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Fútbol Internacional

Daniel Alves: estrella de profesión

Todo niño al que le gusta el fútbol sueña con ser profesional algún día. Cuando unos pocos lo consiguen, el siguiente paso es ganar algún título para su club y, en muchos casos, esto no llega a cumplirse nunca por culpa de gente como Dani Alves, personas que suman uno tras otro sin compasión para convertirse, en su caso, en el futbolista con más títulos de la historia.

Sus comienzos fueron bastante duros. Desde muy pequeño tuvo que ayudar a su padre trabajando en el campo, una profesión no demasiado agradecida allá por las tierras de Bahía (Brasil), donde la cosecha nunca estaba asegurada. Aún con este peso sobre sus espaldas, el joven Dani lograba sacar tiempo (en ocasiones dejando de lado el colegio) para hacer magia con el balón. Su padre, Domingos Alves, fundó su propio equipo de fútbol –el Palmeiras de Salitre- cuando Dani era todavía un chaval con la cabeza repleta de sueños. Era el incentivo que necesitaba para comerse el mundo.

En un principio como extremo y más tarde como lateral, Dani apuntaba maneras de estrella y, en el momento que tuvo la oportunidad de unirse al Bahía no desaprovechó ni un minuto de juego. Ya en su debut en primera división –como titular, por cierto- completó un deslumbrante partido dando una asistencia y provocando un penalti en la victoria 3-0 frente al Paraná. La grada enloqueció con el espectáculo de fútbol que acababan de ver y comenzaron a aclamar su nombre.

Poco después, en la temporada 2002/03, el Sevilla consiguió su cesión y posteriormente el traspaso de su ficha por un precio total de alrededor de un millón de euros. La inversión pronto iba a ser amortizada ya que a finales de 2003 Dani ganaba su primer título con la Selección Brasileña: la Copa del Mundo Sub-20. Por si no había ya suficientes indicios de que iba a ser uno de los mejores jugadores del mundo, su primer gran título fue un mundial, y no solo eso sino que fue elegido mejor jugador del campeonato, un fuera de serie.

Cinco temporadas y media en el Sevilla le bastaron para conseguir cinco títulos y ser traspasado al Barcelona (2008), donde se consolidaría como el mejor lateral derecho del mundo, algunos incluso lo consideran el mejor de la historia.

Y es que no se trata de una exageración. Su juego con el Barça era deslumbrante, su estilo puramente brasileño, su gran capacidad de asociación y sus vertiginosas incorporaciones al ataque –herencia de sus años como extremo- lo convertían en un peligro constante al que no bastaba con defender como a un rival corriente. Fue una de las piezas clave del Barça que dominó Europa y que enamoró al mundo entero durante años. Sus asociaciones al primer toque con Messi mareaban a los rivales y se convertían en su peor pesadilla. Eran rápidas y precisas, los defensores perdían de vista la pelota en cuestión de segundos y cuando la volvían a encontrar, ya era demasiado tarde. Esta pareja conseguía quitarse del camino a dos o tres rivales y, aunque lo normal sería que Alves retrasase su posición como lateral y Messi ejerciera como el atacante que es, ambos seguían corriendo en dirección a la portería rival lo que creaba una situación extremadamente ventajosa para los intereses del Barcelona. Sobra decir que las otras zonas del campo estaban a buen recaudo.

Era un espectáculo tras otro y, por supuesto, toda esta magia se vio recompensada como se merecía. 23 fueron los títulos con los que Dani Alves consiguió alzarse en sus ocho años como culé, los suficientes para que pudiera retirarse tranquilo, sabiendo que había hecho su trabajo mejor que nadie. Pero a Dani no le bastaba. Su ansia de devorar trofeos lo llevó a la Juventus de Turín donde, en una sola temporada, consiguió el doblete de liga y copa. Otro país conquistado.

De Turín voló a París donde, ya con 34 años, terminó de completar su actual palmarés de trofeos de clubes. En las dos temporadas que estuvo con el París Saint-Germain añadió seis títulos más a sus vitrinas que le sirvieron para superar el récord que había dejado Maxwell cuando colgó las botas en 2017.

Su último gran trofeo fue la Copa América de 2019 en la que logró proclamarse campeón a sus 36 años, como capitán de la canarinha y siendo elegido mejor jugador del campeonato, otro auténtico recital.

Después de despuntar una vez más como lateral derecho, posición que había ocupado durante toda su carrera profesional, firmó por el Sao Paulo de la Serie A de Brasil donde juega actualmente como centrocampista.

Cuando aquella grada de Bahía aclamaba el nombre de Dani Alves en su debut en primera división, nadie era consciente de lo que acababa de ver realmente, era el inicio de uno de los mejores jugadores de la historia. A día de hoy, 41 son los trofeos que Alves ha conseguido conquistar, aunque yo no me atrevo todavía a poner ahí su punto final.

Imagen de cabecera: LUIS ACOSTA/AFP via Getty Images

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