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Arantza Gallastegi: “Necesitábamos tiempo y ahora estamos contestando”

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A sus 24 años es la árbitra más joven de Primera Iberdrola. Este año ha dirigido dos partidos decisivos en el Johan Cruyff: el Clásico Barça-Real Madrid y el Barça-Atlético de la última jornada. En una temporada donde las grandes polémicas arbitrales se pueden contar con los dedos de una mano, Arantza Gallastegi Pérez reivindica el cuerpo arbitral y el proceso que les ha llevado hasta el nivel actual.

*Arantza, además de árbitra, trabaja en un colegio de su ciudad natal, Galdakao. Lo compagina con el arbitraje, la preparación física, entrenamientos funcionales que ofrece en Zorroza y estudios de un Máster de Envejecimiento Saludable. Cuenta con doble grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y de Educación Primaria. Casi nada.

P. ¿Cómo consigues llegar a todo?

Con un horario gigante (risas). Y todos los domingos lo abro, pongo las cosas que tengo que hacer y aprovecho los huecos libres que me quedan. Al final es lo que tenemos que hacer. Tenemos que buscarnos la vida como quien dice. Y además me gusta mucho. Trabajar con la gente, seguir aprendiendo cosas nuevas…

¿Y luego cuántos partidos arbitras cada fin de semana?

Hemos estado bastante justos de árbitro. Cuando pito en Primera Iberdrola o en 3ª RFEF solo es un partido. Pero a veces pito tres en un fin de semana (de cadetes o juveniles). Es mucha carga física, pero sobre todo mental. Y luego vuelve el lunes, y vuelves al trabajo, a los estudios, a los entrenamientos… es un bucle del que cuesta salir.

¿Qué criterios utiliza el Comité para designar un partido u otro?

Eso el comité lo sabe. Yo solo sé que a vascos no puedo pitar, ya está. Pero más o menos puedes calcular. Especulamos nuestras cosas, y normalmente siempre fallamos (risas). Ellos nos conocen, saben cómo pitamos, igual eso lo tienen en cuenta, pero nunca nos han explicado, y no solemos pedir nada salvo por motivos laborales o familiares.

Este año has arbitrado un Clásico y el FC Barcelona-Atlético de la última jornada. ¿Lo sientes como un premio a tu trabajo?

«Yo siempre lo digo. La forma que tienen de premiarnos a las árbitras es con partidos de la zona alta o baja. Si me ponen en un partido con dos equipos se estén jugando el descenso, como el Éibar-Villarreal, también es un premio. Porque hay muchísimo en juego y el Comité está confiando en ti. El Clásico es mucho más que un partido. El Real Madrid también se estaba jugando la Champions. Obviamente yo me lo tomé como un premio porque había mucho en juego. Y luego, pues me hacía mucha ilusión pitar un Clásico. Todas fantaseamos con pitar este tipo de partidos. Muy pocas podemos decir que hemos pitado un Clásico. Muy muy contenta en ese sentido. Te llena de orgullo que un Comité entero esté detrás de ti apoyándote.

En ambos partidos el estadio estaba a rebosar. ¿Es algo a lo que os tenéis que ir acostumbrando?

Encima la afición en el FCB Femení está muy encima de ellas ahora. Solo hay que ver lo del Camp Nou. Siento que los campos se están llenando más, y nos viene bien porque es una preparación para lo que nos va a venir. Va a ser habitual. Los clubes cambiarán las instalaciones deportivas por estadios pequeños o ciudades deportivas con hierba natural, gradas… es algo que nos va a costar acostumbrarnos también a nosotras. De la calma, a que toda la gente esté encima.

Tú lo has vivido a lo grande en tu debut a nivel internacional…

En Francia tuve la suerte de que fue en un estadio y que fueron 20.000 personas. Yo estaba como un flan. No es tu lengua, es otro país, otro rol (cuarta árbitra)… no estaba acostumbrada. Solo pensaba en no liarla con el cartelón (risas). Pero como experiencia fue increíble, y espero que eso también se empiece a ver aquí.

Con la liga profesional y la mejora de las instalaciones y el posible traslado a los estadios… ¿será más factible instaurar el VAR en el fútbol femenino español?

