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El Antonio Conte más defensivo

Si hubiera una guerra de cerebros, ellos estarían desarmados”. Quien habla así es Zvonimir Boban, uno de los mayores ídolos futbolísticos de Croacia, en Sky Italia. También un símbolo del nacionalismo croata, tras su icónica patada, con el diez a la espalda, a un policía durante los incidentes en un Dinamo Zagreb-Estrella Roja en 1991.

Probablemente no merezcan mayor comentario los ultras croatas que, mediante el lanzamiento de bengalas y petardos al campo, provocaron la parada del Italia-Croacia dos veces, la segunda de ellas durante más de diez minutos. Hubo cargas policiales en el fondo para desalojarlos, aunque para ellos estaba claro que el fútbol era lo de menos.

Más fútbol puso sobre el campo la selección croata, que dominó con enorme claridad a Italia. En el mediocampo construyó las bases de su control la selección croata, con Modric y Rakitic primero y con Rakitic y Kovacic después de la lesión del mediocentro del Real Madrid. Con Brozovic ejerciendo de equilibrado contrapunto, Croacia mantuvo una superioridad constante sobre Italia en la medular, sostenida de manera magistral en estos cuatro hombres.

Enfrente se vio al Antonio Conte más defensivo que se recuerda. También obligado por las circunstancias: Bonucci, Pirlo y Verratti no estaban disponibles y la mayor parte de la creación de su 3-5-2 se sustenta en ellos. Con sus ausencias, Italia no pudo tomar el control en ningún momento, y De Rossi -en su partido número 100 con la selección-, Marchisio y Candreva se vieron superados sin solución por sus rivales. La única marca habitual de Conte se vio en el gol: tempranero, intenso vertical y concreto, con un disparo desde la frontal de Candreva. Sin embargo, el inmediato empate de Perisic, tras fallo clamoroso de Buffon, restableció el equilibrio en el marcador y el desequilibrio en el juego.

Al mismo tiempo que se retiraba Modric lo hacía el carrilero Pasqual, sustituido por Roberto Soriano. El debutante de la Sampdoria se situó en la posición de Candreva, que pasó a la banda derecha por De Sciglio, que cambió de flanco. Soriano se mostró más voluntarioso que efectivo, e igualmente superado en el mediocampo que Candreva. El primer movimiento de Conte no cambió las cosas.

Ante la imposibilidad de hacerle frente de tú a tú a esta Croacia y con estos jugadores en lo que a dominio del balón se refiere, Conte decidió dar unos cuantos pasos atrás. Naufragando como estaban ante la presión croata, formó con un 4-5-1, con dos líneas muy juntas delante del área y el solitario Zaza -luego Pellè- en ataque. El Shaarawy, que sustituyó a un perdido Immobile, se colocó por la izquierda, pero salvo en un contado disparo, colaboró más en defensa que en ataque. El catenaccio, sin tirar de tópicos, estaba servido.

El objetivo de Italia pasó a ser el mantener el empate de cualquier forma durante la media hora final. Croacia asedió a Italia pero no encontró más oportunidades adecuadas para superar semejante maraña de futbolistas azzurri, y el lanzamiento de bengalas por parte de sus propios aficionados, a 15 minutos del final, cuando mejor estaban jugando, dio al traste con sus opciones. En la reanudación del encuentro, había menos ideas claras y más ganas de terminar el encuentro sin mayores incidentes, tal y como acabó. La Croacia más propositiva y la Italia del Conte más defensivo, son ambas líderes y empatadas a puntos en su grupo de clasificación para la Euro 2016.

Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.

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