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Dragoslav Stepanovic, el hombre que se enamoró del rojo y negro

Aún no había debutado con el primer equipo del OFK Belgrado cuando consiguió su mayor reto continental, el llegar a unas semifinales de la Recopa de Europa. Aquello sucedió en 1963 y a Dragoslav aún le quedaban tres años para debutar con los mayores. El OFK no era el primer equipo de la antigua Yugoslavia en llegar a una penúltima ronda continental. El Dinamo Zagreb había sido semifinalista en la primera edición del campeonato, en la que venció la Fiorentina.

Tres años después de aquel éxito del OFK, pudo debutar Stepanovic con el primer equipo, llegando a jugar más de doscientos partidos en unos nueve años. Su buen rendimiento le valió para un traspaso a un club más grande de la ciudad, el Estrella Roja. El año de aquel cambio el OFK quedó 3º. En el fútbol de su país se mantuvo hasta los 28 años. No es como ahora, que los futbolistas suelen salir más jóvenes. En aquellos tiempos estaba restringida la salida de los futbolistas del país. En 1976, el verano en el que Yugoslavia organizó el Europeo del penalti de Antonín Panenka, Dragoslav cogió las maletas y se marchó a Alemania. Por aquel entonces, ser internacional en una selección como Yugoslavia era complicado y Stepanovic lo consiguió en treinta y cuatro ocasiones, pero no estuvo en la Eurocopa.

Su primer destino fuera del país era el Eintracht Frankfurt. Llegó al país germano en medio del dominio de Bayern München y Borussia Mönchengladbach. Stepanovic coincidió en la plantilla con el jugador que, a día de hoy, cuenta con el récord de más partidos disputados en la Bundesliga, Karl-Heinz Körbel (602). Körbel fue futbolista del Eintracht durante toda su carrera, unos diecinueve años, además de ser internacional. De hecho, formó parte de la plantilla que conquistó la Copa de la UEFA de la 1979-80 al Gladbach de Jupp Heynckes y Lothar Matthäus. Aquel año fue especial para el fútbol alemán, puesto que los cuatro semifinalistas de la competición fueron germanos y, en cuartos se había quedado fuera el Kaiserslautern.

Selección de Yugoslavia en 1973. Dragoslav Stepanovic es el 1º de arriba, empezando por la izquierda.

Stepanovic, siendo lateral derecho, en su primera temporada en Frankfurt hizo dos goles: uno en Saarbrücken y otro en Mönchengladbach. El yugoslavo entró poco a poco en el esquema de sus entrenadores, pero le costó ser titular. En su año de debut la temporada no fue nada mal. Acabaron en el 4º lugar en la liga a dos puntos del campeón, con Bernd Hölzenbein, que finalizó por detrás de Dieter y Gerd Müller en la clasificación de Máximos Goleadores. No encontró su sitio en el Eintracht Frankfurt y acabó marchándose al Wormatia Worms, para luego aterrizar en el fútbol inglés, en el Manchester City, un club en el que estuvo dos temporadas, pero en el que no jugó más de quince partidos. De ahí, retorno a Worms y retiro en 1982. No obstante, la aventura de Stepanovic en Alemania no finalizó ahí. Al poco tiempo de colgar las botas se pasó al banquillo, cogiendo a diferentes clubes de la ciudad de Frankfurt: el FV Progres Frankfurt, el FSV y el Rot-Weiss. Fue en la 2ª temporada en el Rot-Weiss Frankfurt cuando coincidió con Jürgen Klopp, que había sido fichado del Viktoria Sindlingen.

Tras un paso más bien corto por el Eintracht Trier, la gran oportunidad le llegó a Stepanovic en los banquillos a inicios de los años noventa. Jörg Berger era destituido tras caer derrotado en casa por 0-6 ante el HSV, dejando al equipo en su posición más baja aquella temporada, la séptima. Llegaba al banquillo unos trece años después de haber salido del club como jugador. Stepanovic encadenó tres victorias consecutivas, ante Wattenscheid, Borussia Dortmund y Hertha BSC, marcando doce goles y encajando solamente uno. La buena racha se cortó con dos derrotas, ante Bayern München y Nürnberg pero no volvieron a perder un partido de ahí hasta el final. Para la 1991-92 se le dio plena confianza y mejoró la posición del equipo con respecto a la temporada anterior, finalizando en 3º lugar.

El balcánico aguantó en el banquillo de Frankfurt hasta poco más y, en el verano de 1993, dio un paso más, firmando por el Bayer 04 Leverkusen. Ese año repitió su mejor puesto en la 1.Bundesliga como entrenador, finalizando 3º y en su vuelta a Frankfurt, cayó derrotado por un 2-0, con goles de Thomas Doll y Anthony Yeboah, uno de sus anteriores discípulos. Con Stepanovic, el Leverkusen alcanzó los cuartos de final de la Recopa y Copa de la UEFA. Curiosamente, el Parma italiano llegó a las dos finales aquellos años. En el 1º, los parmesanos eliminaron al Benfica, club que se cargó al Leverkusen. En el 2º, fue el equipo que eliminó a los alemanes, ganando luego la final a la Juventus.

(Bongarts/Getty Images)

¿Se acuerdan de Karl-Heinz Körbel? Pues, años después de coincidir como futbolistas en Frankfurt, sus carreras volvieron a cruzarse. Körbel dirigió al equipo los cuatro últimos partidos de la temporada 1993-94 y, al año siguiente, hizo lo propio en los últimos diez, cogiendo el relevo, en esta 2ª ocasión, tras la salida de Jupp Heynckes, rival que lo fue de Stepanovic en los años 70. En la 1995-96 el club decidió dejar a Körbel como primer entrenador. El equipo no tuvo suerte y se quedó cerquita del descenso, lo que provocó la salida del que, años atrás, hizo historia en la defensa del Eintracht. Las nueve jornadas en las que Stepanovic dirigió al club de nuevo no sirvieron para nada y el equipo terminó descendiendo a 2.Bundesliga.

Desde aquel momento, nada volvió a ser igual. El entrenador balcánico tardó un par de años en volver a encargarse de otro banquillo. Entrenó en el AEK Atenas, en clubes alemanes de 2ª fila, en China y en Egipto, para acabar volviendo a sus orígenes, en el fútbol serbio. Así fue Dragoslav Stepanovic, un jugador que no fue de esos que estaba en boca de todos y un entrenador que no ganó títulos. Lo que sí hay que tener claro es que, fuera de su tierra, había algo que le enamoró, el fútbol alemán y, sobre todo, el rojo y negro de Frankfurt y Leverkusen.

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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