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Fútbol asiático

Arabia Saudita: baile de entrenadores para los Hijos del Desierto

Los “Hijos del Desierto” asistirán a su quinto Mundial, regresan desde Alemania 2006, hasta ese momento todas sus participaciones venían siendo consecutivas desde Estados Unidos 1994.

Arabia Saudita, como toda nación del oriente medio representa un destino exótico. Dicho país, resalta por contar con las segundas reservas de petróleo más grandes del mundo, solo por detrás de Venezuela.

La economía saudita ha sido considerada como un mercado emergente desde el inicio de la explotación y exportación petrolera desde 1973 en donde los precios del petróleo empezaron a despuntar desembocando en que su capital, Riad, sea una urbe moderna y turística a pesar de que la cultura del país está codificada por la religión y los principios morales heredados de una larga tradición cultural musulmana.

A nivel futbolístico, su selección nacional cuenta con importante prestigio en Asia, donde ha ganado tres Copas de Asia, solo superado por Japón, con cuatro, aunque la última coronación saudí ocurrió en 1996.

 “El Indio” siempre será recordado

La primera gran alegría fue el haberse clasificado al Mundial de Estados Unidos 1994 de la mano del alemán Leo Beenhakker, sin embargo, la monarquía saudí materializó una recomendación del presidente argentino de ese entonces, Carlos Menem, y contrató faltando cinco meses para la cita mundial a Jorge “El Indio” Solari, que dio con éxito el salto de llevar las riendas de diferentes clubes a asumir la responsabilidad. El conjunto árabe no deslució.

En el grupo F, se estrenaron el 20 de junio en el Memorial Stadium de Washington con el arbitraje del español Manuel Díaz Vega, ese día dieron una grata impresión ante Holanda pese a caer 2-1, ya que se habían ido al entretiempo adelante en el marcador con un gol del centrocampista defensivo, Fuad Amin en el minuto 18.

En su segunda cita, despacharon 2-1 a Marruecos y cerraron con una sonada victoria 0-1 sobre una Bélgica encabezada por Marc Wilmots.

En los octavos de final, le dieron batalla a la poderosa Suecia de Thomas Brolin, que a la postre fue semifinalista, cediendo por 3-1 en el Cotton Bowl de Dallas.

Particular despido de Parreira en Francia 98

En Francia, acudían con altas expectativas luego de titularse en la Copa de Asia de 1996, decidieron cesantear al director técnico portugués Nelo Vingada, de una amplia trayectoria en el fútbol asiático.

La tarea fue encomendada a quien había sido campeón con Brasil en 1994, el brasileño Carlos Alberto Parreira, que poco pudo hacer en los dos primeros encuentros correspondientes al grupo C, donde fueron superados por la mínima 0-1 frente a Dinamarca y goleados 4-0 contra el anfitrión.

Inesperadamente, Parreira fue separado de su cargo por la familia real saudí, siendo el octavo técnico despedido por los árabes en esos últimos cuatro años.

«Expresamos nuestras excusas a las masas de Arabia Saudita y del mundo árabe e islámico por haber fallado en la concreción de sus aspiraciones», expresó en un comunicado la monarquía en aquel entonces.

Por su parte, el mandamás brasileño, comentó: «Esta decisión me causa una gran tristeza porque no tengo nada que reprocharme ni como entrenador ni como persona. Hubiera querido continuar en el Mundial, ya que un equipo no puede construirse cambiando de entrenador todas las semanas».

El desenlace acabó con Sudáfrica empatándoles 2-2 sobre el final en el tercer partido, y ya bajo el mando de Mohamed Al Kharachi.

Corea-Japón 2002

El primer Mundial de la historia en suelo asiático resultó una pesadilla, esta vez siendo entrenados por el saudí Nasser Al-Johar.

Sorteados en el grupo E, Alemania se dio un festín en su debut, endosándoles un contundente 8-0, luego Camerún los batió 1-0 y finalmente la República de Irlanda los remató con un 0-3.

