No es el mejor momento para el Liverpool y el Everton. Ambas entidades se encuentran lejos de sus objetivos, inmiscuidos en batallas que saben que van a perder. A Jurgen Klopp se le escapa la rabia en rueda de prensa, desesperado con el juego de su equipo y con los gastos de sus rivales. ¿Cómo puede ser que el Chelsea se gaste 600 millones? Se lo pregunta en delante de los periodistas, muy agobiado. Nadie le puede contestar porque nadie lo sabe. Ese, de todas maneras, es otro tema.
Los toffees, por su parte, han tocado las puertas del infierno. Las llamas están cerca, últimamente, de quemar al conjunto azul de Merseyside. Tras unos meses horribles de Lampard ha aterrizado un bombero llamado Sean y apellidado Dyche. La única duda reside en si el experimentado técnico podrá convertirse en un jefe que pueda construir un proyecto que no solo sirva para mantenerse. Por el momento, están en descenso así que hablar de futuro es una barbaridad.
Se avecina un final de temporada extraño para los de Anfield. Es cierto que cada día que pasa se alejan más los puestos de Champions League, pero tampoco se les puede descartar de ninguna batalla. Nos dice la historia que creer en eso sería un error fatal. Y nosotros no caeremos en ese desliz. Lo que también puede pasar es que en la máxima competición continental lleguen lejos. Por ahí pueden sellar el billete para una de sus competiciones favoritas. Recordad que no jugarla el curso que viene sería un drama.
En el Everton ya nadie sabe qué genero tiene su obra. Por momentos parece una tragedia, pero rápidamente la historia se convierte en una astracanada. La directiva ni se asoma por Goodison Park, echando la culpa a la afición por ser unos violentos. Que te digan una verdad a la cara debe ser muy doloroso. Cabe recordar que son el único conjunto de Inglaterra que no ha firmado a ningún futbolista pese a estar en la penúltima posición a 31 de enero y habiendo vendido a una de sus mayores promesas. ¿El miedo? Estrenar el nuevo estadio lejos de la élite. El próximo lunes será divertido. Veremos un derbi de necesitados.
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