No sé qué intención tendrán con el VAR. Habrá estadios en los que será más fácil implantarlos que en otros. Y en ciudades deportivas no creo que hubiese problema. Hay muchos equipos femeninos que tienen su equipo masculino. Si el Villarreal femenino juega algún partido en el Estadio de la Cerámica, ahí ya estaría el VAR. No sé hasta qué punto se podría hacer eso, igual es un poco caótico. Pero la Real Sociedad y el B lo han hecho este año en el estadio. Y se han podido compaginar bien. ¿Por qué no pueden hacerlo con las chicas?

El único hándicap que veo es que no todos los equipos tienen su masculino (Madrid CFF, UDG Tenerife, Sporting Huelva). Ahí no puedes decirles “buscad unos chicos que os quieran meter”. No es así como tiene que funcionar. No sé cuánto va a tardar, no sé si hay un proyecto de cara a implementar el VAR, pero imagino que cuando lo hagan pensarán en todos estos detalles.

 ¿Y es algo que pedís mucho? ¿Estáis deseando que se implante?

Es que no depende de nosotras. Si me preguntas si me gustaría tener el VAR, a mí sí. Porque asumo que nos vamos a confundir. Y si mi trabajo es acertar, si puedo conseguir acertar gracias a un videoarbitraje, pues no tengo problema. Pero en los años que he estado arbitrando lo he hecho sin VAR. Y los hemos sacado mejor o peor, pero los hemos sacado. Tampoco creo que ahora tengamos que ir a toda velocidad con todo.

Semifinal de la Supercopa Femenina 2020. Fuente: Arantza Gallastegi

Hablando de velocidad. Tú fuiste una de las árbitras que ‘estrenó’ la Primera División femenina. ¿Cómo viviste ese proceso?

Yo empecé con 17 años y con 20 y pocos ya estaba en Iberdrola. Todo ha sido un ‘boom’, hemos pasado de cero a 100. No teníamos experiencia, pero ni las árbitras ni muchas de las jugadoras de las que empezaron en Iberdrola. Yo empecé a jugar al fútbol con ocho años, así que experiencia en el mundo del fútbol tenía, y eso considero que me ayudó mucho. Entiendes el fútbol, lo que una jugadora puede llegar a sentir, poder explicarle las cosas. En los primeros años se nos criticó muchísimo, pero yo creo que hay que hacer autocrítica. ¿Cuántos pases da mal una jugadora en un partido? Es que entramos en la guerra de siempre, es muy fácil criticar al árbitro. Es algo que se ha normalizado muchísimo. Y obviamente cometemos errores, pero todo el mundo comete errores. Vivimos con el error.

¿Y crees que se acertó con acelerar así el proceso?

Yo creo que sí. Porque pasamos de 0 a 10, pero el Comité nos ayudó en todo momento. Teníamos seminarios, la posibilidad de ver partidos, de seguir aprendiendo… Al igual que el fútbol femenino ha mejorado, creo que el arbitraje femenino también. Lo que no puedes hacer es que el fútbol femenino vaya de 0 a 100 y el arbitraje femenino de 0 a 50. Tienes que ir a su nivel o incluso más avanzadas. Y creo que sí lo estamos consiguiendo.

La verdad que este año apenas recuerdo grandes polémicas (la conversación fue antes de la última jornada, cuando se dio el polémico penalti del Madrid-Villarreal). Sin embargo, hace unos años… las críticas eran constantes.

También necesitamos nuestro tiempo de adaptación. Yo entiendo a las jugadoras, pero tampoco ellas saben la situación que tenemos. Es que mira mi semana como es. Termino un partido y no estoy pensando en ir al fisio o nadar para recuperarme. Es que estoy pensando en que tengo que madrugar para ir a trabajar, luego a entrenar, luego a estudiar… Hay muchas jugadoras que se dedican íntegramente al fútbol. A mí me pasó que volvía de Villarreal y coincidí con las jugadoras de la Real en el avión. Lo cogimos un jueves a las 7 de la mañana. Nos tuvimos que levantar a las 5 o 5:15. Aterrizamos en Bilbao y me dijo una jugadora: “Bueno qué, hoy descanso ¿no?”. ¿Tú descansas? Yo entro a trabajar de 9 a 16h de la tarde. “¡Qué me estás contando!”, me decía… Es que ellas iban a descansar y a mí me estaba esperando mi Aita para llevarme al trabajo. Es que son las diferencias también.

