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Fútbol

De náufrago a timonel en el barco de Koeman

Sergio Busquets había naufragado como Tom Hanks en la película.

Vivía una difícil situación en el F.C. Barcelona. Me recordaba a Chuck Noland (Tom Hanks) en “Náufrago”. Su equipo, el Barça, era como una isla desierta de la que no podía escapar. Solo “Wilson”, el balón, podía revertir la situación. El balón era el único elemento que podía salvar a Busquets. Sin él, su ánimo se derrumbaba, su ritmo caía… sufría. Chuck tenía a Wilson como su mejor amigo, su confidente. Ese ‘juguete’, que de alguna manera, le mantenía con vida. Sergio debía volver a conectarse. Busquets debía recuperar el balón.

El de Badía siempre había alimentado piropos en el Camp Nou. Pero en los últimos años Sergio había estado totalmente perdido y desdibujado. Sufría con el balón y prácticamente naufragaba sin él. Pero, paradójicamente, era el esférico su única esperanza de recuperar su buen fútbol. Para, en definitiva, volver a ser ese 6 que todo entrenador quiere en su 11.

¿Cómo podía recuperar Busquets el balón? Pues, claramente, mirando la película de Robert Zemeckis varias veces. Hasta el momento, Sergio, estaba aceptando su realidad, su situación. Trataba, únicamente, de sobrevivir. Mantenerse con vida y permanecer a flote tanto tiempo como pudiera. Misma situación que vivía nuestro protagonista en tres cuartos del film. Asumir su situación, estar atrapado, sobrevivir. Pero, ¿qué ocurría con Wilson? Ese amigo reencarnado en forma de pelota vehicula a Chuck a revertir su situación. -Oye, Chuck. ¿Por qué no cortas 4 palmeras, nos hacemos un cayuco y nos vamos de aquí? Eso es lo que tenía que hacer Busquets. Cierto es que necesitaba ayuda. Atrás quedaban los Xavi y los Iniesta que bajaban la marea, creando, al menos, más kilómetros de tierra. 

Busquets debía ser el líder, por lo menos, del centro del campo del Barcelona. Liderar el equipo con balón y sin balón. Busquets debía comandar esa presión tras pérdida que abanderaba Guardiola y que tanto ha dado en el Camp Nou. Sergio no podía asumir el robo de su amigo el balón replegándose en su campo y esperando que se lo devolvieran amablemente. ¿Acaso Tom Hanks esperaba sentado cuando Wilson caía de la balsa? No, al contrario, se tiraba de cabeza para recuperarlo. Busquets debía ser consciente de que era mejor jugador a su lado, de que con balón, era más feliz.

En definitiva, Sergio Busquets debía construir su cayuco, con ayuda o sin ayuda y tirarse al mar en busca de su mejor versión. De nuevo, debía ver la película y darse cuenta de que era mejor tarde que nunca. Siempre estás a tiempo de recuperar tu vida, aunque, en algún momento, parezca perdida.

Busquets, en alta mar y dentro de ese cayuco, se encontró un gran barco capitaneado por Ronald Koeman. Después de unas temporadas perdido en una especie de isla desierta, se encontró o le encontraron. Koeman lo recuperó para la causa y Sergio renació.

Busquets está a un nivel superlativo en los últimos meses, se ha convertido en el timonel del barco de Koeman, en la brújula del centro del campo y en el abanderado de la presión tras pérdida. Entre todos han encontrado un sistema que le viene genial, donde se siente protegido y no tiene que correr hacia atrás grandes distancias. Ronald Koeman ha dado con la tecla y se ha ganado a un Busquets excelso, rejuvenecido y con hambre de volver a ganar títulos. Koeman rescató a un náufrago al que le dio las llaves y el ancla de su barco

Imagen de cabecera: ImagoImages

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