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Barça, el rotar no se va a acabar

Una opinión de Joan Sagués, KANTINU | Barcelona | El Barça de los tres tenores, los que también desafinaron en los minutos que les concedió su desatinado director en Donosti, dio el do de pecho en la primera gran noche de 2015. Fue en ese choque de culturas musicales contra los percusionistas porteños de Madrid cuando la filarmónica de Luis Enrique ofreció su concierto más fastuoso ante un público entregado, que pudo aplaudir a rabiar al fin a la mejor versión de todos sus componentes.

En poco más de una semana se restituyó, al rebufo de los tres tenores, la maltrecha autoestima de la entidad, se finiquitó la ronda copera sin las primeras figuras y, con la inercia propia del que crece y lo sabe, se pasó en A Coruña por encima del Depor en un partido de un sólo tenor que dejó la duda de si los demás bajaron dos tonos o fue el indiscutible e implacable rey Leo el que los subió.

Las tres versiones de la última semana colocan al equipo exactamente dónde no parecía ni poder acercarse hace quince días: en la pole de todo. Con la enchufada general del día del Atleti, en la que el trío maravillas ajustició inesperadamente -por la contundencia- al cholismo, el Barça de Leo sube enteros en las quinielas de los premios gordos. La reivindicación copera de la segunda unidad sitúa al grupo a tiro de piedra de una molesta competición en invierno que cristaliza en un apetecible trofeo en primavera, y Messi se basta para solventar las salidas de medio pelo que salvan Ligas. Las cosas de Leo.

 

Se felicita en los quioscos el barcelonismo por la tecla con la que, se presume, habría dado por fin Luis Enrique. O sea, por repetir por vez primera el once de todos… o de casi todos. Permítanme que lo ponga en duda. Los culés han asistido con asombro primero, y con hastío después, a las generosas e inacabables rotaciones de su nuevo técnico, ajenos al hecho de que muy probablemente fuesen esas rotaciones las que, junto con la espléndida huella dejada como jugador, acercaran a Lucho al banquillo azulgrana.

No son legión 1. los futbolistas que hablan bien de él, 2. los padrinos del fútbol y de los medios que se lo rifan, ni 3. los títulos conquistados en su corta carrera como técnico. Eso sí, llamó la atención de no pocos futboleros y analistas que tanto en Roma como en Vigo mejorara espectacularmente el rendimiento de sus equipos en las segundas vueltas, hecho que no se acostumbra a conseguir con un once tipo al que exigir rendimiento desde el inicio del curso hasta los controles finales.

No parece pues que el técnico, una vez se ha quedado solo tras el despido de su valedor, del desencuentro con los cracks y del mobbing filtrado de su presidente, vaya a abandonar su indisimulada apuesta por la constante rotación. Al fin y al cabo es, de todo lo que creía tener cuando llegó, lo único que le queda.

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