adivinan.

El 4-2 final es un resultado de esos que te hacen querer este deporte. En un tiempo en el que todo el reconocimiento va para unos pocos y los demás se buscan la vida, la situación se ve de otra manera. Fue un día redondo para los Bella-Kotchap, Rexhbecaj, Losilla, Holtmann, Locadia… Todos y cada uno de ellos, pequeños en cuanto a nombre, no se dejaron intimidar y jugaron sin miedo. Plantaron cara y se llevaron el premio gordo. El fútbol, señores y señoras, queda demostrado que no entiende de favoritismos cuando rueda el balón. En ese momento toca la concentración y el juego. Y sí, el Bayern sigue líder y con cierta ventaja cómoda pero, durante un par de horas, hincó la rodilla en un campo rival, humilde e ilusionado. Un triunfo que viene a dejar claro que el deporte no se practica sobre el papel, sino con la competición.

Imagen de cabecera: VfL Bochum 1848

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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