Parece que fue ayer cuando nos ilusionábamos con los encuentros de las 11 de la mañana. En uno de ellos, Argentina cayó ante Arabia Saudí y se complicó su presencia en los octavos de final del Mundial. Hoy puede colarse en la final si logra superar a Croacia, un combinado que solo sabe competir. Y eso es todo en este balompié lleno de explicaciones tácticas y de pizarras.
Como buen partido decisivo, los prolegómenos están levantando una polvareda importante. Todavía se habla del arbitraje de Mateu Lahoz, por ejemplo. Al parecer, a los argentinos no les gustó que el español añadiera 10 minutos -algo que ha estado ocurriendo en todo el campeonato- y que le pitara aquella falta catedralicia a Germán Pezzella. En resumen: es cierto que al colegiado que hemos nombrado previamente le gustan los focos, pero también es cierto que no cometió ningún error en el choque ante Países Bajos. Pese a ello, la tormenta que ha habido es histórica: ha llegado algún necio a comparar los supuestos saqueos del imperio español con lo que ocurrió en Lusail. Un bochorno.
Los croatas, por su parte, se pasaron el juego. Es cierto que los últimos Mundiales de Brasil están siendo normales, pero sigue existiendo una mística con la canarinha. Superar a los brasileños es algo especial. De hecho, cuando la selección española levantó la segunda Eurocopa consecutiva se hablaba de ganar en Río para llegar a la perfección. Los de Zlatko Dalic lo tenían casi imposible, pero un tanto en las postrimerías de la prórroga alargó la estancia de los europeos en el campeonato. En los penaltis, por el momento, Dominik Livaković es casi imbatible. El duelo con Emiliano Martínez será bonito.
El gran combate, sin embargo, lo protagonizan Luka Modric y Leo Messi. El primero llega a este choque con la ilusión por las nubes. Parecía claro que en Rusia había pasado la oportunidad de ganar este torneo y aquí está ahora, desafiando al mundo con 37 años. Es emocionante verle correr como un chaval de 20. Con el centrocampista del Real Madrid, como veis, es muy fácil caer en los clichés.
Y luego está Messi. Probablemente está siendo el mejor de la competición. Básicamente, Argentina le necesita en cada jugada. Perdió los nervios al terminar los penaltis ante los neerlandeses tras una gran actuación. Pero esa es otra historia. Hoy quiere meter a su país en la final del Mundial.
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