Que Cristiano Ronaldo no marque goles es algo muy extraño. El portugués, en el olimpo del fútbol mundial, no suele estarse mucho tiempo sin celebrar un tanto. Sin embargo, el horrible nivel de su Manchester United y su falta de acierto presionaban a la leyenda portuguesa. Ayer, en Old Trafford, el cuadro mancuniano mató dos pájaros de un tiro: ganó al Brighton, colocándose de nuevo en los puestos de Champions League, y consiguió que su estrella rompiera su sequía.
587 minutos llevaba sin marcar hasta que controló un balón lejos del área. Enfiló hacia la meta rival, dejando a un futbolista por el camino, y disparó donde nadie podía llegar. Gol. Todo volvía a la normalidad. El cuadro de Ralf Rangnick, muy discutido, forzó la expulsión de Lewis Dunk a la siguiente jugada y consiguió apaciguar los nervios del teatro de los sueños. Bruno Fernandes selló un triunfo capital en la lucha por jugar la máxima competición continental. David de Gea fue otro de los nombres propios del envite.
Imagen de cabecera: @ManUtd