Y yo sé de muchas compañeras que han dejado el trabajo y se han dedicado al arbitraje. Y ahí está la mejora. Yo siempre saco mis horitas para preparar un partido… En ese esfuerzo nuestro está la mejora. Las polémicas de este año han sido 3-4. En comparación con otros años, es una pasada. Porque todas nos estamos implicando mucho en esto. Necesitábamos tiempo y ahora estamos contestando.

La gran polémica que recuerdo de este año no fue de una árbitra española. Fue en aquel penalti del Real Madrid-Barça de Champions en Valdebebas. Y con VAR.

Vi el corte de la jugada, porque no lo vi en directo. Como hemos hablado, yo soy mucho de dejar jugar. Conmigo las jugadoras saben que pueden recibir pero también que pueden repartir. Para que sea una falta tiene que ser FALTA, imagínate para un penalti. Pero cada árbitra tiene su criterio. Que para mí no lo fuera no significa que no lo sea. Yo vi la repetición a cámara lenta, en redes sociales, porque no lo pude ver en directo. En cámara lenta sí que parecía. Pero una compañera me lo decía: a cámara lenta engaña.

¿Has aprendido a vivir con el error?

Sí, lo llevo bien. Hombre, si me confundo con un saque de banda no me dura tanto que si me equivoco con un penalti (risas). Lo llevo bien, pero cuando llegas a casa y ves la jugada dices: guau. Es duro. Porque muchas veces la gente cree que nos confundimos queriendo. O que les tenemos manía, o que queremos que un equipo baje o que no entre en Champions. Vamos a ver, a mí me da igual. Ojalá acabara un partido y no tuviese nadie nada que decirme. Yo te firmo todos los partidos sin tarjeta, sin posibles jugadas de área y limpio. Para mí sería un partido magnífico.

Foto: @paulagonzalezfotografia. Fuente: Arantza Gallastegi

Se ha pedido muchas veces que también piten hombres en Primera Iberdrola.

Es que ahí no mandamos. Si el Comité o la Federación decide que seamos chicas, pues somos chicas. Y luego el Comité se encarga de que estemos las que para ellos son las 22 mejores. A mí también me gustaría muchas cosas en esta vida. No siempre tenemos lo que queremos. Pero creo que el tiempo le ha dado la razón al Comité. Sí, ellas (las jugadoras), querían chicos, pero ya casi no se habla de nosotras. Es que no hay polémicas. Apostaron por nosotras y estamos devolviendo esa confianza.

Se utiliza a veces el argumento de la igualdad: si en el masculino puede haber mujeres, en el femenino debe haber hombres. Pero claro, igual esos cupos que ocuparían os impedirían crecer a vosotras.

Al principio querían chicos porque había muchísima polémica. Cuando lo que tienes no te gusta, es normal que quieras cambiar. Tampoco sabes si los chicos hubiesen acertado, porque también había polémicas con ellos. Y ahí parece que no pasaba nada. Yo vi una jugada, un despeje que se fue para atrás, lo cogió la portera y se pitó cesión. Vimos permitir seis cambios, cuando no se podía. Y eso fueron chicos. Lo de querer hombres fue una precipitación, porque estaban viendo que nos estaba costando. Porque es verdad, no podemos negarlo. Nos costó adaptarnos. Pero ahora mira, han pasado los años y hemos demostrado que estamos capacitadas para estar bien.

Una gran prueba de ello es vuestra compañera Marta Huerta de Aza, que pitará en la Eurocopa de este verano.

Que una compañera llegue allí nos enorgullece a todas. Va abriendo camino. Marta va a ir a un Europeo, está en 1ª RFEF. Somos las primeras que nos alegramos por ella un montón. Porque sabemos lo difícil que es estar aquí, aguantar críticas y que ella siga adelante, abriendo paso y se siga haciendo grande. Es una gozada. Y puedo decir, como las abuelas con sus nietos: esa es compañera mía. Es muy merecido.

¿La ves algún día arbitrando en Primera División masculina?

