El fútbol no tiene edad, y este anciano es un claro ejemplo de ello. Un anciano que, ni corto ni perezoso, cogió un balón y decidió dar toques delante de una grada que quedó sorprendida por las buenas habilidades del hombre que, pese a su edad, se desenvolvía de maravilla. Un claro ejemplo de que el deporte, en este caso fútbol, no tiene edad.