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Fútbol Internacional

Duelos fratricidas de la Supercopa de Europa

Medio mundo estará pendiente el próximo martes 9 de agosto del partido que disputarán el Real Madrid CF y el Sevilla FC con motivo de la Supercopa de Europa. Y es que seguramente sea uno de los mejores partidos del año, pues se verán las caras los dos mejores equipos de las dos mejores competiciones europeas, la Champions League y la Europa League. El Real Madrid, ganando en la tanda de penaltis al Atlético de Madrid; y el Sevilla, endosando un 3-1 al Liverpool de Klopp, así fue como llegaron los dos equipos españoles a la Supercopa de Europa.

Y no, no es la primera vez que se enfrentarán dos equipos españoles en la Supercopa de Europa. Ni mucho menos la primera vez que se verán las caras dos equipos del mismo país. Pero si echamos la vista atrás, tampoco son muchos los casos de finales de la Supercopa de Europa monopolizada por un solo país.

Antes de destacar los antecedentes españoles en la Supercopa de Europa, deberíamos saber que el primer país que tuvo dos representantes en la final fue Italia. El Milan y la Sampdoria fueron los protagonistas de la primera batalla entre equipos del mismo país en la Supercopa de Europa cuando aún se disputaba a doble partido. La final se la llevó el Milan con un 1-1 en la ida y un 2-0 en la vuelta (3-1 en el global). La segunda vez que se vieron dos equipos del mismo país en la final fue tan solo tres años después, en 1993, cuando el Parma y el Milan disputaron una eliminatoria (siguió a doble partido hasta 1997) para el recuerdo, con victoria del conjunto rossoneri por 0-1 en la ida y con una fantástica remontada del Parma en la vuelta, ganando 1-0 en los 90 minutos de partido y anotando el gol de la victoria en la prórroga (2-1 en el global).

Hubo que esperar 13 años para volver a ver una Supercopa de Eurocopa entre equipos del mismo país, y fue entonces cuando entró en escena el Sevilla. Fue 2006 el primer año en el que los de Nervión llegaron a la final de la Supercopa de Europa, y no pudieron darle una mejor bienvenida al nuevo título. Su rival fue el Barcelona de Frank Rijkaard, que formó con Valdés; Belleti, Márquez, Puyol, Sylvinho; Xavi, Thiago Motta, Deco, Ronaldinho, Eto’o y Messi. Este equipo, que comenzaba a dar señales de querer batir records inalcanzables, no pudo ante el Sevilla de Juande Ramos, que formó con Palop; Alves, Javi Navarro, Escudé, David Castedo; Navas, Poulsen, Renato, Adriano; Luís Fabiano y Kanouté, un equipo que será recordado por siempre en la historia de los sevillistas. El Sevilla de Juande le endosó un 3-0 al todopoderoso Barcelona con goles de Renato (7’), Kanouté (45’) y Maresca (89’, de penalti).

Esta final de 2006 quizá quede algo obsoleta ya para algunos o incluso los más pequeños y pequeñas no tuvieron la suerte de vivirla, pero de las dos próximas finales entre rivales españoles todos deben acordarse. En 2014, de nuevo, el Sevilla como protagonista. Esta vez ante el Real Madrid de Ancelotti, que alineó a Casillas; Carvajal, Pepe, Ramos, Coentrão; Kroos, Modric; Bale, James, Cristiano; y Benzema, un once titular bastante parecido a lo que vemos a día de hoy con Zidane en el banquillo. El Sevilla, ya con Unai Emery, salió con Beto; Coke, Pareja, Fazio, Fernando Navarro; Krychowiak, Carriço; Aleix Vidal, Denis Suárez, Vitolo; y Bacca. El partido se disputó hace tan solo dos años y solo tres de los once titulares del Sevilla siguen en el equipo actualmente. Esta final se encargó de resolverla el astro portugués Cristiano Ronaldo con dos zarpazos, uno en el 30’ y otro en el 49’.

Y, por último, la Supercopa de Europa de 2015, una de las mejores finales que se han presenciado en la historia del fútbol. Nada más y nada menos que ocho goles en 90 minutos, más el gol decisivo en la prórroga. Esta final la disputaron el Barcelona de Luis Enrique, que salió con Ter Stegnen; Alves, Piqué, Mascherano, Mathieu; Busquets, Rakitic, Iniesta; Messi, Luis Suárez y Rafinha; y el Sevilla de Emery, que formó con Beto, Coke, Rami, Krychowiak, Trémoulinas; Krohn-Dehli, Iborra; Reyes, Banega, Vitolo; y Gameiro (solo siguen cinco). Los sevillistas no pudieron ni sentarse para ver cómo arrancaba el partido, pues en el minuto 3 Banega se encargó de adelantar a los suyos y darle esperanzas a los de Nervión. Pero tan solo fue un toque para el Barcelona, que tomó fuerzas y poco a poco comenzó a encarrilar la final con goles de Messi en el 7’ y en el 16’, Rafinha en el 44’ y Luis Suárez en el 52’.

 

Había pasado casi una hora de partido y los de Luis Enrique iban 4-1 a favor, ¿qué podría pasar? Pues que los rojiblancos se enchufaran al partido de tal manera que noquearan al Barcelona los últimos 30 minutos de partido y consiguieran los tres goles que le hacían falta para seguir soñando en la prórroga. Reyes se encargó de llenar de esperanzas al Sevilla en el 57’, Gameiro de dar un paso adelante en el 72’ y Konoplyanka, en el 81’, de demostrar al todopoderoso Barcelona que el Sevilla se había puesto en serio y que le acababa de empatar un partido que tenía prácticamente ganado. Ocho goles en una final, ¡qué locura! Pero aún quedaba uno más, el decisivo, el que decantaría una final en la que cualquiera de los dos podría levantar el título de manera merecida. Ese gol lo convirtió un Pedrito que salió más que enchufado al partido en busca del mismo, y consiguió que el título volara a la ciudad condal para sumar uno más al amplio palmarés de un Barcelona imparable.

Aunque nuestros equipos se empeñen en hacernos creer que no es tan difícil disputar una Supercopa de Europa entre dos equipos de la misma procedencia, sí que lo es, pues solo en 6 ocasiones se ha producido esta hazaña. Solo Italia (2) y España (4) han conseguido ver una Supercopa de Europa entre equipos de sus correspondientes países. Este 9 de agosto tenemos la maravillosa oportunidad de seguir siendo testigos de la historia. ¿Será capaz el nuevo Sevilla de Sampaoli de derrotar al Real Madrid de Zidane? ¿Se igualará o superará la cifra de goles que se anotaron en la final de 2015?

Sevilla, 1996. Periodismo deportivo como vocación. Amante del fútbol matutino y de los entrenadores arriesgados.

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