El fútbol, lo impredecible en lo lógico. Este deporte que está lleno de equipos favoritos, resultados seguros y campeones pronosticados apenas comienza una temporada. Esa constante -impulsada por los grandes refuerzos, la danza de millones y el peso específico de un escudo-, hace que disfrutemos a concho y nos emocionemos cuando lo obvio deja de serlo; Cuando el favorito tropieza y da paso a la sorpresa. Cuando el pequeño se revela. Cuando en 10 minutos se da vuelta un marcador. Cuando se define todo desde los doce pasos. Esa emoción, de nunca saber exactamente qué pasará, es la que le da vida y color a la Copa Libertadores de América.
El torneo más importante de este lado del mundo, sabe mantener la esencia en todo sentido. No sólo porque conserva la intensidad, la pasión e incluso las «mañas» coperas de antaño. También porque cada edición es una nueva oportunidad para ver cómo las estadísticas y las apuestas quedan en jaque frente a la realidad de un fútbol que se basa más en las ganas y el compromiso que en los nombres o el precio de la plantilla.
Muestra clara de esto es que en los últimos 10 años, 18 equipos distintos han sido finalistas de la Copa. Y han sido campeones nueve equipos diferentes -sólo se repitió Inter de Porto Alegre, el 2006 y 2010-, aunque de solo tres países. Ese ítem es el único que se mantiene constante, la hegemonía de Argentina y Brasil.
En esta edición 2016, ya están definidos los semifinalistas. Nuevamente se mezclan favoritos con aspirantes. Países muy ganadores con otros que buscan repetir una hazaña o alcanzar por primera vez el sueño. Boca Juniors, Sao Paulo, Atlético Nacional e Independiente del Valle. Cuatro equipos, cuatro países representados, cuatro semifinalistas que ya tienen escrito su camino en la copa con tintes épicos.
Boca va a por su séptima copa, la número 25 para Argentina. Quiere traerla de vuelta después de nueve años y quitarle el título de campeón vigente a su archirrival, River Plate. Para llegar a semis tuvo que esforzarse para -en un partidazo- terminar ganando la llave, en la definición por penales, a Nacional de Montevideo.
Independiente del Valle, equipo revelación de esta edición, quiere la primera copa de su historia y la segunda para Ecuador. El camino a la primera semifinal de su historia está lleno de gestas históricas: Jugó los octavos de final contra el vigente campeón, River Plate, y aseguró la clasificación, ni más ni menos que, en el Monumental de Buenos Aires. A pesar de perder 1-0, y ser atacado constantemente por el local, la victoria 2-0 en casa fue una buena cuenta de ahorros. Ya en cuartos se enfrentó a los mexicanos de Pumas, les ganó en casa y aunque perdieron en México, les alcanzó para llevar la llave a los penales y quedarse con el puesto entre los cuatro mejores.
Atlético Nacional de Colombia va por su segunda Copa Libertadores y la tercera para el país cafetero. Venían con chapa de favoritos después de ganar todos sus partidos en la fase de grupos, pero tuvieron más de una complicación para ganarle a Rosario Central, en cuartos de final, y terminaron ganando la llave con un gol en el minuto 95 del partido de vuelta, jugado en Medellín.
Sao Paulo, el cuarto semifinalista, va por su cuarta Libertadores y la numero 18 para Brasil. Los paulistas vienen pasando con emoción en esta fase final. En octavos pasaron aunque perdieron por 3-1 en su visita a Toluca y en cuartos lograron seguir avanzando a pesar de la derrota frente a Atletico Mineiro por 2-1. La cuenta de ahorro con los triunfos de local, sumado a que anota de visita lo ha llevado a tener su lugar en esta semifinal.
Ahora, habrá que esperar a que pase la Copa América Centenario para ver cómo termina esta historia. Si el pequeño logra el sueño y hace historia, o si uno de los poderosos renueva sus glorias y lleva otra vez a casa el trofeo más importante del continente.