Alemania 2006

Tras la decepcionante actuación, el holandés Gerard Van der Lem asumió la responsabilidad de convencer que era el hombre para llevar a Arabia Saudita a su cuarto Mundial consecutivo, pero también fue víctima de la «premura real», siendo despedido en septiembre de 2004.

Al-Johar ocupó su lugar de manera transitoria por dos meses hasta el nombramiento del argentino Gabriel Calderón, que al final fue quien clasificó a los árabes a Alemania. El timonel sureño fue echado después de caer en tres partidos amistosos en los que el estratega comentó que lo primordial era probar nuevos jugadores.

«Todavía no encuentro los motivos de mi despedida», afirmó Calderón en febrero de 2006.

El brasileño Marcos Paquetá se encargó de guiar al equipo con solo cinco meses para prepararlo a su gusto y encarar el grupo H en el Mundial.

En su debut, contra Túnez, desperdiciaron una buena oportunidad al ser igualados 2-2 por los africanos en la última jugada del partido. Ucrania diluyó sus esperanzas al propinarles un 0-4, y España, ya clasificada, la venció 1-0 con tanto de Juanito.

Ocurrió una nueva frustración para la familia real, que habían viajado con una delegación de 11 príncipes y un cocinero particular hospedándose en el lujoso hotel Frankfurter Hof, de la ciudad de Frankfurt.

Además, la Federación Saudí reservó 89 estancias en el hotel, entre suites y habitaciones dobles, estando 23 de ellas reservadas a la comitiva real y a sus asistentes personales.

Rijkaard tampoco pudo

Los saudíes no pudieron continuar siendo un país fijo de Asia en los mundiales como ya se estaba acostumbrado. En el camino a Sudáfrica 2010, entrenados por el portugués José Peseiro fueron sorprendidos en el repechaje de la zona que otorgaba un cupo a la repesca intercontinental contra Nueva Zelanda, tras caer con global de 2-2 y por goles de visitante ante Bahréin.

En agosto de 2011, se oficializó la llegada del holandés Frank Rijkaard en un intento por regresar a la cita mundialista de Brasil 2014.

Los malos resultados no lo acompañaron. Fueron eliminados en la fase de grupos de la Copa de Naciones del Golfo de Bahréin 2013 en el que compartían grupo con Irak, Kuwait y Yemen.

La guinda del pastel fue quedarse fuera de Brasil 2014 en la tercera ronda de las eliminatorias tras quedar terceros en el grupo D, siendo incapaces de sortear a Australia, Omán y Tailandia, quedando fuera de los mejores 10.

La monarquía, esta vez con algo más de motivos, destituyó a Rijkaard, que tenía un contrato de tres años con la Federación Saudita que le reportaba unos nueve millones de dólares anuales y con una cláusula de otros cuatro millones en caso de cese anticipado.

Rusia 2018

El camino que los llevó a Rusia 2018 estuvo liderado por el timonel holandés Bert van Marwijk, que había llevado a Holanda a la final en Sudáfrica 2010.

Los saudíes recuperaron el prestigio en la región acumulando un invicto en sus seis primeros partidos en el grupo B que completaban: Japón, Australia, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Tailandia.

Terminaron segundos por detrás de los nipones, con 19 unidades en 10 encuentros, todos bajo la tutela de van Marwijk.

Insólitamente, el entrenador que había hecho que la nación petrolera regresara a un Mundial después de 12 años, también fue despedido, siendo sustituido por el argentino Edgardo Bauza, que a su vez, venía de ser echado de la selección de su país y de llevar las riendas en cuatro cotejos a la selección de los Emiratos Árabes.

Bauza, apenas duró siete meses en el cargo desde que fue contratado antes de ser despedido por perder dos amistosos en noviembre de 2017 frente a Portugal 3-0 y 1-0 contra Bélgica.

El hispano-argentino Juan Antonio Pizzi, que ganó una Copa América con Chile y luego fracasó en su intento de ir a Rusia con el combinado austral es la nueva apuesta de la monarquía, y la pregunta es: ¿Cuánto tiempo permanecerá como director técnico de los “Hijos del Desierto”?.

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