Cristiano es un milagro

Cristiano Ronaldo, 33 años
mediante, lleva en el contador de esta temporada 33 goles. Más allá del
juguetón baile de cifras, este número de goles supera en uno al de Leo Messi,
que ha modificado su posición de juego, su rol dentro del campo si se prefiere,
pero no su forma de jugar, que sigue siendo única. El argentino ha volcado su
talento a facetas más constructivas, surtiendo balones a los compañeros, a
pesar de lo cual suma goles por pura inercia. Los tics de los genios tienen estas
cosas. De ahí que la persecución del portugués tenga un mérito imponderable.

Esta iba camino de ser la peor temporada
de Cristiano Ronaldo. Fallón, poco participativo. Su proverbial capacidad para
marcar goles se había desvanecido y, con ello, había abonado el terreno para la
especulación. “Hay que venderle”. “Este chico ya no va a rendir”. “Ya no es el
que era”.  De alguna forma se llegó a un
convencimiento que es inevitable que algún día llegue: el tiempo pasa, los
músculos se vuelven débiles y las grandes gestas empiezan a edificar un pasado
glorioso. Todo apuntaba a que esa factura estaba empezando a llegar, había que
sacar un buen precio por el portugués y agradecerle, en una despedida acorde a
su grandeza, los servicios prestados.

Por todo ello Cristiano Ronaldo
es un milagro. Quizás un milagro natural, de los que se resisten a ser vencidos
por la biología. Lleva 14 goles en los últimos ocho partidos y está a seis de
Luis Suárez. El sábado salvó al Real Madrid de caer ante el Eibar y poner en peligro
incluso la tercera plaza y ante el PSG sus goles tuvieron una importancia
capital para ganar una eliminatoria que, a
priori y atendiendo a voces expertas, ya estaba perdida. Números y
circunstancias que han venido acompañando al portugués de forma habitual, pero
que este año pensábamos que no iba a llegar.

Cristiano Ronaldo es un milagro
por aguantar las acometidas de un Leo Messi al que jugar al fútbol le viene de
forma natural, apenas le cuesta esfuerzo y se exhibe como y cuando quiere. A
estas alturas negarlo resultaría absurdo. Probablemente no vamos a ver nada
mejor que Leo Messi. Muchas son las razones, que no vienen al caso, para
semejante afirmación. Pero que el portugués aún siga la estela del astro
argentino, precisamente en la temporada que estaba destinada a consagrarse como
el fin de una época, tiene un valor incalculable. Solo incluyéndolo entre los
mejores jugadores de la historia puede entenderse semejante hazaña.

Quizás sea la próxima temporada, pero esta, por ahora,
parece que no lo será. Cristiano sigue siendo el jugador decisivo y
determinante al que nunca renunció. Guarden silencio y vuelvan el año que
viene. Hay un tipo engominado haciendo milagros.