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Fútbol Internacional

Cuco Martina

Clase, velocidad, paciencia, entrega, fortaleza. La selección caribeña de Curazao puede disfrutar desde hace una década a uno de los mejores laterales de la región, ese titán llamado Rhu-endly Aurelio Jean-Carlo Martina, un muchacho de nombre llamativo y conquistador, casi como si de un emperador del viejo imperio romano se tratase.

Cuco, nacido un 25 de septiembre de 1989 en Rotterdam, Países Bajos, es una leyenda del seleccionado, ya que fue uno de los once jugadores que salió a la cancha a disputar un amistoso ante la República Dominicana un viernes 19 de agosto del 2011, el primero que el equipo disputó tras la disolución de las Antillas Neerlandesas. Aquel día solo estaría en cancha 45 minutos, algo que solo ocurriría una vez más en los 44 encuentros que lleva disputados hasta la fecha, algo que lo convierte, lógicamente, en el jugador con más partidos disputados.

Martina es miembro de una de las selecciones con mayor historia de la CONCACAF, ya que a inicios del 1900 ya se disputaban encuentros en el territorio y desde 1924 jugaba partidos de manera regular, hasta que en 1954 se convirtió en la cabeza de lo que fue la selección de las Antillas Neerlandesas junto –como ya explicamos anteriormente- con las islas de Aruba, Bonaire y Sint Maarten (más las de Saba y Sint Eustasius, las cuales apenas si tienen población, por lo que les es virtualmente imposible armar un seleccionado).

Los Antílopes lograron dos terceros puestos en el antiguo Campeonato de la CONCACAF, aunque luego los buenos resultados comenzarían a hacerse más y más escasos, hasta terminar por partirse en varios pedazos en el 2010. Curazao, que tomó el relevo histórico de dicha selección, demostró ser desde entonces un equipo competitivo, más poderoso que los más débiles de la región (Montserrat, Aruba o las Islas Vírgenes) y que podía hacerle frente de manera digna a oncenas de la talla de El Salvador, Canadá o Jamaica (incluso llego a perder apenas 0-2 ante México en el 2017).

Pero necesitaban dar un paso más si querían crecer y aquello lo hicieron, como no, buscando sangre joven en ligas europeas, siempre valiéndose de la herencia colonial. Martina, como dijimos, nació en los Países Bajos, algo que también ocurrió con otros jugadores como Eloy Room, Leandro Bacuna, Elson Hooi, Rangelo Janga o incluso Juninho Bacuna, el hermano de Cuco y que actualmente juega en el Huddersfield Town. También ha sido parte del seleccionado Javier Martina, el hermano mayor de ambos y una inspiración para Rhu-endly, ya que al no conocer a su padre, él ha sido muchas veces uno.

“No sé dónde está mi padre. No sé nada de él, eso no me extraña. No necesito saber sobre él. Ya no. Mi madre ha hecho todo por nosotros y mi hermano es como un padre para mí. Es cinco años mayor que yo. Me enseñaron a no meterme en líos e ir a la escuela. Terminé la educación preprofesional y luego continué con una formación en construcción. Me gusta trabajar con mis manos, demoler y reconstruir algo. Pero la combinación con la academia juvenil de Feyenoord se volvió demasiado difícil para mí. Dejé la escuela». Cuco, en una entrevista para el sitio ‘Twente in site’

Cuco Martina en su segunda etapa con el Feyenoord (ImagoImages)

Esta generación fue la que logró clasificar a Curazao a sus primeras Copas Oro, en el 2017 y 2019. En la primera oportunidad cayeron de manera digna en la fase de grupos (donde jugaron ante México, Jamaica y El Salvador), mientras que en la última edición mostrarían su evolución al pasar a cuartos tras dejar en la cuneta a dos clásicos como lo son Honduras (1-0) y Jamaica (1-1), cayendo luego apenas por la mínima ante la finalista Estados Unidos. Aquella sería la última vez –de momento- que Martina se vistió la elástica blanca con vivos azules de su patria, por lo que no llegó a estar en la histórica primera edición de la Liga de las Naciones, en donde Curazao logró llegar a la Liga A y quedar a un paso de las semifinales. Sí que estuvo en las clasificatorias, en donde logró convertir su único tanto con los caribeños en un 10-0 a Granada

Mientras todo este proceso con el seleccionado ocurría, también acontecía -lógicamente- su carrera a nivel de clubes, una que lo vio crecer en lo bajo, jugando tres temporadas en la Eerste Divisie (segunda división) con el Roosendaal antes de llegar por primera vez a la Eredivisie, en este caso con el humilde Waalwijk. Sus mejores años, sin embargo, llegarían entre el 2014 y el 2018, cuando vistió las elásticas del Twente, Southampton y Everton, con los que no solo disputó encuentros en un nivel todavía más alto, sino que incluso se dio el gusto de jugar la Europa League.

Martina había crecido jugando al béisbol e incluso haciendo break dance, pero cuando la academia del Feyernoord se fijó en él a la edad de 12 años no pudo negarse. Si bien no pudo llegar al primer equipo –al que volvería años más tarde-, sí que logró aprender todo lo necesario para crecer en el difícil mundo del fútbol profesional, definiéndose como lateral por la derecha o incluso jugando a veces como mediocampista defensivo.

Lamentablemente, desde el 2019 su carrera se ha estancado. Ya no han confiado en él en el Everton, por lo que tuvo que salir a préstamo al Stoke City y al Feyernoord, aunque sin lograr ni la estabilidad ni los partidos que un jugador de su talla se merece. En el 2020 dejó finalmente la institución de Liverpool y desde entonces se encuentra libre, a la espera de poder seguir dando lo mejor de sí, ya que apenas tiene 31 años y varios años más de carrera por delante. Seguramente el 2021 sea más benevolente con el capitán de Curazao, uno que ha demostrado resiliencia para poder crecer sin un padre y sin el apoyo de alguno de los clubes en los que estuvo y así y todo poder triunfar. Por eso se merece seguir hasta que la campana toque por última vez.

Imagen de cabecera: ImagoImages

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