Espero que sí. Pero bueno, es ir quemando etapas, seguir trabajando, seguir luchando. Si llega hasta ahí es porque se lo habrá ganado. ¿Por qué no?

Tú que eres joven y ya figuras entre las mejores árbitras de la Primera Iberdrola… ¿te ves algún día allí también?

Yo siempre digo que sueños tenemos todas, pero si no trabajas por ellos no vas a conseguir nada. Trabajo por disfrutar. Es un mundo muy complicado, aguantas críticas y comentarios que considero que no tengo porqué aguantar a día de hoy, y aun así sigo disfrutando del arbitraje. Duraré, por muy joven que sea, lo que el cuerpo y la mente quiera durar. Y luego tienes que tener mucha suerte. Muchas jugadas, estar colocada para verlo, que te respeten las lesiones y la cabeza. Poder decir: mira, me da igual lo que digan, yo sigo aquí. Lo que pueda subir, subiré. Y si me tengo que quedar aquí, no tengo ningún problema con eso. No tengo objetivos de aquí a la estratosfera. Yo lo hago porque disfruto ¿Y si me propongo ascender de aquí a cinco años a 2ª RFEF, y no lo consigo? No quiero frustrarme. Si tengo premios, pues mejor. Si no los tengo, como tampoco los estoy buscando, seguiré igual de contenta.

¿Tú familia cómo vive los partidos que arbitras?

No los viven (risas). Directamente me ven desde la tele a veces y ya está. Mi Aita me fue a ver a mi debut en 3ª División, y me hizo mucha ilusión porque nunca había venido a verme a un partido. A este se lo pedí, y fue solo, se quedó apartado en un lado de la grada. Y muy contenta.

¿Qué te dijeron tus padres cuando te metiste a árbitra?

Yo creo que mi familia se creía que iba a ser cosa de un año o dos. No imaginaban que iba a estar tanto tiempo, ni siquiera dejar el fútbol por el arbitraje. Y la verdad es que ahora están contentos, porque saben que yo estoy bien. Cuando llego mal de un partido, ellos lo han sabido, solo con verme la cara. Y saber que siempre están apoyándome también te da fuerzas. Nunca me han dicho que lo deje, porque saben que me gusta.

El arbitraje requiere responsabilidades, concentración, sacrificio… ¿sientes que te ha ayudado a madurar?

Yo creo que se madura de forma diferente. Yo soy dos: la persona y la árbitra. Fuera no soy como en el campo, en el campo nunca sonrío (risas). Soy más seria. Lo más importante es que fortaleces la mente. Tienes que soportar mucha presión, y eso me ha venido bien para el trabajo o los estudios, por ejemplo. Lo gestionas mejor.

Tú que eres bastante futbolera, ¿disfrutas en el campo con los detalles técnicos, las paradas, los golazos…?

Cuando ves auténticos golazos, te sale la reacción. Hace poco, la portera del Alavés aplaudía el gol que le había hecho Claudia Pina. Es que hay que ser objetiva. En el campo intento cortarme, porque tienes rivales al lado. Pero obviamente lo pienso. Si es un golazo, es un golazo. Y también pienso en hasta dónde habría llegado si hubiese seguido jugando. Pero como no estoy, tampoco lo quiero pensar mucho porque estoy súper orgullosa de donde estoy a día de hoy, no quiero darle muchas vueltas.

Fuente: Arantza Gallastegi

Has arbitrado varios partidos al Barça este año, casi todos goleadas (0-8 al Villarreal, 1-10 al Sevilla). ¿Es más fácil pitar a ellas?

Yo los considero los partidos más difíciles. A nivel de colocación es muy difícil, por cómo juegan. Y luego, que a mí me llegaron a decir: “encima les pitas un penalti”. Yo no les estoy dando nada, es que ha sido penalti. Todos los equipos tienen algo que les hace ser difíciles. Contraataque, achuchar en los últimos 20 minutos… las estrategias nos condicionan a nosotras. Que un equipo esté encerrado atrás y luego salga rápido a la contra me hace pegar un esprint de portería a portería. No hay un solo equipo que no tenga una particularidad. Y si no estás concentrado, te lo puedes comer. Si es un saque de banda, pues ni tan mal. Ojalá todos mis problemas fueran un saque de banda en un centro del campo. Pero un penalti o una roja dices… guau, qué hago yo aquí ahora.

