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Caer para levantarse

Por primera vez en cinco años Cristina Gutiérrez iba a perderse la gran cita del Rally Dakar. La pandemia del coronavirus llevó a que Mitsubishi España, azotado por la crisis económica, diera al traste con el proyecto liderado por la burgalesa, que formó parte del equipo durante siete años y logró acabar la prueba más dura del mundo en los últimos cuatro. En 2017 se convirtió en la primera mujer española en finalizar el Dakar en la categoría de coches, logrando su mejor puesto (26º) en la clasificación general (dominada por hombres) de 2019. En septiembre anunciaba, sin embargo, su salida del equipo. Dos semanas antes su participación en el desierto de Arabia Saudí no es que estuviera en duda, es que necesitaba un milagro, una llamada de última hora. La tuvo.

Porque los últimos meses de Cristina han sido como un sueño. En octubre tuvo la oportunidad de participar con el equipo X-Raid (del mismísimo Carlos Sainz) en la Baja Andalucía, que el año pasado sustituyó al Rally de Marruecos como prueba preparatoria del Dakar. Sorprendió con un octavo lugar en la modalidad de Mini 4×4, y entonces llegó un mensaje de Facebook que ella misma no podía creer. Le había escrito el equipo X44, creado y dirigido por el mismísimo Lewis Hamilton, para ofrecerle pilotar junto a nada menos que el nueve veces campeón del mundo de WRC Sebastian Loeb en la Extreme E, el primer gran evento de rallys sostenible y propulsado por electricidad.

¿Y qué tiene que ver esto con el Dakar? En el primer test como compañeros, el bueno de Loeb le preguntó a Cristina por sus planes para participar, y ante la falta de oportunidades intercedió por ella y llamó a RedBull. Gracias al laureado piloto francés, la burgalesa pasó a formar parte del gigante austriaco en la modalidad T3 o prototipo ligero, una categoría que sirve como trampolín para los equipos, una especie de antecámara de la categoría principal de Coches, así como dar “la posibilidad a los grandes equipos y a los fabricantes de identificar talentos futuros”, según explica la organización. Para Gutiérrez era un cambio drástico: nuevo coche, nuevo copiloto, nuevo equipo y nuevo entorno: a sus 29 años ha tenido a su lado a jóvenes pilotos como Seth Quintero, que en septiembre cumplió la mayoría de edad y que se ha erigido como una de las grandes sensaciones de esta edición al convertirse en el más joven en llevarse una especial del Dakar en cualquier categoría.

Pero la primera en hacer historia de verdad fue Cristina. Recordamos el contexto: dos semanas antes del inicio del Dakar la española no tenía equipo. Una vez conseguido necesitó de una acelerada adaptación, con un coche diferente al que estaba acostumbrada y en unas condiciones que le eran ajenas, además de la presión extra de demostrar su valía en un gigante como RedBull. ¿Qué hizo en la primera etapa? Ganarla. Y se convirtió en la primera mujer de nuestro país en ganar una etapa del Dakar en coches. La primera mujer desde Jutta Kleinschmidt (ganadora de la general en 2001) en ganar una etapa en coches. Habían pasado 16 años desde que la alemana lograra la última de sus diez conquistas de etapa. Kleinschmidt fue precisamente profesora de Cristina en un stage celebrado en Catar. Cuando a la hoy delegada de la FIA le preguntaron si la española podría ser su sucesora, su respuesta no dejaba lugar a dudas: «Es posible, por supuesto. Pero debe dar un paso al frente».

Pero no todo podía ser un camino de rosas. Al éxito en la primera etapa le llegaron días de problemas continuos, con una serie avería que le hizo perder el liderato y alejarse más de una hora el día de Reyes. Parecía haberle dado un vuelco a la situación en la etapa posterior al día de descanso, siendo la mejor de los T3 y colocándose en segunda posición en la general de prototipos, pero este lunes se ha consumado, por una avería en la caja de cambios, el primer abandono de su carrera en la prueba más dura del mundo.

Durante los últimos cuatro años ha soportado todo tipo de inclemencias, llegado en una ocasión a pasar más de tres días sin dormir, alimentándose únicamente de plátanos y agua. Fue la única española en coches en acabar las cuatro anteriores ediciones, liderando en todas ellas la general femenina. De este Dakar se puede despedir con la cabeza bien alta, haciendo historia de nuevo, rompiendo estereotipos y prejuicios, firmando una espectacular actuación a pesar de las circunstancias. Quizá el próximo año (ojalá) apuesten por ella desde el principio y cuente con una preparación acorde a su nivel.

Cristina Gutiérrez, como Laia Sanz (que se mantiene en el top-25 de la general en motos a pesar de haber superado recientemente la enfermedad de Lyme) u otras guerreras del motor español (Ana Carrasco o la jovencísima Yvonne Cerpa) sigue demostrando que si recibe oportunidades, devuelve talento. Y que si se cae, como tantas veces lo ha hecho, se volverá a levantar.

Imagen de cabecera: Imago

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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