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De Frutos da frutos

Veloz como pocos, Jorge De Frutos representa para el Levante de Paco López una salida profunda y afiladísima en sí mismo hacia el último tercio del terreno de juego y, además, le está permitiendo al conjunto granota dañar al rival desde alturas muy diferentes, incluso a muchos metros de la portería rival, partiendo prácticamente desde campo propio. Sobre todo ahora que, con la prolongada baja por lesión de José Campaña, le está costando bastante más asentarse en campo rival y está optando por soluciones ofensivas más verticales. Un tipo de contexto táctico que se adapta a las mil maravillas a las características del extremo segoviano. 

El canterano madridista, en su primera temporada completa en la élite del fútbol español después de su discreto paso por Valladolid, se está consagrando como un recurso valiosísimo y de un rendimiento sobresaliente para este Levante tan vertical, tan descarado y tan propositivo, ya que es un futbolista que produce cifras de una forma muy natural. Una aparente sencillez que se explica desde su gran rapidez balón al pie, su acentuado desborde en el uno para uno y sus buenísimas elecciones en el último toque a pesar de la alta velocidad a la que suele ejecutarlos por llegar casi siempre en pleno vuelo a las zonas propias de finalización.

Cuando el Levante puede correr en transición ofensiva es un equipo demoledor y genera un escenario ideal también para Roger Martí y José Luis Morales, los dos pistoleros del equipo granota. Como ellos, De Frutos es un futbolista muy difícil de parar si coge vuelo por su punta de velocidad, aceleración y agilidad en estas situaciones del juego. Desde su posición más habitual como extremo derecho en un 4-4-2, aunque se mueve igualmente de maravilla y con mucha concreción y acierto cada vez que acude y participa en el carril central, el segoviano es un jugador capaz de acometer esfuerzos muy largos y tras robo y con metros es una arma letal. 

De Frutos es un extremo bastante clásico, de los que solamente quedan unos pocos supervivientes. Desde su condición de atacante de banda a pie natural para así dar amplitud a toda la maniobra ofensiva, va jugando con sus posicionamientos más o menos estrechos para recibir y enfocarse hacia delante inmediatamente. Es encarador, se ofrece constantemente por delante de lateral, sabe recibir fijado, ganar línea de fondo, pisar área para atacar el segundo palo cuando la acción trascurre por la banda contraria o aprovechar situaciones en el pico del área en ataques más estáticos, ya que tiene un notable cambio de ritmo desde parado y un muy buen pie para el centro, algo a lo que también saca lustre en los saques de esquina cerrados desde la izquierda, sin embargo, su hábitat predilecto se da cuando puede correr.

En conducción, su repertorio de recursos para hacer daño al rival es muy amplio y posee un sentido de la verticalidad perfectamente interiorizado, pese a no ser un jugador que ataque los espacios sin balón de manera profusa, sino que suele partir desde situaciones pelota al pie, siendo él mismo el encargado de estirar y de activar la transición, sin adornos y sin esperas, trazando la línea más recta posible hacia el área y la portería. Precisamente por ese motivo complementa tan bien el ataque levantinista, ya que encaja al 100% con el estilo de su técnico, con la filosofía ofensiva imperante y con las características de sus compañeros más habituales tanto en el reparto atacante, como ya hemos comentado, como con los buenos lanzadores que el Levante tiene por detrás para conectar con él —especialmente cuando juegan Rubén Rochina o Enis Bardhi— en esos “aclarados” para que pueda desplegarse en carrera que tanto le benefician a la hora de ejercer de primera opción para comandar la transición ofensiva. 

Es móvil, siempre activo y permanentemente conectado al juego cuando no tiene el balón, aunque su volumen de participación no suele ser muy elevado. Se mueve muy bien cuando cae al carril intermedio y hacia zonas interiores en tres cuartos de campo para descargar de cara, siempre a uno o dos toques cuando juega de espaldas, para no dar tiempo a que le encimen y evitar un potencial robo en contra, dando constantemente agilidad a los ataques. De Frutos es un especialista en desatascar situaciones ofensivas y lo hace todo muchísimo más fácil a la hora de generar acciones de peligro. Es un simplificador tremendamente eficaz y efectivo y con un último toque que bebe de una toma de decisiones de muchos quilates y que, en esencia, explica los fantásticos números que está registrando durante la presente temporada. 

Jorge De Frutos durante el Levante – Athletic. Imagen de xPRESSINPHOTOx PS_210227_859.

