Diario de una Copa: Brusco despertar

“Un ratito,
pero volvemos pronto que quiero acostarme temprano”. Le espeté a
Iván antes del paseo por Vegueta. Total, que a la cama pasadas las
tres. ¡Qué sorpresa! Bien es cierto que por descubrir Vagamundo,
una cerveza artesana de Arinaga (pueblo costero situado yendo hacia
el sur de la isla), bien merece la pena extender la velada. Es lo que
tiene juntarse con la juventud. Que Picasso sería un fenómeno, pero
aquella frase suya que rezaba que cuando se es joven se es joven para
toda la vida tiene poco de verdad, por muy poética que resulte al
oído. Vamos, hablando en plata, que ya iba justo de pilas y me
costaba seguirle el ritmo a mi socio.

Alarma a las
nueve. Sphera Sports nos ha acreditado para ver el duelo entre Las
Palmas y el Sevilla y no queremos llegar tarde. Ducha, desayuno y
coche. De camino, un atasco. “No se podía saber”, que se dice
tanto ahora. Eso sí, nuestro parking en el Gran Canaria Arena nos
salva la vida. Recogemos las credenciales en la puerta cero y nos
damos un paseo por la Fan Zone. Poco ambiente. Los partidos a las
doce vienen sin música en vivo.

¡Para adentro!
La cabina es fantástica. El estadio cumple quince años en unos
meses, de modo que todo es relativamente nuevo. Nos va de lujo para
grabar el vídeo resumen de lo que ha deparado la competición el día
anterior. La mejor toma jamás se verá. Entra una chica del personal
para facilitarnos las alineaciones y tenemos que cortar. En fin, poco
después, otra válida. El objetivo era tenerla antes del comienzo
del choque. Uno siempre espera ver partidazo. ¡Qué ingenuo! Nos
tragamos un tostón épico. 1-2. La afición amarilla se va más
enfadada porque le anulan un gol legal que triste por el juego del
equipo. Si yo fuese aficionado tendría dudas.

Almuerzo en el
centro comercial adyacente. Nada del otro mundo. Comida rápida con
Iván Méndez, mi compañero en Pasión Deportiva Radio, nuestra
anfitriona en la capital grancanaria y tres amigas suyas bastante
simpáticas. Pasamos un buen rato los siete, aunque nosotros debemos
abandonar antes. Entramos en el Gran Canaria Arena para preparar el
equipo. Mira que me había convencido de que no habría nervios. De
que superar los cuartos ya era un éxito para el Club Baloncesto
Canarias. De que hoy lo lógico es perder, así que el objetivo es
disfrutar. Y es que en frente está el Real Madrid, máximo favorito.

Un primer cuarto
de ensueño dispara mis fantasías. Llegamos al descanso a la par y
dejo de pensar con frialdad. El tortazo es épico. Competir con su
profundidad de banquillo es obra magna. Algunas decisiones arbitrales
además son una losa para la concentración de algunos aurinegros.
Ocurre lo esperado. Los blancos están en la final. Una vez más. Ya
casi ni me acuerdo de cuando no la alcanzaron. Llega al bajón
anímico. Voy a cenar a la zona de catering sin apetito. De vuelta al
puesto de comentarista asimilo lo ocurrido. No pasa nada. Hemos hecho
un gran torneo.

Momento para la
segunda semifinal. Los nervios ahora los sufre Iván. Juega su F.C.
Barcelona Lassa ante el anfitrión. Con Pesic la vida es otra cosa.
Me pregunta Carlos Rodríguez, colega de Piratas del Básket, que si
yo también creo que a Sito le han hecho un poco la cama. En el
segundo cuarto la ventaja parece plácida. Sin embargo, Marcus
Eriksson tiene una cuenta pendiente. Los azulgranas decidieron
prescindir de sus servicios el pasado verano. Anota cinco triples de
manera consecutiva y mete a los suyos de nuevo en la pelea. El
pabellón arde. Dura poco. El Barça se pone serio, malas decisiones
claretianas y el cuarto período es un trámite. Iván abandona por
un momento la mesa de retransmisión para inmortalizar el momento en
su teléfono móvil.

A eso de las once
partimos hacia el piso franco. Habíamos olvidado los Carnavales y la
capital tiene muchas calles cortadas. Otra hora dentro del coche. Me
gusta conducir; ya no tanto esperar quieto dentro del vehículo. Es
sábado y lo lógico sería salir un rato. Nada. Es la noche de los
concursos del All Star NBA y además el cuerpo pide un respiro.
Mañana es el día grande. Ya os cuenta el muchachito…