¿Quién dirías que es el equipo que por hacer tantas faltas es más difícil contenerte a la hora de sacar tarjetas? Aunque tú no eres de sacar muchas…

No soy casi ni de pitar faltas (risas). No te sabría decir, no he cogido a todos los equipos este año. Me gustan los equipos que son guerrilleros, porque les dejo jugar. Pero hay partidos que me obligan a pitar. Si en el minuto 10 tengo a dos en el suelo, pues igual tengo que pitar falta. Porque tengo que proteger la salud de las jugadoras, que ninguna de las 22 termine coja el partido.

¿Alguna jugadora te ha felicitado alguna vez tras acabar un partido?

Hay quien me felicita, hay quien no me quiere ni dar la mano. Cada una con su conciencia. Es que me tienes manía, me dicen. Hay que echarle la culpa al otro, no hay autocrítica. Eso las árbitras lo hemos trabajado, a ver si lo hace también el resto del mundo. Ya no solo jugadoras y cuerpo técnico, también los aficionados.

En el fútbol femenino, una árbitra joven igual no choca tanto, porque también hay muchas jugadoras jóvenes. ¿Pero cómo de diferente es tratar con una veterana?

Más difícil. Tenemos que hacer de psicólogos. El hecho de haber jugado me hace entenderles. Porque sé lo que es que te piten algo en contra y que no estés de acuerdo. Me pongo en su situación y que ellas también entiendan mi postura. Pero se nota mucho cuando es veterana y cuando no.

Leí que te dieron un toque por hablar mucho con las jugadoras.

Sobre todo en chicos. Me dijeron que hablaba demasiado con los jugadores. Pero es que es mi forma de arbitrar, igual que dejar jugar. Es mi forma de entender el arbitraje y el fútbol. Hay informadores que les parece bien, porque me dicen que es un arbitraje preventivo, que me llevo las jugadoras a mi terreno. Y otros dicen que no tengo que dar tantas explicaciones, que pite y punto. Me he llevado broncas y halagos. Yo seguiré así porque es como entiendo el fútbol y el arbitraje.

¿Es posible que te parezcas un poco a Mateu Lahoz? Aunque tu referente es De Burgos Bengoetxea.

Cuando empecé, entrenaba con él. Me ves con 19 años entrenando con un árbitro de Primera División como es Ritxi, con el prestigio que tiene. Dices, ¡guau!, obviamente. Es como si a un jugador que empieza a jugar le pones a Messi, Cristiano o Mbappé. Cada uno se fija en su referente.

Tú que eres de Galdakao (Vizcaya), y que no puedes arbitrar a equipos vascos… Si fueras del Athletic, ¿te dejarían decirlo?

También podría ser de la Ponferradina (risas). Mi familia es del Athletic, pero a día de hoy no animo a ningún equipo. Soy muy pro equipos vascos. Por mí que estén todos en Primera. Defiendo mi tierra. Todos los de baloncesto y de rugby, a Primera también. Me gusta fomentar lo mío. Ver que el deporte vasco está arriba me gusta. Yo soy de Vizcaya, que se supone que hay una gran rivalidad con Donosti, pero yo estoy súper orgullosa de que la Real Sociedad se haya clasificado para Champions. Se lo merecen porque han hecho una temporada increíble.

Al final, el que se hace árbitro, adquiere una neutralidad para siempre.

Es que cuando estoy viendo un partido del Athletic en la tele con mi padre, él no tiene esa neutralidad. Las jugadas grises siempre caen del lado de un equipo. Qué no, si es gris, es gris. Y en un partido, si yo pito una faltita, y me viene una jugadora a recriminarme, siempre le digo: “Si te la hubieran hecho a ti, ¿me la estarías pidiendo? Y me dice: sí. ¿Entonces? ¿Por qué está mal pitada la falta? Yo esa neutralidad la gané cuando me hice árbitra. Porque como jugadora era igual. Me tocaban y pedía falta. Y si hacía falta, decía que tocaba balón (risas). Cuando les haces esas preguntas siempre les pillas.

Imagen de cabecera: Arantza Gallastegi

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