Una salida desde atrás muy habitual para conectar con él es que el lateral derecho parta alto, prácticamente en la divisoria, y el central de ese lado conduzca la pelota mientras se abre para que, desde esa posición elevada de partida, el lateral se acerque a recibir, atraiga la presión y entonces De Frutos pique a través del pasillo interior para medirse en carrera solo contra el central y con todas las de ganar. Una jugada que se convierte, a efectos prácticos, en una transición ofensiva, aunque haya sido generada desde una situación de salida desde atrás. Un tipo de acción que el Levante, que casi siempre busca atacar verticalmente, provoca y domina, y con De Frutos cuenta con un flecha que va directa a diana en cuanto la estructura colectiva de Paco López es capaz de tensar el arco para darle recorrido, ya sea iniciando o transitando.

Además, De Frutos es un activo muy importante en la presión alta en campo rival y en la interceptación de pases, una circunstancia en la que, si logra robar, las probabilidades de que la jugada acabe en gol son prácticamente seguras si puede correr desde esa situación ventajosa y si es él quien la conduce y la comanda. Por otro lado, el Levante es un equipo que sabe juntar y asociar muy bien dos o tres piezas en el carril intermedio una vez ha pasado la divisoria. Una acción bastante habitual es ese juego corto y de apoyos entre el punta, el lateral derecho y uno de los mediocentros, siendo De Frutos el que, esperando abierto, se lanza al espacio para recibir el envío y luego dar el pase atrás hacia zonas de remate. También cuando viene a zonas interiores es un futbolista que detecta, ve y sirve con tino el pase filtrado hacia el desmarque del delantero centro o hacia la diagonal interior y agresiva del extremo opuesto.

No es casualidad, por tanto, que su nivel y confianza se hayan disparado, aunque sí sorprende, evidentemente para bien, que De Frutos sea ahora mismo el máximo asistente de La Liga (7) junto a Iago Aspas y Marcos Llorente, pero con un 40% menos de minutos disputados; uno de los jugadores que más penaltis provoca (2), solo superado por Maxi Gómez (3); o el sexto que más goles sin contar penaltis y asistencias suma por cada 90 minutos de juego (0.80), después de un selecto quinteto de delanteros compuesto por Lionel Messi (0.93), Alexander Isak (0.91), Luis Suárez (0.89), Karim Benzema (0.83) y Youssef En-Nesyri (0.83).

En este sentido, es directamente el primero en el campeonato español (0.34), justo por delante de Messi, en cuanto a asistencias esperadas (xA) por cada 90 minutos jugado, es decir, en el dato estadístico que mide la probabilidad de gol de cada remate que llega precedido por un pase suyo; y también es el líder de La Liga y el sexto futbolista de los cinco grandes campeonatos domésticos que más asistencias reparte por cada 90 minutos disputados (0.56), únicamente por detrás de Joshua Kimmich (0.69), Kingsley Coman (0.68), Jonas Hofmann (0.61), Kevin De Bruyne (0.60) y Max Kruse (0.57), por lo que su nombre ya se codea con la crème de la crème del fútbol patrio y europeo en estos aspectos tan palpables del juego.

El Levante de Paco López ha tenido que matizarse tras la lesión de Campaña, su buque insignia a la hora de elaborar el juego en campo rival y quien le permitía tener un mayor poso con la pelota, pero sigue siendo ese conjunto que asume riesgos, que ataca a tumba abierta, que presume de verticalidad ofensiva, que no teme desabrigarse, que saca jugo a las transiciones ofensivas, que sabe provocar ataques profundos construyendo desde atrás por abajo y atrayendo la presión, que mantiene sus certezas, su ritmo, su brío, su esencia y su pulso sea quien sea el rival que tenga enfrente. Una pequeña bendición para una Liga que ha venido perdiendo en los últimos años ambición y capacidad propositiva en los planes de los equipos de su zona media. La diferencia es que ahora, con Jorge De Frutos afilando los cuchillos desde la banda derecha del sistema, cada vez que se lanza en línea más o menos recta hacia el arco rival, rasca y obtiene premio gracias a un futbolista que se está consagrando en la élite, que crece a cada partido, que es puro desequilibrio y que marca diferencias al nivel de los mejores en este tipo de contextos que tanto le favorecen. El Levante siembra y De Frutos recoge.

Imagen de cabecera: xOmarxArnaux/xPRESSINPHOTOx.

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