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Balonmano, Montenegro es la última puerta

JOTA MATEO | Atrás quedaron los agoreros, aquellos que desde su pesimismo intentaban argumentar, por todos los medios, que la época de las Guerreras ya había pasado, diciendo que se habían retirado pilares fundamentales – algo cierto tras la marcha de gente como Barnó, Begoña o Cuadrado – y que la selección actual no podría reinventarse y volver a estar en las posiciones de mérito. Pues nada, se equivocaron una vez más, aunque ahora se hayan vuelvo a sumar al carro en vista de los resultados.

Decimos una vez más porque no es la primera vez que se da por muerta a esta generación, lo que dice muy poco de aquellos que trataron de argumentarlo, ya que, a poco que se conozca a este grupo de chicas uno se da cuenta que el apelativo Guerreras no es una marca gratuita, sino totalmente identificativa de la pasta de que está hecha este colectivo, definiendo a la perfección su carácter indomable y su inmensa capacidad para superarse una y otra vez. Y no lo decimos aquí, de manera gratuita, sino que son sus números y posiciones meritorias cosechadas en los últimos años quienes lo certifican.

Nueva competición y nueva demostración de poderío, y eso que no lo han tenido fácil. Tras una primera fase inmaculada en la que doblegaron a todos sus rivales, llegaron a la ‘main round’ con muchísimas posibilidades de éxito, pero, a pesar de lo fácil que podía intuirse, la competición y nivel de los rivales, amén de los errores propios, supusieron una inyección de realismo que a punto estuvo de costar el pase a semifinales. Solo fue eso, un pequeño gran susto, pero no pasó a mayores, porque cuando más complicado parecía, en el momento en el que muchos se hubiesen arrugado, estas chicas demostraron que son de otra pasta y sacaron todo su orgullo y clase para doblegar a Dinamarca y encaramarse, una vez más, en una semifinal de un Campeonato de Europa. Casi nada.

Ahora ya es otra competición. Adiós a los grupos y llega el momento del pierde-paga. Eliminatorias a un solo partido (semifinal y final), donde son muchos los factores que influyen y ante un día malo no existe margen de maniobra. Pero no todos han llegado ahí. Solo han sido cuatro, los cuatro mejores y una vez más, España y sus Guerreras están entre ellos, en su lugar habitual de residencia en los últimos tiempos, constituyendo con ello la mejor generación de nuestro balonmano femenino.

Hoy se miden a Montenegro. No hace falta decir mucho más. Son semifinales de un Europeo y eso es hablar muy alto, lo que da buena cuenta del rival que enfrente tendrán hoy las Guerreras. Un rival difícil, sí, pero para este bloque no existen los imposibles y están más que capacitadas para pasar por la piedra a las montenegrinas y permitir a sus fiel y multitudinaria parroquia seguir soñando al lado de este grupo de Guerreras que tantos y tan buenos momentos nos vienen regalando últimamente.

 

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