‘A veces se gana y a veces se aprende‘, eso dicen. ¿Realmente es cierto, o es una manera de autoconvencerse para quitar hierro a un fracaso?
Nos hemos encontrado inmersos en medio de una mala temporada en la parte deportiva, no por falta de ambición o ganas, ni mucho menos por falta de trabajo. El ‘fracaso’ está donde menos te lo esperas. De hecho, cuanto mayor es la expectativa más cerca lo tienes. Además, creo que también es necesario para poder medir el éxito. Tras firmar una gran temporada 2021/22 (mejor puntuación histórica del Elche CF en la Primera División), y con una ciudad volcada con su equipo en el año de su centenario, nos llegó esta difícil situación. Esta temporada nos ha tocado la cara amarga de la competición, y vaya si se aprende.
Se aprende que con el trabajo no siempre se tiene recompensa. Luchamos con todas nuestras energías, pero los resultados no llegaron. El equipo intentó levantarse para volver a luchar, pero seguía sin premio. Aprendes entonces que, a veces, lo importante no es el resultado, sino cómo te comportas después de una caída. Se aprende a diferenciar quién te apoya en la cresta de la ola y el que lo hace en los momentos que más falta hace. Se aprende que “A lo Elche” es una forma de luchar a la que se le puso nombre hace un año, pero que la gente de esta ciudad viene haciéndolo durante décadas; contra todo y contra todos.
Se aprende que la fidelidad de una afición se demuestra en los malos momentos, siendo todo un ejemplo a nivel nacional. Registrando una entrada media de las más altas de la Liga para apoyar a su equipo, estando en una mala situación deportiva. Se aprende que para cambiar una mala dinámica primero tienes que cambiar tu estado de ánimo, y eso se consigue en casa, rodeado de las que siempre están ahí. Mis súper heroínas. Se aprende que es básico, en el día a día, tener un grupo humano y de trabajo increíble que, a pesar de las adversidades, se entrega en busca de recompensa. Y, sobre todo, se aprende que lo más importante tanto en el futbol como en la vida es saber relativizar las cosas.
Lo que no se aprende es a gestionar la carga de saber que la próxima temporada toda esta gente no podrá volver a disfrutar de la máxima categoría. Eso es realmente difícil. Es ahí donde se necesita más humildad y una mente amplia de miras, para poder aprender de los errores que nos llevaron a esta situación, para poder partir con ventaja respecto a los otros equipos en nuestro próximo reto gracias a las experiencias vividas.
Visto ahora, un poco más en frío y desde otro prisma, parece que sí hemos aprendido; por lo que si hay aprendizaje no podemos hablar de fracaso.
Foto cabecera: Getty Images
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