Cameron Smith levantó ayer su primer grande de una manera impresionante: reventando registros en el Open. Esta vez Saint Andrews, casi siempre repleto de sufrimiento por el viento y la lluvia, fue un lugar plácido para los grandes actores del golf mundial. El -20 de Smith es el mejor resultado en la historia del torneo. Una barbaridad en la edición número 150: «Ganar un campeonato así quizás sea lo más destacado de la carrera de un golfista. Hacerlo en St. Andrews, creo que es simplemente increíble. Este lugar es genial. Me encanta el campo de golf. Me encanta la ciudad», dijo el australiano.
Sin embargo, en un escenario tan clásico, el campeón no pudo evitar las preguntas de varios periodistas suspicaces. El Liv Golf, el antónimo de lo que significa el campeonato escocés, está acechando al jugador australiano. Él no resolvió dudas: «Acabo de ser campeón y me preguntas por esto. No es nada bueno eso. Mi equipo se preocupa por esas cosas. Yo solo vengo a ganar torneos«, aseguró.
La batalla con McIlroy, que terminó tercero, fue brutal. Solo los riesgos que tuvo que tomar en los últimos putts le llevaron a ceder el segundo puesto a un brillante Cameron Young. Jon Rahm, que ya es el cinco del mundo, tuvo que conformarse con ver los toros desde la barrera. Finalizó trigésimo cuarto. Peor le fue a Sergio García: las dudas en el verde siguen aflorando. Además, su popularidad ha caído por su deseo de jugar en la liga saudí.
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