JOTA MATEO | Dicen que los grandes equipos se crecen ante las adversidades y muestran su mejor cara cuando más complicada está la situación. Ese sería un fantástico resumen para definir a las Guerreras en el Europeo de Balonmano Femenino. Un equipo, por encima de todo y de las individualidades, que se rehace cuando más complejo está el panorama y que enseña las uñas para mostrar su verdadero nivel. Ante Dinamarca, ese el partido. El todo o la nada, el verdadero momento de la verdad, donde el error se pagaba con la eliminación, a las puertas de semifinales y la victoria regalaba la gloria para luchar por metal. Y, ante esa situación, las Guerreras volvieron a tirar de casta, orgullo y muchísima calidad para dominar sin compasión el partido y doblegar a su rival y llevarse el gato al agua.
Una vez más, esta selección vuelve a mostrar su mejor cara y se planta en la lucha por los metales de un Europeo, un torneo complicado donde la calidad de todos los rivales dificulta y mucho poder estar entre los mejores. Pero España lo es y lo lleva siendo, a pesar de alguna laguna, los últimos años, constituyendo de este modo la época más dorada de esta selección.
Este bloque es un asiduo a las posiciones punteras de todas las competiciones internacionales que disputa, por mucho que los años sigan pasando, llevándose con ellos a algunas de sus mejores jugadoras. Ha sido capaz de recomponerse y aportar nuevas integrantes a un bloque que se crece en los grandes acontecimientos. Y lo mejor de todo es que no se vislumbra dónde puede estar el límite de este equipo.
Ahora a pensar en Montenegro, rival de las Guerreras en semifinales. Un gran equipo, pero nada que no pueda doblegar este bloque.
