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Chicago Cubs: una espera de más de un siglo

Ni siquiera el Wrigley Field, el segundo estadio más antiguo de las Grandes Ligas de béisbol, existía cuando los Chicago Cubs ganaron su última Serie Mundial en 1908. Las paredes cubiertas con hiedra del Wrigley Field, construido en 1914, han sido testigo de numerosas lamentaciones y mucha tristeza mientras generaciones de seguidores pasaban por las gradas en la parte norte de Chicago.

Pero el estadio se convirtió en un santuario, a pesar, o puede que a causa del legado de mediocridad del equipo cargado de decepciones, como la derrota en la Serie Mundial de 1945, achacada a la ya famosa maldición de la cabra, o los equipos ganadores que luego fracasaban en agosto en la década de 1960, o las debacles en los playoffs en los ’80 y los 2000.

Sin embargo, el campo pasó esta semana de ser un templo metafórico del béisbol a convertirse literalmente en un monumento conmemorativo cuando los hinchas comenzaron a garabatear epitafios para los seres queridos fallecidos en los ladrillos del estadio. La actuación del equipo en los playoffs, que concluyó con un séptimo partido de infarto ganado en Cleveland, Ohio, ante los Indians, desató una marea de emotivos recuerdos de generaciones de hinchas de los Cubs que vivieron y murieron sin ver a «sus chicos de azul» ganar el trofeo.

Los mensajes escritos con tiza se extendieron en más de 200 metros en los muros del estadio. Algunos de los fans exhortaban a los Cubs a ganar por sus familiares fallecidos. Rebecca Conner, de 31 años y natural de Chicago, rindió tributo a su abuelo, Harland ‘Hop’ Conner, que murió en 2013 con 92 años, escribiendo su nombre con las letras azules de los Cubs y refiriéndose a él como «mi ángel fuera del campo». Ella contó que ver jugar a los Cubs le hace sentir más cerca de su abuelo: «Cada año tenía esperanzas, incluso después de ver a su equipo perder durante 92 años».

Las redes sociales se inundaron con conmovedoras dedicatorias. Muchos imaginaban a sus fallecidos animando desde el cielo, a menudo junto a los mejores jugadores del equipo que nunca consiguieron ganar o con el comentarista Harry Caray, que personificaba la imagen de adorables perdedores de los Cubs. El agente de la policía de Kansas, Tim Filson, de 48 años, se acordó en Facebook de su difunto padre, que había sido fan de los Cubs toda su vida: «Espero que tú y Harry Caray lo estéis pasando bien en el cielo con esta victoria».

Mientras que el séptimo partido tenía lugar en Cleveland, a 560 kilómetros de distancia, masas de hinchas abarrotaban las calles que rodean el campo de Chicago bajo los antiguos carteles de neón de «Wrigley Field: Hogar de los Chicago Cubs». Cuando el primera base Anthony Rizzo selló el último out en Cleveland, en el letrero de neón se leyó «¡LOS CUBS GANAN!» y los seguidores estallaron de júbilo.

Unas cinco horas después, tras un vuelo chárter a Chicago, los jugadores salieron de un autobús en las inmediaciones del Wrigley Field y fueron recibidos con una ruidosa bienvenida. El más vitoreado fue Rizzo, que llevaba sobre su cabeza el trofeo. La candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, que creció en Chicago, dijo en un mitin de campaña del jueves que deseaba que su padre, un gran fan de los Cubs, pudiera haber sido testigo de ese momento histórico. «Quien sabe, puede que volvamos a hacer historia en unos pocos días», dijo con vistas a las elecciones del martes, en las que podría erigirse como la primera presidenta de Estados Unidos. «La última vez que ganaron los Cubs, las mujeres aún no podían votar y creo que las mujeres van a ser recompesadas por eso en estas elecciones».

El presidente del país, Barack Obama, vivió mucho tiempo en el sur de Chicago, donde los Chicago White Sox son el equipo favorito. Los White Sox, quienes tampoco ganaban desde 1917, terminaron con su mala racha en 2005 al hacerse con la Serie Mundial. En un encuentro en Florida, donde Obama estaba haciendo campaña por Clinton, éste reconoció que la victoria de los Cubs «es algo bastante grande incluso para un fan de los White Sox… porque los Cubs han estado esperando 108 años».

«Estaba viendo un programa de televisión cuando explicaron que la última vez que ganaron los Cubs, Thomas Edison seguía vivo y no se había inventado aún el pan de molde. ¿Conocen la expresión, ‘esto es lo mejor que ha pasado desde que inventaron el pan de molde’? Pues esto es realmente lo mejor que le ha pasado a los fans de los Cubs desde el pan de molde», bromeó el presidente.

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