Derrota del Sevilla FC en Turín por incomparecencia. Las sensaciones que ha dejado el conjunto de Unai Emery en su segundo partido de Champions League han sido horrorosas. Los jugadores que visten la camiseta del vigente campeón de UEFA Europa League viajaron hasta Italia, dejando su espíritu en la capital andaluza.
No hubo partido. Dos no pelean si uno no quiere. La Juve de Massimiliano Allegri se encontró con un encuentro sin oponente. Los de Unai no fueron capaces de llevar el peso del partido, de tirar a puerta, de llegar al área, de trenzar jugadas de peligro, en definitiva, de competir. Un equipo cuya seña de identidad es precisamente ésa, competir ante cualquier rival, en cualquier competición y ante cualquier contratiempo. El sello de su técnico, el que le llevó a ganar las dos últimas ediciones de Europa League, el que le hace ganar puntos cuando todos daban el partido por perdido. Tener al equipo enchufado, desde el portero, hasta el delantero, pasando por suplentes, staff técnico, palco y afición. Algo que aún no hemos visto esta temporada y que quedó evidenciado ante la Juve, en Europa.
La derrota del Sevilla en Turín es mala, pero las sensaciones son aún peores. En Nervión, el aficionado era consciente de que sacar puntos de Italia, era tarea complicada. Es más, no había exigencia para ello. Pero a lo que no está acostumbrado el sevillista es a ver a sus jugadores con los brazos abajo, la mirada perdida y la cabeza, lejos del escudo. La sensación es que el único que puso nervioso a Gigi Buffon fue Carlos Bacca, al saltar al terreno de juego para saludar a sus compañeros minutos antes de comenzar el encuentro. Y eso, habla muy mal del planteamiento del entrenador, del juego del equipo, y de la ambición de los futbolistas.
Se escapan tres puntos, se iguala el grupo. Por delante, 2 encuentros ante el Manchester City consecutivos, y una imagen que mejorar. El Sevilla FC debe recuperar el alma perdida. ¿Dónde estará?